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Nada más que música – Lila Downs – La cantina

11 noviembre, 2021 - Música
Nada más que música – Lila Downs – La cantina

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Esta tarde vamos a conocer, o a reconocer, ya veremos, a una cantante, compositora, productora, actriz y antropóloga mexicana, que interpreta sus canciones tanto en español como en inglés o mixteco, zapoteco, maya y un montón de idiomas nativos de su país. Ella es Lila Downs, una artista que reivindica sus raíces en su vida y en su música, pero que fusiona de manera impecable el folclore con el pop, el rock, la cumbia, el jazz e incluso el hip hop.

 

 

CARTEL NMQM-Lila Downs-cuadro

Hoy repasaremos uno de sus trabajos más militantes, “La Cantina”, un álbum en el que invirtió año y medio y que finalmente se publicó en abril de 2006.
Consta de quince temas, de los cuales doce son del repertorio tradicional mexicano y tres han sido compuestos por Lila Downs.
La cumbia de mole, incluida en este disco y que fue un éxito internacional, es la carta de presentación de la artista y una de las piezas de la que es autora.

La cumbia del mole, Corte 01
En este disco, “La cantina… entre copa y copa”, que este es su nombre completo, Lila Downs se nos presenta mestiza y desgarradora. Sobre su trabajo, opina: “La música que tocamos o cantamos en una cantina tiene que ser un bálsamo para los pesares y el desamor porque, esa cantina, es un espacio por donde hombres y mujeres transitan para ahogar sus penas, su penas de amor”.
Y efectivamente, porque las canciones elegidas evocan con toda intensidad el sentimiento devastador que produce un desamor; sin embargo, el disco también nos sirve para exorcizar los pesares, esos que invariablemente recalan en el alma. Más todavía si se escucha “tequiliando”.

Agua de rosas, Corte 03
Downs disfruta de una voz privilegiada que le permite cantar con la misma intensidad rancheras, corridos, boleros o cantos tradicionales. En este disco se vuelca en mostrar, en todo su esplendor, la ranchera.
Esta reivindicación, esta recuperación del género que para muchos no pasa de ser “música de borrachos”, quiere dejar de manifiesto la carga poética de la ranchera. La misma poesía que le acompañó en su infancia, cuando escuchaba a su madre cantar las canciones de José Alfredo Jiménez o Luis Aguilar. De hecho fue su madre, Anita la Tacha, quien le pidió que si iba a cantar, lo hiciera con sentimiento, porque, según sus palabras, la ranchera es la “poesía mexicana”.
“Tu recuerdo y yo”, una canción de José Alfredo Jiménez que ahora vamos a escuchar en la versión de Downs, nos habla, como no, de un hombre que va a una cantina para olvidar a la mujer que le ha abandonado sabiendo que solo conseguirá recordarla más.
Por cierto, fijaos un momento en la fusión de rancheras, instrumentos electrónicos y hip-hop. Genial.

Tu recuerdo y yo, Corte 04
Lila Downs nación en la ciudad de Traxiaco, Oaxaca. Su madre era un cantante de cabaret, indígena mixteca, y su padre un profesor de cine estadounidense, de Minnesota, con ascendencia escocesa.
Desde muy pequeña se interesó por la música y durante su estancia en EEUU, en Los Angeles, recibió clases de canto. Cuando tenía 16 años falleció su padre y este hecho empujó a su madre a volver a su ciudad natal.
Nuevamente en EEUU obtuvo la licenciatura en Antropología en la Universidad de Minnesota y posteriormente culminó sus estudios musicales en Nueva York.
Tras deambular cantando por bares, restaurantes y locales nocturnos, y tres discos fallidos, finalmente en 1999 se editó su disco “La Sandunga” que la catapultó al éxito internacional. Europa y EEUU recibieron con entusiasmo un trabajo en el que, por primera vez, se utilizaban lenguas indígenas como el mixteco y zapoteco y se fusionaban sonidos prehispánicos y modernos.
La tequilera, otro claro ejemplo de fusión.

La tequilera, Corte 08
El narcocorrido es un subgénero musical de carácter popular, basado los ritmos de polca, vals y mazurca. Pero lo más importante de este género son su temática, su particular aproximación a la muerte y al goce de la vida, la lealtad, al amor y a los excesos.
Nació en la región fronteriza entre México y Texas, y siempre se ha considerado el producto más tangible de la narcocultura. El asunto no es baladí, varios de sus interpretes han llegado a ser asesinados por los propios carteles de la droga y han pasado a ser la banda sonora de la guerra contra el narcotráfico en México.
Uno de los compositores más famosos y controvertidos de este género es Mario Quintero, famoso por rendir tributo en sus canciones a los traficantes y capos de la droga. Uno de sus éxitos fue El centenario, la historia de la escalada dentro de la mafia de un joven de baja extracción social.
Esta es la versión que hace Lila Downs de El Centenario.

El centenario, Corte 10
En el disco se incluye una canción tradicional cantada a capela que es sencillamente maravillosa. Yo no digo nada. Solo escuchad.

Yo ya me voy, Corte 14
Y para despedirnos de Lila Downs escucharemos un corrido al más puro estilo mariachi, un mariachi por cierto femenino, Mariachi Las Mezcalitas interpretando el corrido tradicional “El relámpago”.

El relámpago, Corte 06
Y esto ha sido todo por hoy. Os espero a todos la semana que viene en otra entrega de Nada más que música, un espacio en el disfrutaremos de más música, más músicos y más historias.
Hasta entonces… “Buenas vibraciones”.

 

 

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