Sharing is caring!

---

El programa de hoy lo hemos dedicado a la memoria de nuestro amigo y compañero José Antonio de Marco, pues el lunes pasado hizo un año de su muerte. Un año ya sin él, un año en el que le hemos echado mucho de menos. José Antonio empezó a colaborar con nosotros en enero de 2018, junto con María Pescador, con su espacio ‘Nueva Consciencia’. Fueron 43 programas los que emitimos con él, más de dos años en los que compartió con todos nosotros sus conocimientos de antropología, de filosofía, de psicología y tantas otras cosas, siempre con extraordinaria lucidez; con su estilo sosegado, generoso, paciente en la escucha y con fino sentido del humor. En fin, 43 programas que nos han dejado una huella imborrable. Gracias José Antonio. Siempre estarás con nosotros.

Le escuchamos en una de sus recitaciones, la primera que grabamos en enero de 2018, seguida de unas palabras que María Pescador nos ha dejado grabadas.

 

 

 

 

 

 

Yo que me oriento a lo sutil y a la unidad
a la consciencia neutra en sí
relativa absoluta de espíritu en sí
estoy en paz valgo me amo y me acepto
estoy como propia autoridad
me he pescado
he pescado al reluciente pez
que fluye en el río en el río sin orilla
he sepultado el qué dirán
el qué pensarán
he puesto a funcionar mis dones
me acepto limitada
me he pescado
he pescado al reluciente pez
que fluye en el río en el río sin orilla
me he puesto a brillar y veo claro
el pasado está perdonado
en beneficio propio de todos y de todo

estoy en agradecimiento

 

 

 

 

TE RECUERDO

 

Te recuerdo, querido Ramalús.
Te recuerdo cuando contemplo a los vencejos en sus filigranas. Me gusta imaginar que como ellos vas surcando los infinitos cuidando de ti, de todos y de todo, como siempre has hecho.
Te recuerdo, y la admiración me invade al pensar cómo en la fugacidad de una vida humana, supiste encontrar el secreto de tu existencia, y hacer brillar en ti la maravilla dormida. Aquella, que como tú nos enseñaste, y en contra dirección a lo que muchos nos intentan hacer en creer, corresponde a todo ser humano.
Querido Ramalús, te recuerdo. Con tu gorra y tus gafitas, con tu sonrisa de niño en aventura de existir. Te recuerdo. Y desde el mundo de lo visible, te envío en aladas semillas de dientes de león infinitas palabras de agradecimiento. Gracias. Gracias por estar. Gracias por cuidar. Gracias por compartir tan generosamente. Gracias por acompañar pacientemente. Gracias. Pues con tus enseñanzas cada día nos ayudamos a caminar, a resolver lo que nos ancla, ganándonos, paso a paso, las alas de los ángeles; para así, poder volar en eterno como tú a través de los cielos de unidad.
Te recuerdo querido Ramalús. Sigues en la verdolaga y en el chucrut, en el Sáhara y en el Amazonas. Sigues a la cabeza de cada bandada de grullas. Sigues con nosotros, y nosotros contigo, caminando sin reblar hacia el horizonte-sol, hacia tu querido reino del alma.
Te recuerdo Panta Rei. Y como peces en el río sin orilla, sé que volveremos a encontrarnos. Hasta entonces, me quedo con tus palabras:

“La existencia como aventura y la muerte como regalo”

Abrazos infinitos

-María Pescador (22-03-2021)-

 

COMO EFÍMERO VOY EN VIDA ETERNA

 

Como efímero voy.
Pongo luz en mis días, preparando de continuo el hecho de la muerte.
Logro permiso para acumular eternidad, y así, el hecho de la muerte pueda vivirlo como una bagatela, como un paso de tules. Pues estando eterno en vida, ya no hay muerte.
Sólo el respiro queda aquietado en alma originaria infinita que sigue otros caminos de existir.
Como efímero voy en vida eterna.
Buscando voy la liberación de todas las dualidades, de todos los sufrimientos por mis entretelas.
Como efímero voy, canto rodado.
Como salmón buscando sus orígenes, las aguas de su comienzo.
Hago reino de alma

-J. A. De Marco Libro 23, Rec. 25-

 

 

 

CANTO A MÍ MISMO

 

Canto a mí mismo, a tu sol que compartimos, a tu aire que respiramos.
Canto a mí mismo.
En este fluir de agua de lleva, en este fluir fuego que nos mueve, en este fuego hecho piedra que nos sostiene, me he regalado el mar.
Entre piedras hice una poza, la puse a mi servicio.
El mar se ha regalado conmigo, en su salada sed, en su salado son, en su danza de dedos que suenan.
Me he regalado el mar que dormía dentro, en los huecos de mis huesos, en mi alisada piel.
Te regalo el mar que late en tu recuerdo. Partera de almas, lo que se puede decir de mí, se puede decir del mundo.
Me he regalado el sol que vistió al mar azul y lo floreció en escamas.
Para beneficio propio, de todos y de todo, estoy en agradecimiento.

-J. A. De Marco Libro 3, Rec. 20-