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Manuel Machado – El mal poema

24 noviembre, 2022 - Poesía
Manuel Machado – El mal poema

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EL MAL POEMA
Manuel Machado (1874-1947)

Ebrio del sueño literario marcha Manuel a París en marzo de 1899. Allí permanecerá hasta diciembre de 1900, empapándose de parnasianismo, simbolismo, decadentismo, viviendo la ilusión de una vida bohemia que apura amaneceres de alcohol por las calles de Montmartre. En definitiva, absorbiendo todo el espíritu fin de siècle que invadía la vieja Europa y que en nuestro ámbito hispánico se envolvió bajo el nombre desafiante de Modernismo, nuevo avatar de la protesta romántica contra un mundo materialista, ramplón y feo. Esa añoranza de una belleza perdida les llevará, en ocasiones, a soñar con épocas pretéritas (Grecia, Roma, la Edad Media, el Renacimiento italiano, el Versalles dieciochesco) o a descubrir el alma de las cosas vilmente arrojada a los vertederos de la industrialización. Esto último les conecta, de nuevo, con aquel gusto romántico por el sabor local, el pintoresquismo, y que proporciona al fin de siglo su sabor inconfundible, unas veces cosmopolita, otras, local. O, hablando ya de Manuel, castizo y aun flamenco.
Pues bien, todo este espíritu modernista lo plasmó en los estupendos poemas de Alma (1902). A partir de ahí, se aprecia una evolución que culminará en El mal poema, aparecido en 1909, y que, podría decirse, marca el final de Manuel como joven y como artista. Y es que el libro supone una seria rectificación –casi un arrepentimiento- de sus juveniles ensueños. Ello expresado con una maestría más que notable: léxico garboso, uso elegante y muy expresivo –valga la paradoja- de la elipsis, un absoluto dominio del ritmo poético y ese gusto por el sorprendente contraste entre lo emotivo y la despiadada autoironía.
Manuel Machado no persiguió su ideal hasta el fin como hiciera Alejandro Sawa (a quien, por cierto dedica un precioso poema), el patético y maravilloso Max Estrella de Luces de bohemia, de Valle-Inclán. Decidió a los 35 años que debía “sentar cabeza”, expresión que refleja perfectamente el mundo acomodado y pequeñoburgués en que se movió a partir de entonces. Por supuesto, es una opción inobjetable y sensata a carta cabal. De hecho, ahí radica el encanto de ese excelente y singular libro que es El mal poema, escrito con maestría expresiva para renunciar al sueño que la había propiciado.

cartel manuel machado-cuadro

 

CRÉDITOS: (poema/voz/música)

0. Presentación/Fernando Alcaine/Mezquita (Recuerdos de mi tierra)-I
1. Retrato/Néstor Barreto/ Mezquita (Recuerdos de mi tierra)-II
2. A Alejandro Sawa/Lola Orti/ Mezquita (Recuerdos de mi tierra)-III
3. A José Nogales, muerto/Mª José Sampietro/Manolo Sanlucar-I
4. Yo, poeta decadente/Mingo España/ Manolo Sanlucar-II
5. La canción del alba/Elena Parra/ Manolo Sanlucar-III
6. Alcohol/Néstor Barreto/ Manolo Sanlucar-IV
7. Cordura/Lola Orti/ Manolo Sanlucar-V
8. Internacional/Mingo España/ Manolo Sanlucar-VI
9. Nocturno madrileño/Mª José Sampietro/ Manolo Sanlucar-VII
10. Última/Elena Parra/ Manolo Sanlucar-VIII
11. Chouette/Néstor Barreto/ Manolo Sanlucar-IX
12. Paz/Lola Orti/ Manolo Sanlucar-X
13. Mi Phriné/Mingo España/ Manolo Sanlucar-XI
14. La canción del presente/Mª José Sampietro/ Manolo Sanlucar-XII
15. A mi sombra/Néstor Barreto/ Manolo Sanlucar-XIII

 

 

1 – RETRATO

Esta es mi cara y ésta es mi alma: leed.
Unos ojos de hastío y una boca de sed…
Lo demás, nada… Vida… Cosas… Lo que se sabe…
Calaveradas… amoríos… Nada grave,
Un poco de locura, un algo de poesía,
una gota del vino de la melancolía…
¿Vicios? Todos. Ninguno… Jugador, no lo he sido;
ni gozo lo ganado, ni siento lo perdido.
Bebo, por no negar mi tierra de Sevilla,
media docena de cañas de manzanilla.
Las mujeres… -sin ser un tenorio, ¡eso no!-,
tengo una que me quiere y otra a quien quiero yo.
Me acuso de no amar sino muy vagamente
una porción de cosas que encantan a la gente…
La agilidad, el tino, la gracia, la destreza,
más que la voluntad, la fuerza, la grandeza…
Mi elegancia es buscada, rebuscada. Prefiero,
a olor helénico y puro, lo “chic” y lo torero.
Un destello de sol y una risa oportuna
amo más que las languideces de la luna.
Medio gitano y medio parisién -dice el vulgo-,
Con Montmartre y con la Macarena comulgo…
Y antes que un tal poeta, mi deseo primero
hubiera sido ser un buen banderillero.
Es tarde… Voy de prisa por la vida. Y mi risa
es alegre, aunque no niego que llevo prisa.

