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Nada más que música – Orquestas de baile

8 febrero, 2024 - Música
Nada más que música – Orquestas de baile

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Como todos los meses de agosto, al llegar la fiesta mayor, las carreteras de este país se llenan de furgonetas, camiones, remolques, todo tipo de vehículos en fin cargados hasta los topes de instrumentos, amplificadores y luces. Y coches, muchos coches que también van cargados de músicos, de buenos músicos que noche tras noche tienen la misión de alegrar y entretener a miles de personas que los esperan con la ilusión de celebrar que, un año más, para las fiestas, siguen vivos.
Para encontrar las primeras referencias a una orquesta deberíamos remontarnos a muchos siglos atrás. No vamos a hacerlo.
De las orquestas españolas con una formación parecida a las actuales, tenemos noticias, por ejemplo, de la “Orquesta Montgrins”, fundada en el último cuarto del siglo XIX, de los gallegos “Satélites”, de 1938 o de la “Orquesta Maravella”, que se fundo en 1951 y que todavía sigue en activo.
Pretender hacer aquí una historia exhaustiva de estas formaciones sería prolijo y un pelín pretencioso por mi parte, así que nos centraremos en una época más cercana y conocida.

CARTEL NMQM-Orquesta baile-cuadro

 

Los años 70 y 80 conocieron un resurgir de la música de baile. La progresía había descubierto que bailar podía ser divertido y, con la fe de los conversos, en echaron en los brazos de la salsa, el pasodoble, el bolero, el cha cha cha y tantos otros ritmos que, antes, ya habían bailado sus abuelos.
Así que, aprovechando esta inercia del público, se formaron para la ocasión numerosas orquestas con músicos que, abandonando tendencias más progresivas, mas jazzeras o experimentales, y con una muy buena formación musical, iniciaron una carrera que, en algunos casos, ha llegado a ser longeva.

Una de estas orquestas fue El Combo Belga.

El Combo Belga se fraguó alrededor de José Julián Monzón, alias Seju, que por esa época tocaba en el grupo Paracelso junto a su hermano José Miguel Monzón, alias Gran Wyoming, y Angel Muñzo, alias Maestro Reverendo.
Junto con otros compañeros de la tuna de Farmacia, Seju ya había conocido el éxito con su grupo Desmadre 75, ya sabéis, los de “saca el güisqui cheli”.
Pero un viaje al Caribe cambió su vida. Al frente de un sexteto que hacía música variada española, estuvo tocando durante unas navidades en un hotel de San Juan de Puerto Rico. Fue allí donde tuvo una revelación: “Punkis y rockeros, convertiros en furiosos rumberos”. Con esta misión divina, volvió a España, abrió el Café del Mercado para tocar salsa en directo. Canciones como ésta: “Adivinalo”.

Esto pasaba en Madrid, pero fue en Barcelona donde la eclosión de orquestas fue más importante. Entre todas ellas destacan dos especialmente. La primera La Salseta de Poble Sec, una formación creada con la única finalidad de amenizar una fiesta electoral del PSUC. Salvador Escribá y Josep Vercher, dos músicos de Poble Sec, de ahí su nombre, fueron sus fundadores pero por la orquesta han pasado infinidad de músicos.
Tras esa primera actuación, el grupo se consolidó e inició una carrera que dura ya más de cuatro décadas protagonizando innumerables fiestas mayores.
Al principio, su repertorio era casi todo en castellano con versiones de viejas canciones pero con el tiempo fueron utilizando el catalán en todos sus trabajos.
“Hasta luego cocodrilo”, versión milimétrica del éxito de Bill Haley y su Cometas, “See you later alligator”.

En septiembre de 1998 consiguieron que los puristas pusieran el grito en el cielo con gran regocijo de la concurrencia. La banda actuó en el festival Sanboiano Altaveu y, para la ocasión, habían preparado una serie de curiosas versiones bailables de canciones de intocables de la “nova cancó”: Raimon, Lluis Llach, Ovidi Montllor y Maria del Mar Bonet. Todos se sintieron ultrajados al ver sus sesudas canciones en manos de esta cuadrilla de desarrapados. Solamente Jaume Sisa, también victima del atropello, aplaudió la iniciativa. Estos genios…
Toda verbena que se precie deberá tener su tiempo para el Cha cha cha. Así lo hace la Salseta.

También de Barcelona, La orquesta Platería es seguramente la que más trascendencia tuvo a nivel nacional. Formada en 1974 estuvo en activo hasta 2014. Todo empezó en la sala Zeleste.
Un grupo de músicos, inspirados por Jaume Sisa y Joseph Manel, decidieron crear una orquesta con la idea de hacer una sola actuación con música de baile de los años 40, 50 y 60 para animar la Nochevieja de 1974.
El éxito fue tal que la formación recibió un montón de contrataciones y así empezó una carrera que duraría 40 años.
Esta es la versión que del Mambo n.º 8 de Pérez Prado hace la Orquesta Platería.

La principal peculiaridad de la orquesta era que todo lo que tocaban lo hacían propio, en sus manos, todo sonaba a la Platería, no en vano por sus filas fueron apareciendo músicos curtidos en el jazz y con mucha experiencia anterior.
Así fue como su versión de la canción del panameño Rubén Blades, Pedro Navaja, los aupó al número uno de las listas de éxitos. La canción había sido editada en 1978 por su autor y cuenta, pormenorizadamente, como el hampón Pedro Barrios se pasea por los bajos fondos de Nueva York hasta que se encuentra con Josefina Wilson, una prostituta independizada de Pedro. Éste, que no puede permitir semejante humillación, tiene intención de matarla. La canción nos cuenta con detalle la indumentaria y los andares de Pedro, la pesadumbre de Josefina que no encuentra clientes “pa trabajar” y el ambiente que reina en las calles, con un coche de policía que circula discretamente.
En el inevitable enfrentamiento, Pedro hunde el puñal en Josefina “sin compasión” y a la vez se escucha el disparo de un 38 Smith & Wesson que esta guardaba en su bolso.
Los dos yacen en el suelo cuando un borracho sale a escena y recoge todos los objetos de valor de los muertos y hace mutis cantando el coro de la canción: “La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ay dios…”
En mi opinión, una pequeña obra de arte.

Boleros, mambos, rocanroles, cha cha chás, valses, pasodobles sin prejuicios y alguna rumba ilustrada jalonan los cuarenta años de la Orquesta Platería. Pero ésta, como tantas otras, han ido desapareciendo del panorama musical. La pandemia (dos años sin trabajar solo lo pueden aguantar los políticos) ha hecho estragos en sus filas y los ayuntamientos, habituales contratadores de los saraos, que, por decirlo finamente, atraviesan momentos delicados en su tesorería, han bajado los cachés hasta el punto de que puede llegarse a trabajar a pérdidas.
Lo que vemos y oímos en el escenario, brillo, luces, sonido, bailes, música,… todo eso está soportado por personas que, en los meses buenos, dos o tres, deberán recorrer miles de kilómetros, arriesgando su vida en la carretera, para ganarse el sueldo. Electricistas, técnicos, músicos, cantantes, bailarinas, todos ellos concentran en unos tres meses, salvo honrosas excepciones, su actividad. El resto del año, deberán buscarse la vida. Mi respeto y mi agradecimiento a todos ellos.
Y puesto que hablamos de verbenas, en ninguna que se precie puede faltar el pasodoble, así que vamos a despedirnos del programa de hoy con uno de los más conocidos, Amparito Roca, compuesto en 1925 por el catalán Jaume Teixidor e interpretado para la ocasión por la Orquesta Platería.

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