A finales de los años sesenta y, como no, en Inglaterra, nació un nuevo género musical que se denominó Heavy Metal, un término que podría traducirse como “metal pesado”. Son características sus guitarras distorsionadas, ritmos contundentes y la presencia abrumadora del bajo y la batería, así como una voz solista muy aguda.
Buscando, podemos encontrar sus orígenes en el blues, el hard rock y el rock psicodélico.
En cuanto al los pioneros del género existe bastante controversia. Los hay que se inclinan por Led Zeppeling o Deep Purple pero una inmensa mayoría señalan directamente a… Black Sabbath.
Paranoid, una canción que fue incluida con calzador en el segundo disco de la banda y que, cosas de la vida, se convirtió en una de las canciones más famosas del grupo.
La banda nació en Birmingham, Inglaterra en 1968, integrada por Tony Lommi, guitarra, Ozzy Osbourne, voz, Geezer Butler, bajo y Bill Ward, batería).
Cuando la banda Mythology se disolvió en 1967, Lommi y Ward, antiguos componentes de este grupo, comenzaron a buscar músicos para formar uno nuevo. Tras varias entradas y salidas de la formación, por ejemplo, Lommi se marchó para tocar con Jethro Tull durante un breve espacio de tiempo, la banda se consolidó como cuarteto y con el nombre definitivo de Black Sabbath, título de un película italiana de terror, que protagonizó Boris Karloff por cierto. Esta curiosas circunstancia hizo que el grupo adoptara en sus composiciones un sonido siniestro, adobado con unas letras oscuras y que diera lugar a un estilo musical similar a las películas de terror.
¡Never say die! es el octavo álbum de estudio de la banda y salió a la calle el 29 de septiembre de 1978. Este álbum fue un punto de inflexión del grupo porque es el último que grabó la formación original y también el último con la voz de Ozzy Osburne, bueno el último hasta que volvió al grupo, claro. Fue disco de oro en los EEUU y vendió más de 150.000 copias. Bueno, pues a pesar de eso, algunas críticas “especializadas”, y entrecomillo especializadas, tildaron el álbum de “desequilibrado y disperso”. Bueno, doctores tiene la santa madre iglesia.
Never say die.
El grupo había descubierto y definido su estilo en esa mezcla de películas de terror y sonido pesado que les ha caracterizado siempre. Así que, con estas premisas, empezaron a componer. Butler hizo una canción, que tituló precisamente Black Sabbath, inspirándose en los textos del escritor ocultista Dennis Wheatley y en una supuesta visión que había tenido de una figura negra encapuchada a los pies de su cama. (Creo que debería dejar de fumar).
En fin, fuera como fuese, el grupo inició su andadura modelando su estilo con este sonido siniestro y unas letra oscuras que se daba de bruces con la música que circulaba en ese momento, finales de los años 60, el flower power, la música folk y la cultura hippie.
Anterior a todo esto, había ocurrido un accidente que marcó para siempre a uno de sus componentes. Resulta que, cuando el amigo Tony Lommi tenía 18 años y trabajaba en una fábrica de Birminghan tuvo un accidente laboral con una guillotina, extraordinariamente afilada, que se le llevó dos dedos de su mano derecha. Al ser zurdo, lo primero que pensó, después de jurar por todos los santos del calendario, fue que ya podía olvidarse de tocar la guitarra.
Se apoderó de él una tremenda depresión que le encerró en su casa rodeado de latas de cerveza. Pero un día, un buen amigo, le regaló un disco de Django Reinhardt, el famoso guitarrista gitano belga que también había perdido dos dedos en un incendio pero que no le había impedido convertirse en uno de los guitarristas más famosos en su género. Un poco más motivado por la historia, agudizó su ingenio y se construyó un par de dedales para los dedos dañados, los forró de cuero y aflojó las cuerdas de la guitarra para poder tocar más cómodamente. Y lo hizo. Tony Lommi, con dos dedos menos, y con sus compañeros de grupo, se inventó en heavy metal.
Black Sabbath.
El periodista Carlos Marcos nos cuenta al detalle, en un reportaje publicado en el periódico El País, el ambiente en el que se fraguó la banda.
A finales de los sesenta Birminghan era una ciudad sombría, superpoblada e industrial en la que, según palabras del batería Bill Ward “Si crecías en Aston, el barrio de Birminghan donde había nacido la banda, solo tenías tres opciones: Trabajar en una fábrica, unirte a una banda de rock o ir a la cárcel”. Bueno, pues los miembros del grupo pasaron por los tres sitios.
También Ozzy Osbourne lo describe a su manera en su biografía: “Éramos cuatro putos tontos de Birminghan”.
Para terminar de flagelar a la banda, el veterano periodista musical británico Mick Wall lo explicaba así: “Eran escoria y lo sabían. Tipos sin futuro de las sucias calles de una Aston de posguerra. Pero amigos, cambiaron el mundo de la música”.
