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Nada más que música – JAZZ – II (Louis Armstrong)

22 noviembre, 2019 - Música
Nada más que música – JAZZ – II (Louis Armstrong)

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Dentro de nuestro habitual desorden en la cronología del programa, hoy vamos a escuchar Jazz.
Nos vamos a centrar en un personaje que, al margen de los gustos musicales de cada uno, te guste el jazz o no, todo el mundo conoce. Ha conseguido salvar las barreras raciales, musicales, temporales y cualquier otra que se os ocurra. Hablamos de Louis Armstrong.

 


 

Con ningún otro músico de la historia del jazz las opiniones son tan unánimes como sobre él. Hasta la llegada de Dizzy Gillespie en los cuarenta no hubo un solo trompetista de jazz que no hubiera seguido los pasos de Louis Armstrong, o Satchmo, como se le llamaba.
El mismo Gillespie dijo: La posición de Louis Armatrong en la historia del Jazz no tiene parangón. Si no fuera por él, no estaríamos nosotros aquí. Por eso quiero agradecer literalmente a Louis Armstrong mi vida”. No podrá decir, en su tumba, que no fue un personaje querido y admirado.
Claro que, no siempre fue así.
Louis Armstrong nació en el seno de una familia muy pobre y en uno de los barrios marginales de Nueva Orleans. Todo fue a peor cuando su padre, William Armstrong, abandonó a la familia. Louis pasó sus primeros años en un difícil vecindario de las afueras de la ciudad. En 1910 fue detenido por primera vez y a lo largo de una época de su juventud se vería esporádicamente metido en algunos episodios delictivos.
Se educó vagabundeando por las calles y trabajando de chatarrero. Desde niño fue consciente del terrible odio racial que existía en los Estados Unidos en las primeras décadas del siglo XX.
Trabajó para una familia de inmigrantes judíos lituanos, los Karnofsky, quienes aceptaron al niño como a uno más de la familia. Louis siempre contaba cómo descubrió que esta familia blanca también era discriminada por «otros blancos», «yo tenía sólo siete años, pero podía notar el miserable trato que los blancos le daban a esta pobre familia judía para la cual trabajaba… de la cual aprendí cómo vivir una vida verdadera y con determinación». Esto lo dejó escrito en sus memorias: Louis Armstrong y la familia judía en Nueva Orleans.
Vamos a escuchar Sweet Georgia Brown, interpretada por Armstrong en una grabación en directo.

No existían antecedentes musicales en su familia, por lo que su interés por este arte surgió a partir de la escucha de las célebres bandas de Nueva Orleans. Cuando la música le llamó y no tenía un centavo para comprar su primera trompeta, el señor Karnofsky se la compró. Eternamente agradecido y a pesar de ser de fe baptista, Louis Armstrong llevó el resto de su vida una estrella de David colgando de su cuello en honor a su mecenas
Aprendió, en primer lugar, a tocar la corneta en la banda de la Nueva Orleans Home for Colored Waifs, un reformatorio para niños negros abandonados a donde había sido enviado en varias ocasiones por delitos menores, como por ejemplo el haber disparado al aire durante una Nochevieja. Allí, aconsejado por el director del reformatorio y uno de sus profesores, optó definitivamente por la trompeta.
En 1914, tras su salida del reformatorio, trabajó como vendedor de carbón, repartidor de leche, estibador de barcos bananeros y otros empleos del mismo tipo. Empezó también a trabajar en los cabarés de Storyville, donde estaban concentrados todos los locales nocturnos de la ciudad. Fue allí donde conoció y se empapó de la música de los grandes intérpretes del momento: Bunk Johnson, Buddy Petit y, sobre todo, de Joe King Oliver.


Entre 1918 y 1919, ya con una bien ganada reputación como trompetista, fue contratado por el director de orquesta Kid Ory, gracias a una recomendación de su mentor Joe King Oliver, en ese momento trompeta principal de esta orquesta. Louis llegó por este camino a tocar en algunas de esas orquestas de Nueva Orleans, incluyendo aquellas que viajaban por los ríos, como la renombrada orquesta de Fate Marable, que realizó una gira en un buque de vapor a lo largo de todo el Misisipi. El propio Armstrong describiría esta época con Marable como «su estancia en la universidad», ya que le proporcionó una enorme experiencia en el trabajo con arreglos escritos. Cuando Joe Oliver abandonó la ciudad en 1919, Armstrong ocupó su lugar en la banda de Kid Ory, por entonces el grupo de swing más importante de la ciudad.

