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Nada más que música – Franco Battiato

26 octubre, 2023 - Música
Nada más que música – Franco Battiato

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Es muy posible que no haya habido en la historia de la música popular un creador más ecléctico que el que hoy nos visita. Hablamos de Franco Battiato, tristemente fallecido hace unos pocos años. Fue un creador autodidacta único en su género, solo que sus géneros fueron muchos: romántico, rock progresivo, pop filosófico o música étnica fueron algunos de los estilos y temas que tocó a lo largo de su prolífica carrera.

CARTEL NMQM-Battiato-CUADRO
A este artista siciliano, al que podríamos calificar como renacentista, dado el número de artes que llegó a cultivar en su vida, además de su actividad musical le quedó tiempo para escribir guiones, dirigir algunos documentales y pintar. Había desaparecido de la escena pública habida cuenta de una enfermedad de la que nunca se habló y con la que convivió en soledad en su casa, rodeado de amigos hasta el último momento.
Haber cambiado el rumbo de la música italiana y el haber hecho llegar a todos, amantes de la música culta o no, un mensaje claro y una visión de la vida que raramente se encuentra en otras voces, todo esto le daba derecho al silencio reparador en sus último días.
Centro di gravità permanente fue la primera canción con la que Franco Battiato se dio a conocer a nivel internacional. El tema estaba incluido en el LP La voce del padrone, publicado en 1981 y reeditado en español, que es el que escucharemos, seis años después. Seguramente es el trabajo más exitoso de su carrera.

En un artículo publicado en el País en mayo de 2021 por nuestro paisano Manuel Vilas aseguraba, sin ninguna duda, que Battiato era un poeta. Se preguntaba en el artículo ¿quien es este italiano?¿por qué no canta en inglés?¿de donde ha salido esta voz, esta audacia, esta rebelión? Todas sus preguntas eran coherentes. Decía Vilas en su artículo que “lo que este hombre canta nos toca el corazón a todos. Por una sola razón: porque es auténtico, esa extraña virtud que hemos visto en los hijos del rock y del pop anglosajón. Janis Joplin, Bob Dylan, Los Beatles, Patti Smith, Simon y Garfunkel, Cat Stevens, Lou Reed o David Bowie fueron ídolos reales de la cultura popular. Vendían miles de discos, pero no eran comerciales. Ese fue su éxito popular, no eran vulgares, no eran baratos, moralmente baratos, no eran horteras, no eran un producto horrendo y alienante de las discográficas. Por eso nos enamoramos de Battiato, porque no era un cantautor más, Battiato era una actitud, era una devoción, era un poeta eléctrico”.
Manuel Vilas “dixit”.
En 1987, Franco Battiato publicó Nómadas, uno de sus discos más icónicos. En el se encuentra Yo quiero verte danzar.

Franco Battiato nació el 23 de marzo de 1945, y en su juventud trabajó de camarero a tiempo parcial mientras estudiaba. Cuando murió su padre, él tenía 18 años, se trasladó a Milán donde empezó trabajando de ayudante de cocina, más tarde como cartero y librero. Había que ayudar a la familia y seguir intentando abrirse paso en el proceloso mundo de la música italiana.
Cuando terminó su formación musical, trabajó como pianista en restaurantes, organista de iglesia, y empezó a tener apariciones en radio y televisión. Incluso participó en el Festival de San Remo, una edición que ganó Bobby Solo.
A partir de 1968 las cosas empiezan a funcionar y llegan los discos. El primero fue de versiones que pasó sin pena ni gloria pero con su siguiente sencillo “E l’amore”, su nombre empezó a sonar.
Cuando estaba prestando el servicio miliar, conoció al músico experimental Juri Camisasca y con él formó una banda de rock psicodélico y progresivo. Simultáneamente, en solitario, grabó un álbum de ciencia ficción titulado La Convenzione, un trabajo que fue considerado como el mejor álbum de rock progresivo de los 70 en Europa. Battiato siguió experimentado con la música electrónica y grabó varios discos que en su momento pasaron desapercibidos pero que hoy son considerados como discos de culto.
La era del jabalí blanco, primera canción del álbum lanzado por Battiato en 1979, que llevaba el mismo nombre genérico, está inspirada en un antiguo mito celta. Con este disco regresaba al pop tras su paso por la música experimental.

