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Nada más que música – Fleetwood Mac (Rumours)

23 febrero, 2023 - Música
Nada más que música – Fleetwood Mac (Rumours)

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Muy buenas tardes amigos. Generalmente los trabajos de los músicos responden casi siempre a un estado emocional que nos transmiten en mayor o menor medida. Hoy es posible que nos emocionemos con las canciones de un grupo que, en el momento de su composición, atravesaba situaciones sentimentalmente problemáticas, dando como resultado este increíble álbum, reflejo crudo y directo de toda esa convulsa etapa.
El grupo, que no lo habíamos dicho, es Fleetwood Mac. Formado en 1967, nació como banda enganchada en el blues rock con toques psicodélicos, pero su estilo fue derivando poco a poco hacia aspectos más comerciales, dándole una pátina de pop y soft rock, deriva que los llevó a convertirse en uno de los grupos más exitosos y populares de los años 70.

CARTEL NMQM-Fleetwood-CUADRO
Hoy nos ocuparemos de su disco más emblemático, Rumours, undécimo trabajo de estudio del grupo. Vendió más de 40 millones de copias en todo el mundo y ganó un premio Grammy. Se publicó en febrero de 1977 y fue producido por la propia banda.
La canción “Dreams” la compuso Nicks, vocalista de la banda, en diez minutos. Cuando se la presentó al grupo no le gustó a nadie pero se retomó la base de la canción, se le aplicaron tres secciones de acordes idénticos y la canción sonó diferente. Con un bajo relajado y una batería simple, la canción quedó terminada. En la letra, la autora advierte a su pareja contra los peligros de pensar que la hierba será más verde sin ella.

Los músicos londinenses Peter Green, guitarrista, el bajista John McVie y el batería Mick Fleetwood ya tenían una buena experiencia contrastada en la famosa formación de John Mayall, los Bluesbreakers de donde, por cierto, salieron despedidos por el patrono a causa de su afición desmedida al alcohol. Junto a ellos estaba el guitarrista Jeremy Spencer. Con esta formación se dio vida al proyecto aunque los cambios se sucederían a velocidad de vértigo, con entradas y salidas que no vamos a contar porque son interminables. El grupo se formó en 1967 pero en la fecha de la grabación sus componentes eran Lindsey Buckingham, voz y guitarras, Stevie Nicks, voz y creador de las armonías vocales, Christine McVie, voz y teclados, John McVie, al bajo y Mick Fleetwood con todo tipo de percusiones.
Bueno, pues esta banda grabó en 1977 el que sería su undécimo disco de estudio, Rumours, un trabajo que los puso en la cresta de la ola y les convirtió en millonarios de la noche a la mañana.
La grabación no resulto ser un camino de rosas. En 1976, y en una de sus múltiples entradas y salidas de sus miembros, el grupo estaba inmerso en un duro proceso de transformación, musical y personalmente. Su trabajo anterior les había supuesto un notable éxito comercial en los Estados Unidos y hasta ese momento habían vendido más de siete millones de copias. Y claro, todo esto estaba muy bien, pero en el terreno personal, sus integrantes pasaban por sus peores momentos. Divorcios, bulos en prensa, engaños, drogas, alcohol, y como corolario, la presión por hacer un nuevo disco que superara al anterior.
“Don’t stop”, el siguiente tema de hoy, fue compuesto por Christine durante su ruptura con John y la letra trata sobre ese ayer que ya pasó y que no volverá.

Bueno, pues a pesar de todo, el grupo hizo un tremendo esfuerzo emocional para seguir con su trabajo en el estudio, obviando de alguna manera todos sus problemas.
Nada más terminar una gira de seis meses, el grupo se reunió con los técnicos en los estudios Record Plant de Sausalito, en California. Este estudio tenía varias salas de grabación ubicadas en un edificio de madera sin ventanas y aunque los músicos se quejaron, las sesiones se sucedieron en una sala de 54 metros cuadrados. Durante unos días, experimentaron con el material antes de decidir la mejor manera de grabar el trabajo que tenían en mente.
Cuando ya la cosa empezó a rodar, y conforme progresaban las sesiones, las relaciones íntimas de los músicos empezaron a jugar un efecto negativo. Tras los ensayos y grabaciones, no se juntaban ni hablaban tras un día de duro trabajo.
El movimiento hippie todavía coleaba por California y las drogas estaban al alcance de la mano. El presupuesto ilimitado del que disfrutaban les permitían todas las licencias que querían darse; en fin, que unas cuantas noches en blanco y la cocaína marcaron en gran medida la producción.
Uno de los dueños del estudio llegó a comentar: “Los miembros de la banda entraban a grabar a las siete de la tarde, se ponían ciegos de comer y beber, estaban de fiesta hasta las dos de la mañana, y después, cuando ya no podían más, comenzaban a grabar”.
“Sigue tu camino”, otro corte del disco, tiene una letra un poco más amarga. En ella, Buchingham se lamenta porque ha sido abandonado por su pareja.

Después de más de dos meses en el estudio, el grupo organizó una minigira de diez días para poder dar de este modo un respiro a la banda y, de paso, ver como se recibían las nuevas composiciones. Terminada esta gira, volvieron al estudio y, contra viento y marea y en más tiempo del esperado, terminaron el disco. Después de la masterización y de escuchar las canciones un montón de veces, todos llegaron a la conclusión de que habían parido algo realmente hermoso.
En “Songbird”, Christine canta unos versos introspectivos sobre “nadie y todos” en forma de “una pequeña oración”. Según cuenta ella misma, la inspiración fue espontánea y la escribió en media hora. Se despertó a media noche con toda la canción en su cabeza, acordes, letra y melodía. Que suerte!