En sus primeras grabaciones con la orquesta, allá por 1923, se incluyeron algunos solos como segunda trompeta de la banda; en 1924, sin embargo, ya era el solista más importante y más creativo del grupo. En febrero de este año se casó con Lillian Hardin, pianista de Oliver, quien lo animó a abandonar la orquesta para alcanzar mayores metas artísticas. Así, se separó amistosamente de Oliver y, se marchó a Nueva York.
Su fama llegó rápidamente a oídos del mejor director de orquesta afroamericano del momento, Fletcher Henderson, que le ofreció un contrato para que se uniese a su banda, la Fletcher Henderson Orchestra, la principal banda afroamericana de la época. Armstrong debutó con ella el 29 de septiembre de 1924 en el Roseland Ballroom de Nueva York. Tras decidirse a aprender a leer música, en sólo un año revolucionó el estilo y la forma de tocar de sus compañeros y grabó con las mejores cantantes de blues de la época, como Bessie Smith.
De esas grabaciones, 1925, escuchamos a la pareja en Careless Love Blues

En este mismo año, 1925, empezó a grabar bajo su propio nombre para el sello OKeh acompañando a dos formaciones creadas por él llamadas Hot Five y Hot Seven, dependiendo evidentemente del número de músicos de cada formación, produciendo éxitos como «Potato Head Blues», «Muggles» (una referencia a la marihuana, la cual tendía a consumir desde siempre) o este que vamos a escuchar ahora: «West End Blues».
Louis Armstrong
West End Blues
Armstrong continuó tocando con big bands, como por ejemplo las de Erskine Tate o la Carroll Dickerson. En 1929 vuelve a Nueva York para trasladarse a Los Angeles al año siguiente. Este hombre no podía parar quieto. Desde esta ciudad inicia una gira por Europa que duraría dos años y en la que obtuvo un éxito espectacular, particularmente en París.
La aparición de Joe Glaser en 1935 como su representante y la contratación de la orquesta de Louis Russell como formación de apoyo de Armstrong, marcaron el curso de los acontecimientos durante el resto de la década, en la que Armstrong pasó de ser una simple figura del jazz a un destacado miembro de la industria del entretenimiento en general.
En 1940, rompió su relación comercial con la big band de Russell y contrató a nuevos músicos: este nuevo grupo fue el principal apoyo con el que contó Armstrong hasta 1947.
Tras pasar muchos años de gira, se asentó permanentemente en Queens, Nueva York, en 1943. Aunque no ajeno al control que del negocio musical ejercían los gánsteres por aquella época, Louis continuó desarrollando su técnica y su carrera musical.
Durante los siguientes treinta años, Armstrong llegó a actuar una media de trescientas veces por año. En los años cuarenta, las big bands entraron en decadencia debido a los cambios en el gusto del público: muchas salas de baile cerraron y entre los nuevos medios de comunicación como la televisión y el auge de nuevos tipos de música, las big bands y el swing pasaron a un segundo lugar. Se hizo imposible mantener y financiar orquestas itinerantes de 16 músicos o más.
Escuchamos ahora a la orquesta de Luis Russel acompañando a Louis Armstrong en Bessie Couldn’t Help It.

Hacia 1947, Armstrong redujo su banda a cinco instrumentos, volviendo así al estilo Dixieland que lo había hecho famoso al principio de su carrera. Este grupo se llamaba All Stars y se presentaron el 13 de agosto de 1947 en el club Billy Berg’s de Los Ángeles. En 1964, Armstrong grabó el que sería su tema más vendido: «Hello, Dolly». La canción obtuvo el puesto número uno en las listas de Estados Unidos, superando al grupo inglés The Beatles. Armstrong también obtuvo por el disco un premio Grammy al Mejor Cantante masculino y fue nominado a Mejor Disco del año. En este álbum se encuentra, también, otro tema clásico de Armstrong, «Jeepers Creepers». Como Hello, Dolly ya lo escuchamos en el anterior programa, hoy escucharemos este último. Jeepers Creepers.