Battiato también pasó, brevemente, por la política, formando parte de la candidatura de Rosario Crocetta, un político siciliano que se significó por su lucha contra la mafia. Cuando Crocetta consiguió la presidencia de la región de Sicilia, nombró a Battiato Consejero de Turismo. Éste aceptó el cargo pero impuso dos condiciones: no cobraría y tendría libertad para organizar eventos que “uniesen a Sicilia con el resto del mundo”. La primer condición fue un error. Sus colegas del congreso no vieron con buenos ojos que un político trabajara por amor al arte. La segunda, no pudo cumplirla porque Battiato no tardó mucho tiempo en meterse en un charco del que salió empapado. En 2013, durante una sesión del Parlamento Europeo llamó “putas” a todos los políticos italianos y les sugirió que abandonasen el parlamento y abrieran un burdel. El resultado fue el esperado, un escándalo mayúsculo, particularmente entre las diputadas y senadoras del país que le acusaron de “sexista”, cuando realmente deberían haber sido las putas las que se quejaran por haberlas comparado con los políticos.
En cualquier caso, de nada sirvieron sus explicaciones aduciendo que el calificativo no estaba dirigido a las mujeres solamente, que realmente iba dirigido a todos los políticos corruptos capaces de vender su voto, ya fueran éstos hombres o mujeres. Nada fue suficiente y el presidente Crocetta lo destituyó del cargo de manera fulminante.
La Cura es uno de los últimos éxitos de Battiato. Está incluido en su álbum “La emboscada”. Tuvo una gran acogida y ganó el premio como “mejor canción italiana del año”.

Franco Battiato era un mísitico, le encantaba pasarse largas temporadas recluido en algún monasterio para aislarse y poder así dedicar tiempo a la lectura, la meditación y la escritura. Si decantarse en exclusiva por ninguna de ellas, estudió con profusión todas las religiones, aunque su espiritualidad nunca vio con buenos ojos a la institución de la Iglesia Católica. Comparaba a sus colegas de la democracia cristiana con “la mafia siciliana”. Tampoco el Vaticano se salvó de sus controvertidas opiniones, llegando a afirmar que La Santa Sede tenía mucho en común con “las intrigas de la CIA”.
“Cuccurucucú” es otra de las canciones que empujaron al artista a lo más alto del escalafón. Grabada en español, la canción le abrió las puertas del mercado hispanoamericano.

En honor a la verdad, Battiato era un tipo bastante raro. Aunque esa rareza caía bien a la gente con esa imagen imperturbable, su fina ironía y con un encanto personal que cautivaba. Su música estaba llena de lirismo, con textos de una inmensa fuerza poética. Era fácil confundirse con él, con ese aspecto ascético de aire medio eremita que se gastaba. Decía: “me gusta mucho el sexo, para hacer una vida monacal.”
Le gustaba presentarse con una imagen de antidivo que cuidaba en extremo. Una imagen que, para nada, se correspondía con la de el excéntrico cantante pop que vendía como nadie y que llenaba campos de fútbol en los años 80, que es lo realmente era.
Una anécdota suya nos ilumina acerca de sus “rarezas”. En un festiva en Venecia, Battiato subió al escenario y empezó a tocar una sola nota, y así estuvo más o menos durante un cuarto de hora. La gente empezó a abuchearle hasta que la organización lo retiró del escenario.
A partir de los años 90 empezó a dejar de ser el ídolo de masas que había sido. Estaba fascinado con oriente y, él mismo, se veía como desterrado en Europa.
Seguimos con su música. Dos años después de su primer éxito y uno después del segundo, lanzó esta otra gran canción, incluida en el álbum “Orizzonti Perduti”. En este tema, Battiato vuelve a abarcar los que son sus temas más recurrentes y comunes en sus letras: sobre la fugacidad del tiempo o la manera de vivir la vida a través del amor y de la espiritualidad.
La estación de los amores.

Manlio Sgalambro fue un filósofo y escritor italiano conocido especialmente por ser el letrista de muchas de las canciones de Franco Battiato. Se conocieron casualmente en 1993, durante la presentación de un libro de poesías de un amigo común. A los pocos días ya estaban trabajando juntos.
Fruto de esta colaboración es la letra de la canción Mi testamento. Una premonición.
La canción dice así:

Lego al que venga la imparcialidad
la voluntad de crecer y entender,
la mirada feroz e indulgente,
para no ofender inútilmente.

Lego mis ejercicios
de respiración,
Cristo, en el evangelio,
habla de reencarnación

Lego al amigo los años felices
de las más audaces reflexiones,
la libertad reciproca
de no tener ataduras.

Y me gustaba todo
de mi vida mortal,
hasta el olor que le daban
los espárragos a la orina.

Nunca morimos
Nunca nacimos
Nunca morimos
Nunca nacimos…

Franco Battiato, un artista en toda regla que no deja indiferente a nadie. Su música será escuchada y apreciada durante mucho tiempo. Nos vamos, no sin antes, escuchar un último tema del maestro. Nómadas. Un título que parece estar hecho para nosotros, que saltamos de un artista a otro, de un género a otro, sin ningún complejo. Solo porque nos gusta. Una abrazo y hasta la próxima semana.

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