Con estas expectativas, sus ganas de triunfar les obligaron a realizar acciones desesperadas.
En la ciudad había un local donde tocaban los grupos más famosos de la época. Allí se fueron, aparcaron la furgoneta con todo el material delante de la puerta y se sentaron a esperar por si alguno de los grupos programados no se presentaba. Contra todo pronóstico, pasó. Fue Jethro Tull la banda que no se presentó a la hora indicada en el local y el promotor, al borde de un ataque de nervios, les permitió tocar. Y triunfaron.
Children of the grave se publicó en 1971 incluida en el álbum Master of Reality y continua con la temática antibelicista ya iniciada en temas anteriores como War Pigs o Electric Funeral.
En 1976 la banda estaba estancada a causa de las peleas internas y los problemas con las drogas de alguno de sus miembros. A todo esto, por si ya fuera poco, su sitio en el mercado estaba siendo ocupado por nuevos estilos con bandas como The Clash y Sex Pistols.
Las cosas llegaron a mayores cuando, después de varias entradas y salidas en la banda de Osbourne, éste fue despedido definitivamente en 1979.
Su salida y exitosa carrera en solitario casi acaban con sus viejos compañeros pero la suerte quiso que se cruzara en su camino a Ronnie James Dio, dueño de una poderosa voz, tan llamativa como la de Osbourne pero con muchos más registros. Ronnie, que parecía haber encajado perfectamente en la banda, estuvo muy poco tiempo con los Black Sabbat. Después de su álbum de 1980, tan sólo grabó ‘The Mob Rules’, recibido de manera tibia por la crítica pero que, aún así, consiguió ser disco de oro en EEUU. Su marcha tuvo que ver con “diferencias irreconciliables” entre él y los miembros originales de la banda.
En 1980 Ward, absolutamente alcoholizado, también dejó la banda y fue sustituido por Vinny Appice.
El tiempo fue corriendo a la misma velocidad que lo hacían los constantes cambios en la formación. De hecho, en 1986, solo quedaba Lommi del grupo original. Por estas fechas la banda grabó ‘Forbidden’, un decepcionante trabajo que les llevó a no volver a grabar más en los siguientes 18 años.
“Fairies Wear Boots” pertenece también a su álbum Paranoid, de 1970. También fue lanzado como cara b del sencillo After Forever en 1971.
Aunque el grupo no se había disuelto oficialmente, llevaba años diseminado por el mundo, con sus miembros repartidos por ahí. En 1997 Ozzy consiguió lo que llevaba años intentando, o sea, reunir de nuevo a Lommi y a Butler para hacer una nueva gira. El batería, Bill Ward, participó en algunas fechas pero su estado de salud no era el más propicio. Esta nueva etapa duró 9 años y dejó dos discos en directo.
En 2006, nuevamente la banda, pero en esta ocasión contando con la voz de Dio, se reunió con el nombre de Heaven & hell. Desgraciadamente, Dio enfermó de cáncer en 2009 y falleció al año siguiente.
La relación de la banda con España es bastante frustrante. En su primera y última visita, Tony Lommi alegó un fuerte dolor de espalda para no tocar. El respetable empezó a ponerse nervioso, a abuchear a diestro y siniestro y la cosa se puso un poquito tensa. Dio salió a pedir disculpas junto al resto de la banda e interpretó un fragmento de Heaven & Hell a capela para calmar los ánimos. De rodillas, y a modo de disculpa, prometió que el grupo volvería para compensar aquel fallo. Pero, como sabemos, el cáncer lo impidió.
Sabbath bloody Sabbath es el quinto álbum de la banda y da también nombre a la canción principal. Se editó en 1973 y hoy se le considera uno de los clásicos del Heavy Metal.
El grupo se había encerrado en el estudio para trabajar en este álbum. Y todo hubiera ido bien si no hubiera sido porque la cocaína no les dejaba poner dos notas seguidas.
Para remediar el asunto, y a modo de terapia, se encerraron, esta vez sí, en un castillo de Gales. De este encierro salieron todas las canciones de Sabbath bloody Sabbath.
Pero todas estas calamidades no había acabado todavía con la banda. Ozzy volvió a la carga en 2011 y, nuevamente puso de gira a la formación original de Black Sabbath, incluido su maltrecho batería Bill Ward que, bueno, solo duró un año.
La banda se despidió el 4 de febrero de 2017 como había empezado, con un concierto en Birminghan, la ciudad que les vio nacer. Nos queda su legado, su sonido inimitable pero imitado por todos los que, en algún momento, hemos querido tocar como ellos.
Amigas, amigos, recordad que dentro de quince días volveremos con más música, más músicos y más historias. Os espero a todos al pie del cañon.
Por ahora os dejo en compañía de esta gran banda y otro de sus éxitos, Rock and roll doctor.
Chao.