2 – A ALEJANDRO SAWA

Jamás hombre más nacido
para el placer, fue al dolor
más derecho.
Jamás ninguno ha caído
con facha de vencedor
tan deshecho.
Y es que él se daba a perder
como muchos a ganar.
Y su vida,
por la falta de querer
y sobra de regalar,
fue perdida.
Es el morir y olvidar
mejor que amar y vivir.
Y más mérito el dejar
que el conseguir.

3 – A JOSÉ NOGALES, MUERTO

Silba en el aire ya la bala
que nos ha de matar, y en tanto
ciega nuestros ojos un llanto
de despedida. En la hora mala
de tu partida, compañero,
nos preguntamos unos a otros
cuándo nos tocará a nosotros…
Psicología de torero.
Es bien cruel, bien española,
pero divierte a la canalla,
y hay que seguir en la batalla
mientras tu huesa queda sola.
¡Valiente soldado del Arte,
adiós, que luego nos veremos!…
También nosotros pronto iremos
con nuestra música a otra parte.

 

4

Yo, poeta decadente,
español del siglo veinte,
que los toros he elogiado,
y cantado
las golfas y el aguardiente…,
y la noche de Madrid,
y los rincones impuros,
y los vicios más oscuros
de estos bisnietos del Cid:
de tanta canallería
harto estar un poco debo;
ya estoy malo, y ya no bebo
lo que han dicho que bebía.
Porque ya
una cosa es la poesía
y otra cosa lo que está
grabado en el alma mía…

Grabado, lugar común.
Alma, palabra gastada.
Mía… No sabemos nada.
Todo es conforme y según.

 

5 – LA CANCIÓN DEL ALBA

El alba son las manos sucias
y los ojos ribeteados.
Y el acabarse las argucias
para continuar encantados.

Livideces y palideces,
y monstruos de realidad.
Y la terrible verdad
mucho más clara que otras veces.

Y el terminarse las peleas
con transacciones lamentables.
Y el hallar las mujeres feas
y los amigos detestables.

Y el odiar a la aurora violada,
bobalicona y sonriente,
con su cara de embarazada,
color de agua y aguardiente.

Y el empezar a ver cuando
los ojos se quieren cerrar.
Y el acabar de estar soñando
cuando nos vamos a acostar.

 

6 – ALCOHOL

CLARO nombre, mortal como el pecado
y la herida del corazón.
Agua de perdición.
Nombre de demonio.
Delicia insana.
Mal placer…
¡Alcohol!
Mentira, química, muerte.
Falso fuerte,
dicha fea…
¡Maldito sea!

 

7 – CORDURA

SAGESSE, cordura… Mi pobre Verlaine,
di a la vida, contigo tan mala y tan dura,
que tenga cordura
también.
Di a la vida,
que aullaba a tu paso
y ponía el ajenjo en tu vaso,
que sea más cuerda,
que olvide y perdone…
Y, si no, dile el mot de Cambronne…

Quien gane y quien pierda
piense que jugamos.
Que los que hoy ganamos,
mañana perdemos…
Y que no sabemos…

 

8 – INTERNACIONAL

CHULO, souteneur, maquereau,
White-Chapel, Montmartre, Madrid.
son los biznietos del Cid,
los sobrinos de Diderot.
El argot
es cosa tan natural
como lo son los placeres,
el pegar a las mujeres
(que está mal)
y el caló.

Poesía de germanía
es poesía
por la gente desdeñada
todavía.

Hay cierto gusto cobarde
que halla elegante la tarde
e infame la madrugada.
(Crepúsculo vespertino,
bien mostrenco,
padre del matiz divino…)

El clarear matutino
huele a vino
y a flamenco…

Pues sabed
—vaguedad por vaguedad—
que, en el mundo, la verdad
es una cuestión de sed.
Tal la vida…
Si hoy estoy
abrazado a mi querida,
no hablemos más que de hoy.

Y mañana
hablaremos de otra cosa
más hermosa…
Si la hay, y me da la gana.

 

9 – NOCTURNO MADRILEÑO

De un cantar canalla
tengo el alma llena,
de un cantar con notas monótonas, tristes
de horror y vergüenza.

De un cantar que habla
de vicio y de anemia,
de sangre y de engaño, de miedo y de infamia,
¡y siempre de penas!

De un cantar que dice
mentiras perversas…
De pálidas caras, de labios pintados
y enormes ojeras.

De un cantar gitano,
que dice las rejas
de los calabozos y las puñaladas,
y los ayes lúgubres de las malagueñas.

De un cantar veneno,
como flor de adelfa.

De un cantar de crimen,
de vino y miseria,
oscuro y malsano…
cuyo son recuerda
esa horrible cosa que cruza de noche
las calles desiertas.

