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Zaragoza te habla – El 14 de abril de 1931

13 abril, 2023 - Zaragoza te habla
Zaragoza te habla – El 14 de abril de 1931

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En este séptimo programa de la temporada os propongo un recuerdo a la jornada del 14 de abril de 1931 en Zaragoza, cuando el régimen monárquico de la Restauración fue sustituido por la Segunda República tras las elecciones municipales del 16 de febrero de ese año, que dieron un claro triunfo a las candidaturas republicanas o antidinásticas y terminaron de reventar las costuras del régimen, en crisis desde hacía ya tiempo. Y esta Segunda República española llegó de esta forma sin un disparo, sin un incidente, como no podían sino reconocer abiertamente hasta sus más furibundos enemigos. En este recuerdo nos vamos a centrar en las informaciones publicadas en los cuatro periódicos zaragozanos de la época: el Diario de Avisos de Zaragoza, el Heraldo de Aragón, El Noticiero y La Voz de Aragón. Vamos a ello.


CARTEL ZTH 14 abril- cuadrado

Ya durante la noche del lunes 13 de abril en el Gobierno civil y en Capitanía general se recibieron sendos telegramas oficiales desde Madrid comunicando “el cambio de régimen y de gobierno”. Fue precisamente en Capitanía general donde primero ondeó la bandera republicana, siendo todavía las 23 h. del día 13 de abril… e inmediatamente se improvisó una manifestación republicana para celebrar las buenas noticias, encabezada por una banda militar de música que amenizó el paseíllo desde las 00.00 h. del martes 14 de abril, recorriendo las calles más céntricas de la ciudad y haciendo paradas ante los edificios públicos más representativos.

A las 8 h. de la mañana grupos de personas con banderas tricolores comenzaron a dejarse ver por el centro de la ciudad, y fue convocado un paro general en fábricas, talleres y tajos. Los tranvías comenzaron a salir de cocheras, pero inmediatamente dieron la vuelta hacia las mismas tras recibir esa indicación. También pararon los taxis, coches de caballos y gran parte de los vehículos de transporte de mercancías. La inmensa mayoría de los comercios permanecieron cerrados, y los que abrieron al poco echaron la persiana, si bien por la tarde los establecimientos de productos básicos y las panaderías estuvieron activos, garantizando así el abastecimiento básico de la ciudad.

A las 9.30 h. y en el Gobierno civil se presentó una comisión de ciudadanos republicanos para solicitar completa libertad en el ejercicio en las calles de la manifestación pública del júbilo ante el triunfo electoral y el advenimiento de la Segunda República. Se comprometieron a que el orden de las personas y las cosas no sería alterado y que reinaría un orden perfecto… Desde el Gobierno civil se accedió a ello y se anunció además que no habría presencia en las calles de la fuerza pública, salvo unas pocas parejas de la guardia civil que pasaron totalmente inadvertidas.

La mañana, de esta forma fue una sucesión de concurridas manifestaciones que recorrieron las calles de la población y de sus barrios periféricos, y en ellas se pudieron ver numerosos carteles, banderas y símbolos referidos a la naciente Segunda República, destacando los lacitos y escarapelas tricolores que lucían muchas personas. De forma señalada, los retratos de los capitanes Galán y García Hernández encabezaban los cortejos de manifestantes, y también hubo algún recuerdo para el finado régimen dinástico, como el cuadro organizado por dos jóvenes montados en un borrico, y uno de ellos estaba caracterizado como el rey Alfonso XIII en tránsito hacia el exilio voluntario… En el “Monumento a los mártires de la religión y la patria” sito en la plaza de la Constitución, la figura del ángel alado que lo remata fue decorada con dos banderas republicanas, toda una acción cargada de simbolismo en un monumento representativo de la Zaragoza eternamente decimonónica. En todas las manifestaciones destacó sobremanera la nutrida presencia de mujeres en esta muestra colectiva de alegría ciudadana. Al paso de la manifestación por el tramo alto del Coso a las 11.30 h., la sirena del Banco de Aragón rompió la hora con manifiesta reiteración, provocando una explosión de entusiasmo.

Estudiantes de todas las facultades y de las escuelas especiales formaron una de esas manifestaciones. Otra tenía como protagonistas a los obreros. El sindicato de ferroviarios convocó dos manifestaciones, una desde la estación del Norte y otra desde la estación de Campo Sepulcro o del Mediodía, y ambas confluyeron en la plaza de la Constitución. Otra manifestación fue convocada en la plaza del Portillo. La banda de música del Hospicio estuvo recorriendo la población tocando “La Marsellesa” formando su propio cortejo de manifestantes. En los barrios también fueron convocadas manifestaciones, que se dirigieron al corazón de la ciudad formado por el paseo de la Independencia, la plaza de la Constitución y el Coso.

Al mediodía estos tres viales estaban abarrotados de manifestantes. Como anécdota, un grupo de republicanos formó un cordón ante la sede del periódico “El Noticiero” en el tramo medio del Coso como forma de prevenir posibles incidentes, que ni se produjeron ni hubo que lamentarlos. En la plaza del Pilar, el cortejo de manifestantes pasó frente al templo del Pilar y nadie pudo darse cuenta de la más leve muestra de irreverencia, así como no se conoció el más pequeño daño o la menor falta de respeto a las personas.

A la hora de comer los manifestantes se retiraron a reponer fuerzas, y por la tarde volvieron a formarse diversas manifestaciones que volvieron a recorrer toda la población hasta la medianoche.

Por la tarde, los concejales electos en las recientes elecciones municipales, acompañados de mucho público ingresaron en la casa consistorial para tomar solemne posesión de sus cargos. Fue nombrado alcalde provisional Sebastián Banzo y el acto estuvo acompañado de numerosas aclamaciones y vivas a la República. En el balcón central de la casa consistorial, recayente a la plaza de la Libertad, ondeaba ya la bandera republicana. Terminada la sesión municipal, el alcalde y los nuevos concejales se dirigieron al Gobierno civil para solicitar la libertad de tres presos políticos, y luego repitieron esta demanda en la Capitanía general y en la Audiencia provincial, hasta que les fue concedida. Por cierto, que el nuevo alcalde aprovecho la ocasión para solicitar al gobernador civil (aún sin sustituir) que izase la bandera republicana, a lo que este se negó rotundamente, y por la noche regresó para volver a pedirlo, a lo que el gobernador respondió entonces que él no lo haría, pero que si lo hacía el alcalde, no se opondría. Así fue, y la bandera republicana por fin ondeó en el balcón del Gobierno civil sito en la plaza de Aragón, en medio del entusiasmo de los manifestantes allí congregados.

Como decía en sus informaciones el periódico “más antiguo de la región aragonesa”, “pocas veces habrá presenciado nuestra ciudad entusiasmo más encendido y mayores exaltaciones por una idea política”. Y todo, bueno es reiterarlo, sin ningún incidente. La Segunda República había venido en este ambiente festivo, lleno de ilusiones y profundamente cívico que aquí hemos resumido en lo referido a lo sucedido en Zaragoza. La historia no terminó aquí, evidentemente, aunque esa es otra historia que ahora no toca.
Vale.

-José María Ballestín Miguel-

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