En el programa de hoy, cuarto de esta temporada y primero del presente año 2022, os propongo una aproximación a algunas de las producciones audiovisuales que desde los primeros tiempos del cine han tenido a Zaragoza como telón de fondo o escenario (real o figurado) de la trama. En esta relación incluiremos películas, cortometrajes, documentales, dibujos animados y hasta vídeos musicales, ordenados cronológicamente según su fecha de producción, que nos ofrecen de esta forma una interesante galería de imágenes de la ciudad desde la Edad Media y hasta nuestros días.
Comenzamos el viaje… y como no podía ser de otra forma, arrancamos con la “Salida de misa de doce del Pilar de Zaragoza”, de Eduardo Jimeno, considerada la génesis del cine español, si bien con dudas respecto a su datación entre 1896 y 1899, aunque en 1996 y con toda la pompa y boato se celebró en Zaragoza la gala “100 años de cine español”. De 1907 y rodadas por Ignacio Coyne se conservan algunas “Escenas callejeras”, y desde mediados de los años 10 y hasta mediados los años 20 su socio Antonio Tramullas rodó varios reportajes de actualidad, como el primer tractor de la Granja Agrícola, la inauguración del grupo escultórico de la fosa común del cementerio, la visita de unos operadores de la cinematográfica Fox a Zaragoza, escenas de navegación por el Canal Imperial, y terminando con la visita del rey Alfonso XIII en 1925. Además, Tramullas dirigió en 1921 una obra de ficción titulada “El diablo está en Zaragoza”, rodada en el Petit Park, y lamentablemente perdida. De 1925 son los rodajes de las castizas películas mudas “Nobleza Baturra”, de Juan Vilá Vilamala y Joaquín Dicenta Badillo, y “Gigantes y Cabezudos”, de Florián Rey. En 1932 se rodó la película documental sensacionalista “¡El Pilar se hunde!”, y de 1933 se conserva un reportaje italiano centrado en la comparsa de Gigantes y Cabezudos en las fiestas del Pilar. De los años de la Guerra Civil y primera posguerra se conservan algunos noticiarios fascistas italianos, con reportajes sobre prisioneros de guerra republicanos en el campo de concentración de la Academia General Militar (1938); la visita de Franco durante las fiestas del Pilar (1939); y la inauguración de la estatua de César Augusto regalada por Mussolini (1940).
El Noticiario Cinematográfico Español, NO-DO, merecería por sí solo un monográfico, ya que nos ha dejado una buena colección de reportajes que de forma cristalina muestran diferentes aspectos de la monolítica Zaragoza oficial del franquismo, como las obras de embellecimiento de la plaza del Pilar (1944); la visita de Eva Perón (1947); las obras de ampliación para dar cabida a la Base Aérea norteamericana (1955); la entrega de despachos a una nueva promoción de alféreces en la AGM (1957); el traslado de los restos del general Palafox al Pilar (1958); una visita de Franco (1959); un vuelo sobre el río Ebro (1960); el Vº Congreso Eucarístico Nacional (1961); el I Congreso Diocesano de Hombres Católicos (1966); el certamen de la Maja Internacional y los cuarenta y cinco minutos motonáuticos (1969); Franco en Zaragoza (1970); la inauguración de Mercazaragoza (1972); y la ofrenda de flores de 1973.
Regresamos a los años 40 para referirnos a película “Il trovatore” (Carmine Gallone, 1949), basada en la ópera homónima de Giuseppe Verdi, en la que el palacio de La Aljafería y su torre llamada del Trovador son parte central de la trama. Por cierto que los Hermanos Marx ya incluyeron en 1935 esta obra en su genial “Una noche en la ópera”. Llegamos a los años cincuenta, cuando en dos producciones españolas de 1950 aparece Zaragoza como escenario visual: ocasionalmente, en “Brigada criminal” (Ignacio F. Iquino), y de lleno en la mítica “Agustina de Aragón” (Juan de Orduña) y su recreación de la Zaragoza de principios del siglo XIX. Un documental norteamericano de 1951 titulado “This is Cinerama” (esto es Cinerama) (Merian C. Cooper) incluye un cuadro de jotas en la plaza del Pilar, y el cortometraje “Por el camino de la jota” (Francisco Centol, 1957) incluye imágenes de la zona monumental de Zaragoza, mientras que el singular cortometraje titulado “El rey” (José Luis Pomarón, 1959), ofrece tomas de algunas zonas bastantes menos turísticas y monumentales de la ciudad.
