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Zaragoza te habla – Pioneros del ‘foot-ball’

21 marzo, 2024 - Zaragoza te habla
Zaragoza te habla – Pioneros del ‘foot-ball’

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Zaragoza te habla/temporada 2023-24/Programa 7
“Pioneros del foot-ball”

CARTEL ZTH - foot-ball-cuadro

Bienvenidos todas a este séptimo programa de la presente temporada 23-24 que en lo futbolístico y en lo referido a la denominada “Liga” va camino semana a semana de su consunción rutinaria, monopolizando día sí, día también, los titulares de la información considerada “deportiva”, siempre tan aburrida, repetitiva e inane como todas las temporadas que nos han precedido, y todas las que nos queda por delante, si dios no lo evita, que no lo hará. A estas alturas o bajuras de la temporada parece evidente que el equipo local llamado Real Zaragoza Sociedad Anónima Deportiva parece que tendrá, una temporada más, que seguir asándose a fuego lento en el denominado despectivamente “infierno” de la segunda división en el que está instalado desde el año 2013, privando así a sus fieles aficionados y sus fanáticos de la posibilidad de ascender a primera, aunque en compensación les dará otra vez más una buena dosis de emoción en este caso tratando de evitar el descenso a la categoría de la “Primera Federación”, antigua Tercera División, categoría en la que no milita desde 1948. Ya va siendo hora. Al mismo tiempo, el proyecto de una nueva Romareda sigue su curso tal y como demanda el sector especulativo-inmobiliario que rige viento en popa los destinos políticos de la ciudad. Y ya que estamos tan ricamente metidos en arena futbolística, hoy os propongo un breve viaje en el tiempo y el espacio a los primeros tiempos del foot-ball en la ciudad, concretamente en el que fue su primer escenario reconocido: Campo del Sepulcro.Vamos, pues, a ello.

Para adentrarnos en los orígenes en Zaragoza de este deporte importado de Inglaterra tendremos que dejar de lado todo lo que en la actualidad éste representa y supone. Así de sencillo. Y llegaremos así a la implantación de una práctica sportiva para la que no existían ni siquiera las palabras con que referirse a ella, por lo que muchas de ellas eran directamente anglicismos o traducciones literales de palabras inglesas, de tal forma que fútbol era foot-ball; los futbolistas eran footballistas; el encuentro era un match; los equipos eran teams; el árbitro era Referée y los líneas, Linesmen; el gol era goal; el disparo era shoot; el saque de esquina era corner y el portero era goal-keeper. Una verdadera jerga de iniciados incomprensible para la mayoría de la sociedad. Era este un deporte extravagante, elitista y a la vez completamente “amateur”, introducido por “gentlements” foranos que reclutaron a sus primeros practicantes en la minoritaria población estudiante universitaria y masculina de la época, que abrazó su práctica con el furor del converso formando equipos la mayor parte de las veces de vida efímera y fugaz. Y su práctica carecía por supuesto de estadios o campos de fútbol tal y como hoy se conocen, pues jugar al foot-ball entonces suponía irse a un descampado cualquiera, sin porterías ni líneas que delimitaran el campo, quitarse los pantalones y quedarse en calzones, y contar con un amigo que pitara el encuentro confiando en la “caballerosidad” de los contendientes para respetar sus decisiones. Es así como llegamos al que fue el primer escenario urbano de su práctica en Zaragoza: los descampados de Campo del Sepulcro frente a la estación de ferrocarril del Mediodía o de Madrid, entre las cuadras militares, la fundición de Mercier y la calle de la Industria. En este entorno surgió el fútbol aficionado en Zaragoza, donde desde 1910 podían disputarse hasta cuatro partidos simultáneos dado lo extenso del terreno, que solían comenzar a las tres o tres y media de la tarde, sin importar demasiado el pedregal muchas veces impracticable sobre el que se corría levantando considerable polvareda y con gente cruzando por medio del campo, camino de la estación, en pleno partido y sin demasiados problemas.