 

10 – ÚLTIMA

Ya me ha dado la experiencia
esa clásica ignorancia
que no tiene la fragancia
del primero no saber.
¡Oh la ciencia de inocencia!
¡Oh la vida empedernida!…
Desde que empezó mi vida
no he hecho yo más que perder.
Ya mis ojos se han manchado
con la vista de lo feo.
No creía… Y ahora creo
en todo y en algo más.
He querido serlo todo
y ya ni sé si soy algo…
De lo que dicen que valgo
no me he creído jamás.
Escritor irremediable,
tengo la obsesión maldita
de la vil palabra escrita
en el odioso papel.
Y mi ingenio -¡el admirable!-
en mi martirio se ingenia…
Con él y mi neurastenia
llevo el alma a flor de piel.
Apenado, sin dolores.
Amoroso, sin mujeres.
Libertino, sin placeres,
y rendido, sin reñir.
Ando, amante sin amores,
con mi juventud podrida,
por la feria de la vida,
sin llorar y sin reír.
La gloria… ¡para mañana!
¿El dinero? Yo no quiero
placeres por mi dinero…
La voluntad… ¡Es verdad!
Con ella todo se gana;
borra montes, seca pontos…
Yo no he visto más que tontos
que tuvieran voluntad.
Y ahora, en mitad del camino,
también me cansa el acaso.
… Perdí el ritmo de mi paso
y me harté de caminar.
La voluntad y el destino
diera por una bicoca…
– Y yo…
– Tú, calla. ¡Tu boca
es sólo para besar!

 

11 – Chouette

En cualquier parte hay un espejo,
un poco de agua clara y un peine. Y si la nena
es bonita, ¡ya está! La noche pasa,
y el nuevo día llega.
Y no se te conoce
la batalla de amor ni a ti ni a ella.

Y luego, son dos vidas
separadas, ajenas,
dos mundos. Tú, al trabajo
cotidiano, a la eterna
lucha, pequeña o grande, cosas de hombre
archisabidas… Ella,
a dormir y a esperar la noche. Y viene
la noche, y la despierta.

 

12 – ¡PAZ!

¡Qué harto estoy de luchar!…Tirar a un lado
El puñal y el revólver y la espada,
Y el mentir y las uñas aceradas,
Y la sonrisa falsa y el veneno…
¡Y ser un día bueno, bueno, bueno…!

Y reir de alegría y llorar de dolor,
¡y amar el agua clara sin sabor ni color!
¡y la sencilla paz de los días iguales!
Y las amables sutilezas de
Una creencia antigua en cosas inmortales,
Que nos permitan un inocente “yo sé”.

 

13 – MI PHRINÉ

NO es cinismo. Es la verdad:
Yo quiero a una mujer mala
fuera de la sociedad.
Una déclassée, lo sé,
pero… ¿la conoce usté?
¡No! Pues, bueno;
sea usted bueno y cállese,
que es el saber más profundo,
y nadie diga en el mundo
de este agua no beberé.

Es hermosa.
Sabe ser
a ratos voluptuosa
y querer,
o no querer.

De la prosa, sabe hacer
otra cosa.
Y es mujer
muy hermosa,
muy hermosa y muy mujer.

Lo tiene todo bonito
mi Phriné…
Desde el cabello hasta el pie
chiquito.

Ahí tiene usté
disculpado mi delito.

—No es delito.
—Ya lo sé.

 

14 – LA CANCIÓN DEL PRESENTE

No sé odiar, ni amar tampoco.
Y en mi vida inconsecuente,
amo, a veces, como un loco
u odio de un modo insolente.
Pero siempre dura poco
lo que quiero y lo que no…
¡Qué sé yo!
Ni me importa…
Alegre es la vida. Y corta,
pasajera.
Y es absurdo,
y es antipático y zurdo
complicarla
con un ansia de verdad
duradera
y expectante.
¿Luego?… ¡Ya!
La verdad será cualquiera.
Lo precioso es el instante
que se va.

 

15 – A mi sombra

Sombra, triste compañera
Inútil, dócil y muda,
Que me sigues dondequiera
Pertinaz como la duda.

Amiga que no se advierte,
Compañera que se olvida,
Afirmación de la vida
Que hace pensar en la muerte.

Retrato, caricatura…
Algo que soy yo y no es nada.
Cosa singular y pura,
Al par que broma pesada.

Obsesión y diversión
Del poeta solitario.
Insignificante y vario
Tema de meditación.

Primera copia grosera
Del cuerpo, y quizá del alma…
¿por qué esa terrible calma
Muda que me desespera?

Querría a veces borrarte,
Pìntura de brocha gorda.
…Mas yo he oído tu voz sorda
Y opaca en alguna parte.

Y conozco tu bondad
Socarrona y oportuna.
Y tus bromas a la luna,
Y tu gran fidelidad.

Dime, pues, en la postrera
Hora, en el último trance,
Cuando la luz no me alcance,
¿tú dónde irás, compañera?

Compañera que se olvida,
Amiga que no se advierte…
Afirmación de la vida
Que hace pensar en la muerte.

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