Ya en los años sesenta, la película “Alma aragonesa” (José María Ochoa, 1961), incluye escenas rodadas en el entorno de la finca del Castillo Palomar; y la curiosa “Horizontes de luz” (León Klimovsky, 1961) ofrece un típico recorrido turístico por la ciudad inserto en la trama. También de 1961 es el documental turístico “Zaragoza ciudad inmortal” (José Antonio Duce). La película “Accidente 703” (José María Forqué, 1962) muestra imágenes de la moderna avenida de la Independencia y de la calle de San Vicente de Paúl. De 1965 es la hipnótica película polaca que traslada al celuloide la obra de Jan Potocki “El manuscrito encontrado en Zaragoza”, dirigida por Woyciech J. Has, con escenas que recrean la Zaragoza de 1705, durante la Guerra de Sucesión Española.
El cortometraje “La persecución” (Alberto Sánchez Millán, 1965) incluye insólitas imágenes de lugares ya desaparecidos del Casco Histórico de Zaragoza. De la referencial “Culpable para un delito” (José Antonio Duce, 1966), rodada casi íntegramente en Zaragoza, ya nos ocupamos de forma monográfica en un programa del año pasado. De 1970 es el cortometraje “El payaso” (Manuel del Real), que utiliza Zaragoza como fondo escénico en escenas rodadas en pleno centro urbano; y la película “Perros callejeros II: Busca y captura” (José Antonio de la Loma, 1979) introduce a Zaragoza en el castizo “cine quinqui” de la época.
De los años ochenta podemos destacar las siguientes producciones que tienen a Zaragoza como escenario: el cortometraje “La Pabostría” (Chiribito Films, 1981), centrado en esta singular calle zaragozana; la serie de televisión “Ramón y Cajal” (José María Forqué, 1982); la película “1919. Crónica del alba. 2ª parte” (Antonio José Betancor, 1983); el documental “Aragón: dos ríos” (Alfredo Castellón, 1983); el audiovisual “El último hombre. Miguel Labordeta” (Emilio Alfaro, 1985), donde el Casco Viejo hace de telón de fondo para la narración de varios textos de este poeta; la serie documental “A vista de pájaro”, que dedicó en 1986 el programa a Zaragoza; y el documental y dramatización “Biografía interior” (Antonio Artero,1988) también centrada en la peripecia vital y creadora del poeta Miguel Labordeta.
De los años noventa son algunos videos musicales con Zaragoza de telón de fondo, como “La mujer portuguesa” (El niño gusano, 1995) y “Donde muere la carretera” (Ángel Petisme, 1998). De 1997 es la película “Carreteras secundarias” (Emilio Martínez Lázaro), con un buen puñado de localizaciones zaragozanas. En estos años noventa hay además una auténtica explosión de cortometrajes rodados en Zaragoza, de tal forma que en alguno de ellos incluso aparezco yo.
Llegados a los años 2000, nos encontramos con que curiosamente el asedio de Saraqusta realizado por el ejército franco de Carlomagno en el año 778 aparece ni más ni menos que hasta en tres producciones audiovisuales, todas “extranjeras”: la serie italiana de dibujos animados “Carlo Magno” (Il Nam Kim, 2004); la película documental “778. La chanson de Roland” (la canción de Roland) (Olivier van der Zee, 2010); y la miniserie documental alemana “Karl der Grosse” (Carlomagno) (Gabrielle Wengler, 2013). Con estos antecedentes y ya en 2020, en la serie española “El Cid” aparece recreada digitalmente la Saraqusta de la Taifa gobernada por Al-Muqtádir Billah cuando un ‘Ruy’ Díaz de Vivar al servicio del rey Sancho II de Castilla entra en La Aljafería. Y terminamos nuestro recorrido de hoy en la Zaragoza de los primeros años noventa del pasado siglo recreada como telón de fondo en la multipremiada película “Las niñas” (Pilar Palomero, 2020). Muchas de estas referencias audiovisuales a las que aquí me he referido son accesibles mediante el internet universal y gratuito. Os animo a acercaros a ellas, mientras se pueda, para viajar a la Zaragoza que en ellas aparece. Merece la pena.
Un cordial saludo, no comáis carne de macrogranjas, que no es bueno para vuestra salud (incluida la mental) y hasta una próxima ocasión.
-José María Ballestín Miguel-
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