Menu

Zaragoza te habla – Las Ferias

12 enero, 2023 - Zaragoza te habla
Zaragoza te habla – Las Ferias

Sharing is caring!

En este cuarto programa de la temporada, primero del jovencito año 2023 os invito a dar un paseo y recorrer de forma virtual las distintas ubicaciones que en Zaragoza ha tenido desde el siglo XIX el ferial de atracciones que tradicional y puntualmente acude a su cita en octubre durante la celebración de las fiestas mayores de la ciudad.

CARTEL ZTH - Ferias-cuadro
El Real de la feria, Ferial de atracciones o simplemente “las ferias” es un ingrediente esencial de las fiestas del Pilar, disfrutado mucho antes de que se inventara la procesionaria de la ofrenda de flores y de frutos. Vamos a visitar, de esta forma, los escenarios urbanos donde estuvieron ubicadas estas ferias hasta residenciarse donde los vales de Valdespartera.
En la Zaragoza constitucional de la “Gloriosa” de 1868 las ferias estaban en el tramo medio del Coso desde la calle del Teatro (actual de Eusebio Blasco) hasta la plaza de San Miguel. Luego su escenario fue la recoleta plaza de Santa Fe (actual de Salamero) junto al convento de ese mismo nombre, siempre buscando hacerse un hueco en la atracción del respetable entre la oferta de corridas de toros, bailes de máscaras y representaciones teatrales varias. Allí se concentraban instalaciones de feria, exhibiciones circenses, garitas de venta de churros y de quincalla e incluso algunas de las primeras muestras de cine ambulante exhibidas en el Pabellón cinematográfico de Leopoldo Acín Mena. De allí las ferias regresaron al Coso en sus tramos medio y bajo, variando en distintas ubicaciones desde la calle del Romero (actual de José Pardo Sastrón) y hasta la plaza de la Magdalena, mientras que los espectáculos cinematográficos multiplicaban sus escenarios ambulantes en el Coso alto (frente a la casa de las Monas) y en el solar dejado por el derribo de la casa de Zaporta.
Un gran salto llevó a las ferias a los paseos de Pamplona y de María Agustín llegando hasta el gran solar de Campo del Sepulcro frente a la estación de tren de ese nombre. Más tarde, y siempre buscando una ubicación estable tan deseable como inconseguible, se establecieron en la antigua huerta de los Jerónimos de Santa Engracia, diáfana tras la celebración de la Exposición Hispano-Francesa de 1908 y el derribo de sus pabellones provisionales. Cuando la lenta urbanización de este céntrico espacio, siempre al albur y ritmo de los intereses especulativos, ya no permitió su continuidad, las ferias se trasladaron al primer tramo del cubrimiento del río Huerva, en la manzana que a la derecha quedaba delimitada por la nueva Gran Vía de la Reina Cristina, entre la calle de Ricla y la trinchera del ferrocarril de los directos. En 1933 se ubicaron en el segundo tramo recién cubierto del río Huerva, en lo que entonces era la Gran Vía de Galán y García Hernández, hasta llegar a la plaza de Castelar a través de la manzana sin urbanizar entre las calles del Arquitecto Magdalena y de Sancho y Gil, con un arco triunfal para el ingreso desde la calle de Joaquín Costa. Esta sería la última ocasión en que las ferias estuvieron tan cerca del centro urbano, ya que desde entonces el crecimiento de la ciudad las fue empujando cada vez más hacia la periferia, o aprovechando temporalmente espacios todavía sin edificar. En 1935 y con motivo de la celebración de la II Feria de Muestras Aragonesa, precisamente instalada en la Gran Vía de Galán y García Hernández (actual paseo de la Constitución), las ferias tuvieron que regresar a la Gran Vía entonces denominada de Pablo Iglesias.