Aunque las crónicas hablan de un pionero equipo en Zaragoza denominado Foot-Ball Club, a secas, fundado allá por 1903, su existencia apenas llegó a 1904, y es unos años después, en 1910, cuando arranca de forma más animada y efectiva la práctica más o menos organizada de este deporte. Fue así que se constituyó la Sociedad Zaragoza Foot-Ball Club a finales del mes de enero de 1910 compuesta sobre todo por estudiantes de la facultad de Medicina animados con la pretensión de “implantar en esta ciudad el foot-ball”. Este equipo jugó en Campo Sepulcro hasta 1912, cuando un empresario les cedió un terrenito junto al camino (actual avenida) de San José que convirtieron en su propio campo, e incluso llegó a medirse en terrenos de juego foranos como el del Foot-Ball Club de Pamplona. Las escasas fotografías realizadas en esa época en el terreno habilitado en Campo Sepulcro se las debemos a Aurelio Grasa Sancho, que recientemente han salido a la luz pública gracias a la encomiable labor del Archivo Barboza Grasa. En ellas podemos contemplar de forma clarividente tanto las impresentables condiciones del terreno de juego, como el impresionante entorno que lo rodeaba.

Desde entonces, otros equipos fueron surgiendo en la ciudad como en 1911 el denominado Esparta Foot-Ball Club, compuesto también por estudiantes universitarios tanto aragoneses como catalanes residentes en Zaragoza. De 1913 es el Amaika Foot-Ball Club, equipo formado en su gran mayoría por estudiantes vascos de la Facultad de Medicina, cuyo nombre ya dejaba esto bastante claro, pues hamaika es once en euskera, por los once jugadores de cada equipo practicante. En 1913 fue también fundada la Sociedad Pilar Foot-Ball-Club nutrida de alumnos y antiguos alumnos del colegio jesuita del Salvador, que en este caso encontró terreno de juego propio en un campo arrendado por lo maristas en la calle de los Huertos, en la exhuerta de Santa Engracia, que por ello recibió el nombre de “campo de los Huertos”. Otro equipo fundado en 1913 fue la Sociedad Gimnástica Zaragozana, primer gran equipo “contenedor” donde fueron a parar muchos jugadores de los primeros y efímeros equipos de la ciudad, aunque su vida efectiva tampoco fue muy dilatada y llegó apenas hasta 1915. En ese breve e intenso lapso de tiempo contó con el que fue el primer campo de foot-ball propiamente dicho de la ciudad, ¡con porterías de madera de verdad y hasta red en ellas!, líneas que demarcaban el campo, etc. Este campo estaba ubicado junto a la Industrial Química de Zaragoza, por lo que era conocido como “campo de la Química”, donde además jugaron algunos de los equipos foranos más prestigiosos en la época.

De forma absolutamente casual, la Gran Guerra de 1914-1918 tuvo una incidencia fundamental en esta epifanía del foot-ball en Zaragoza, pues cuando la colonia alemana del Camerún cayó en manos aliadas en enero de 1916 unos meses después 347 alemanes allí residentes fueron ubicados en Zaragoza, revolucionando la sociedad local de la época y también el desarrollo del foot-ball en la ciudad, ya que estos germanos fundaron el equipo del Camerún Football Club que se radicó en el nuevo campo de la calle de Bilbao, establecido por estos alemanes de procedencia africana en 1917 al alquilar para fines deportivos el antiguo lavadero del Parque o del Carmen. Este campo estuvo muy activo durante unos cuantos años, convirtiéndose en terreno de juego habitual para muchos equipos de la ciudad hasta su clausura en 1923 debida a la urbanización del entorno. Entonces el fútbol ya estaba bien prendido y sustanciado en la ciudad, de forma que continuó su desarrollo en otros escenarios que tal vez toquemos en otra ocasión o en otra vida.

Un cordial saludo y ánimos renovados para los próximos dos meses, ahora que a la ya bien conocida convocatoria de las elecciones autonómicas vascas se ha sumado, justo para ese mismo día 12 de mayo próximo, la convocatoria anticipada de las elecciones autonómicas catalanas. Como dice el dicho: cuantos más seamos, más reiremos. Mientras tanto, Donald Trump sigue llamando a las puertas de la Casa Blanca, porque si no quieres taza, toma taza y media de mierda. Hasta el próximo programa.

-José María Ballestín Miguel-

 

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