Comercialmente el disco fué un gran éxito, se convirtió en el segundo álbum del grupo en colocarse en lo más alto de las listas de Estados unidos. También lo hizo en la lista Bilboard durante 31 semanas no consecutivas y fue número 1 en Australia, Canadá y Nueva Zelanda. También disco platino en los EEUU y en Gran Bretaña.
Pero si el público acogió de esta manera el trabajo, no lo hicieron con menor entusiasmo los medios especializados. Solo tres referencias. El Village Voice lo describió como “más consistente y más excéntrico que su predecesor, salta directamente de los altavoces hacia ti”. La revista Rolling Stone apuntaba que la interacción entre los tres vocalistas era uno de los elementos más agradables del disco, y que “a pesar del interminable retraso para terminarlo y el mal ambiente de su gestación, Rumours prueba que el éxito de Fleetwood Mac no fue casualidad”. Y por último el New York Times publicó que “Rumours es un álbum delicioso, y uno espera que el público piense lo mismo también”. Por una vez, y sin que sirva de precedente, el trabajo gustó a todo el mundo.
“You make loving fun”, otra de las canciones del disco, va sobre el novio de Christine, el encargado de la iluminación de la banda. Se trata de pop ligero, cuyo ritmo lo lleva un clavicordio eléctrico o clavinet al que se le ha añadido un pedal wah-wah. Desde luego, el efecto es muy curioso. También en esta ocasión la grabación tuvo sus más y sus menos porque, mientras se grababan los coros, Buckingham y Nicks tuvieron una fuerte discusión que solo cesaba cuando cantaban para. Cuando se cerraban los micrófonos y se paraba la grabación, la pareja se enzarzaba de nuevo.
“You make loving fun”

La verdad es que resulta paradójico que las canciones más inolvidables del álbum se crearan en este ambiente. Y el súmmum de todo este cúmulo de sentimientos rotos es ‘The Chain’, una de las grandes joyas de la discografía de Fleetwood Mac, que además guarda en su estribillo el secreto de su supervivencia como grupo tras la doble ruptura sentimental que los abocaba a la disolución: “Y si tu no me amas ahora, nunca lo harás, todavía puedo escucharte diciendo que nunca romperías la cadena”. De hecho, es la única composición donde aparecen todos los miembros como autores. Si la parte cantada ya es sensacional por todo el sentimiento subyacente, cuando llega su tremenda coda instrumental solo queda caer rendido. Unas líneas de bajo de John sirven de base para que la batería de Mick entre y marque un penetrante ritmo, mientras que la liberadora guitarra de Lindsey y los coros cantando “Una cadena nos mantiene unidos” completan un retrato musical de la complejidad en las relaciones humanas.

En “Oh Daddy”, de Christine McVie, el grupo hace juegos malabares magistrales con las paradas y la tensión musical, además del mérito de Christine por haberla dotada de una bella melodía y de preciosas armonías vocales.
¿La línea del bajo puede recordar ligeramente a Pink Floyd en algún momento?, bueno, no se, dejaremos este asunto para los puristas.
Christine la escribió refiriéndose a Fleetwood, quien era el único que tenía hijos y el grupo lo veía como una figura paterna. Con unas letras ligeramente sarcásticas, comenta la aptitud del batería para con la banda, un elemento conciliador que siempre conseguía que las cosas terminaran bien.

La última composición de Nicks, y la que termina el disco, es “Gold dust woman”, inspirada en su estilo de vida como estrella del rock. Howard Johnson de Classic Rock la definió como una “relación simbiótica entre unas relaciones en mal estado y la cocaína”. Su estilo se asemeja a un free jazz e incluye un clavecín, una Stratocaster y un dobro. En una edición posterior, y para darle más intensidad Fleetwood rompió láminas de vidrio con un martillo pero, bueno, no es esa la versión que escucharemos ahora.
En cualquier caso, esta canción es, a mi juicio, una nueva demostración de la magia que surge en las mejores composiciones de Nicks.

Vamos a despedirnos del grupo y de nuestro programa de hoy con otra canción de Buckingham, “Never going back again”. Al parecer la compuso después de una corta aventura con una mujer y la letra alude a que la tristeza nunca volverá después de haberla conocido y haberle cambiado la vida, a pesar de que le había abandonado. Los versos “derribado una vez, derribado dos veces” hacen referencia a los esfuerzos del autor para conseguir que la mujer le diera otra oportunidad.
La canción es muy corta, solo dura dos minutos, pero a pesar de ello costó muchísimo grabarla. Un hipotético problema con las cuerdas de su guitarra acústica hacía que la música no sonara a su gusto, ni al de nadie, desde luego. Lo cierto es que, tras muchos cambios de cuerdas, de guitarras y de quejas por parte del músico, el problema quedó resuelto cuando se dieron cuenta de que Buckingham estaba tocando en otro tono. Pues nada.
Con este aire folk os dejamos. Volvemos dentro de quince días aquí, en Siéntelo con oído, tu programa de cabecera.
Hasta entonces, buenas vibraciones.

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