Durante la Guerra Civil de 1936-1939 las ferias continuaron en la Gran Vía que desde 1938 fue avenida de Calvo Sotelo, aunque las fiestas del Pilar de 1936 debieron ser unas de las más tristes de la historia, ya que por las “especiales circunstancias” de ese año tras la sublevación armada contra la democracia republicana fueron despojadas de festejos “profanos” por lo que las ferias carecieron de carácter oficial y sólo contaron con la presencia de feriantes locales para “mitigar su indigencia”, ya que la guerra había arruinado el oficio y algunos de ellos sólo podían alimentarse de los comedores de la caridad. En 1939 las ferias recabaron en la parte más periférica del ensanche de Miralbueno, en el espacio denominado durante la guerra como “Campo de la Victoria” porque allí tuvieron lugar grandes parafernalias de corte fascista y de reafirmación del nuevo-viejo régimen. Estaba situado a la izquierda del paseo de Fernando el Católico, a la altura de la nueva plaza de San Francisco y allí permanecieron hasta 1954, cuando la progresiva urbanización de ese espacio y la construcción de manzanas de viviendas hicieron imposible su permanencia.
Desde las fiestas del Pilar de 1955 las ferias quedaron emplazadas aún más lejos, en el paseo de Isabel la Católica, entre el recinto de la Feria Oficial y Nacional de Muestras, el convento de Jerusalén y la antigua carretera de Valencia lo que obligó a desviar la acequia de la Romareda y a explanar el terreno para dar acomodo al creciente número de atracciones y a los circos. Cuando al año siguiente comenzaron las obras de construcción del campo municipal de deportes de la Romareda, el ferial de atracciones tuvo que reajustar sus límites, aunque se mantuvo allí hasta que los planes de urbanización del polígono Gran Vía (actual de la Romareda) llevó a finales de los años sesenta a tener que reubicarlo tras la Ciudad Universitaria, en un gran solar delimitado por la calle de San Juan Bosco y la prolongación de la de Violante de Hungría. Cuando allí se proyectó la construcción de la Escuela de Idiomas y, sobre todo, el nuevo Hospital Clínico Universitario, las ferias se trasladaron en 1970 al Polígono Miraflores, una despejada zona aún virgen de edificaciones delimitada entre las avenidas de San José y del Tenor Fleta, el camino de las Torres y la prolongación de la avenida de Marina Moreno. Allí permanecieron cinco años hasta que la urbanización de este polígono llevó a las ferias de regreso a la zona detrás de la Hípica, en un solar contiguo al nuevo Hospital Clínico Universitario. La provisionalidad de esta ubicación, a medio camino entre los bloques del polígono Romareda y el nuevo hospital, quedó clara desde el principio, aunque se prolongó durante seis años hasta que la antigua fábrica de cementos de Miraflores, al final de la calle de Miguel Servet, fue dinamitada durante el verano de 1982 y su solar habilitado por el Ayuntamiento para acoger el recinto ferial. Allí permaneció durante veintitrés años entre numerosas quejas de los vecinos del entorno por las afecciones de ruidos y el incremento del tráfico rodado que su presencia suponía. Esta es una constante de las ferias desde que ya en 1895 la prensa local se compadeciera de los vecinos “a quienes quepa la suerte de aguantar tamaños ruidos”.
Finalmente y tras años de negociaciones, en 2005 se anunció, tras un acuerdo alcanzado por el Ayuntamiento, la Federación de Interpeñas y la Coordinadora de Feriantes, que el recinto ferial se trasladaría a Valdespartera. Se justificó esta decisión por su gran amplitud de espacio, que cuadruplicaba el disponible hasta entonces en San José, y la ausencia de un vecindario cercano. Sin embargo, a última hora los feriantes “se plantaron” porque decían no tener tiempo material para instalarse, por lo que las ferias de 2006 permanecieron en la veterana zona de Miguel Servet, aunque en condiciones de absoluta precariedad. Por fin, las del año 2007 fueron las primeras ferias en el nuevo recinto de Valdespartera, pocos meses después de que fueran entregadas las primeras viviendas de protección oficial a los primeros pobladores de este nuevo barrio. Desde finales del siglo XIX y tras al menos catorce ubicaciones distintas a lo largo y ancho de la ciudad, por fin parece que este recinto ferial tiene visos de ir para largo… aunque eso es algo que en esta ciudad no puede afirmarse con absoluta seguridad. Vale.

José María Ballestín Miguel-

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.