Armstrong trabajó hasta poco tiempo antes de su muerte y, aunque en ocasiones en sus últimos años se inclinase hacia algunas interpretaciones triviales, en otras era capaz de demostrar un todavía asombroso dominio de la técnica y de la intuición musical que dejaba perpleja a su propia banda.
Bajo el patrocinio del Departamento de Estado de los Estados Unidos recorrió todo el mundo, tanto, que terminó por ser conocido como «Ambassador Satch» (embajador Satch).
Debido a problemas de salud, restringió sus actuaciones a lo mínimo, aunque siguió tocando hasta el día de su muerte.
Louis Armstrong sufrió un ataque al corazón en 1959, del cual se pudo recuperar para seguir tocando. Pero un segundo ataque al corazón en 1971, le obligó a guardar reposo durante dos meses. Se reunió nuevamente a tocar con su grupo el 5 de julio de ese mismo año y, al día siguiente, en Corona, Queens (Nueva York) murió mientras dormía por complicaciones de su corazón, casi un mes antes de cumplir 70 años de edad.

Esto ha sido una grabación del famoso Saint Louis Blues, realizada en Nueva York en 1929.
Armstrong se acercó a muchos tipos de música, desde el blues más enraizado a los arreglos más cursis de Guy Lombardo, desde las canciones folk hispanoamericanas a sinfonías y óperas clásicas. Armstrong incorporó influencias de todas estas fuentes en sus interpretaciones, a veces provocando el aturdimiento de sus fans, que querían que el artista se mantuviese en una línea más convencional.

Mackie el Navaja, que es la canción que acabamos de escuchar fue compuesta en 1928. La letra es de Bertolt Brecht, y la música, de Kurt Weill. El año siguiente, 1929, la incorporaron a «La ópera de los tres centavos» obra de teatro escrita por los mismos autores.
Durante su larga carrera, Armstrong tocó y cantó con los más importantes instrumentalistas y vocalistas; entre ellos, con Jimmie Rodgers, Bing Crosby, Duke Ellington, Fletcher Henderson, Bessie Smith y, especialmente, con Ella Fitzgerald. Armstrong grabó tres discos con Ella Fitzgerald: Ella and Louis, Ella and Louis Again y Porgy and Bess para Verve Records. Vamos a escuchar a estos dos monstruos: Armstron y Fitzgerald en Summertime.

Algunos músicos criticaron a Armstrong por tocar ante audiencias segregadas, o sea, solo para blancos, y por no tomar una postura clara en el movimiento por los derechos civiles, sugiriendo que era un tío Tom, apodo absolutamente despectivo.
Por el contrario, Louis Armstrong fue un apoyo financiero muy importante para Martin Luther King y para otros activistas por los derechos civiles, aunque siempre prefiriese trabajar en esos asuntos de forma muy discreta, sin mezclar sus ideas políticas con su trabajo como artista.
Ahora bien, cuando se significó, sus declaraciones fueron muy efectivas: la crítica de Armstrong al presidente Eisenhower, llamándole «two-faced» (con dos caras) y «cobarde» debido a su inacción durante el conflicto de la segregación racial escolar en Little Rock, Arkansas, que fue noticia nacional en 1957.También protestó cancelando una gira por la Unión Soviética en nombre del Departamento de Estado diciendo que «por la forma en que están tratando a mi gente en el sur, el gobierno podría ir al infierno» y que él no podía representar a su gobierno fuera del país cuando estaba manteniendo un conflicto con su propio pueblo.
También fue un tipo generoso, hasta el punto de decirse de él que había gastado tanto dinero en los demás como en sí mismo.
En fin, un buen tipo.

What A Wonderful World
Y, bueno, para no perder la costumbre, otra vez nos hemos pasado de tiempo. Pero es que, nos venimos arriba y …
Espero que os haya entretenido el programa y sabed que volveremos la próxima semana con más historias, más músicos y más música… mucha música.
Hasta entonces… Buenas vibraciones.

 

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