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Nada más que libros – Federico García Lorca: El poeta asesinado

6 diciembre, 2019 - Arte y paisaje sonoros, Memoria Histórica
Nada más que libros – Federico García Lorca: El poeta asesinado

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En la mitad del barranco
las navajas de Albacete,
bellas de sangre contraria,
relucen como los peces.
Una dura luz de naipe
recorta en el agrio verde
caballos enfurecidos
y perfiles de jinetes.”

 

(Fragmento de “Reyerta”. Del “Romancero gitano”).

 

 


Federico García Lorca nació el 5 de Junio de 1.898 en Fuente Vaqueros, Granada, en el seno de una familia de buen nivel económico. Sus padres eran Federico García Rodríguez, hacendado y Vicenta Lorca Romero, maestra; ella fue determinante en la pasión literaria del poeta. Los primeros pasos de formación de García Lorca transcurrieron en su ciudad natal. En 1.908, a los diez años, se trasladó con su familia a Almería, donde inició sus estudios de bachillerato y, un año después marchó a Granada donde los culminó.

Tras obtener el grado de bachiller, en 1.914, se inscribió en la Universidad de Granada para estudiar Derecho y Filosofía y Letras. En esa etapa de su vida comenzó a tomar contacto con el mundo literario y comenzó a las tertulias que se daban en los cafés. El tiempo en la universidad fue para Lorca un tiempo de aprendizaje y exploración. Con uno de sus profesores y algunos compañeros de clase se dedicó a a recorrer varias localidades de España. Esos viajes activaron su vena de escritor. En 1.918 publicó su primera obra: “Impresiones y paisajes”, escrita en prosa.

Durante la primavera de 1.919, algunos amigos de Federico se fueron a Madrid, a la Residencia de Estudiantes. García Lorca quiso seguirlos y, tras convencer a sus padres, él también marchó a hacer su vida en aquella novedosa y magnifica institución. La estancia que el joven poeta pasó en la Residencia influyó de manera notable en su desarrollo como escritor. Ello se debió a la forma con la que se relacionó con artistas e intelectuales como Luis Buñuel, Salvador Dalí o Rafael Alberti. Además logró librarse del ambiente de provincias. Federico García Lorca comenzó, entonces, a labrar su camino hacia el éxito. Entre 1.919 y 1.921 estrenó la obra de teatro “El maleficio de la mariposa”. También publicó “Libro de poemas”. Por esa época comenzó su amistad con el escritor Juan Ramón Jiménez, poeta determinante en su obra posterior.

A mediados de 1.921 el autor regresó a Granada, donde tuvo la oportunidad de conocer al notable músico y compositor Manuel de Falla. Juntos desarrollaron varios proyectos musicales, algunos sobre el cante jondo, así como representaciones con títeres. Fue en Granada donde se inspiró para escribir “Poema del cante jondo”, obra que se publicó diez años más tarde, en 1.931. En el año 1.925 García Lorca viaja a Cadaqués para pasar una temporada con su amigo el pintor Salvador Dalí. Allí alentó al poeta a pintar, mientras este escribió “Oda a Salvador Dalí”, publicada en 1.926 en la “Revista de Occidente”.

Federico García Lorca había alcanzado la consagración y la madurez como poeta en el periodo de 1.924 a 1.927. Sin embargo no se sintió del todo pleno con el éxito de “Canciones” y “Primer romancero gitano”, señalados por algunos como costumbristas y favorecedores de los gitanos. El miedo a ser encasillado por desarrollar temas sobre estos y las críticas de sus amigos Buñuel y Dalí, amén de padecer la ruptura de su relación amorosa con el escultor Emilio Aladrén, sumieron al autor en una honda crisis, como el mismo describió. A pesar de ello no paró de escribir, siguió adelante. En 1.928 fundó la revista cultural “Gallo”, de la que solo se publicaros dos ejemplares. En el teatro, la dictadura de Primo de Rivera, le prohibió estrenar “El amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín”.

En 1.929, Federico aceptó la invitación que su buen amigo Fernando de los Ríos le hizo para ir a Nueva York. El poeta consideró que ese viaje le permitiría encontrarse consigo mismo, renovarse, conocer mundo, aprender inglés y olvidar su ruptura sentimental. Fue una de las experiencias más enriquecedora de su vida. La cultura neoyorquina le impresionó, así como su economía y, como contraste el trato humillante que se tenía con la gente de raza negra. La experiencia vivida y todo lo que observó le dieron el material suficiente para escribir “Poeta en Nueva York”, obra que no fue dada a conocer al público hasta cuatro años después de su muerte. Tras un año en los Estados Unidos, en Marzo de 1.930, Lorca viajó a la Habana, interesado en conocer su cultura, música y folclore. En ese tiempo escribió dos obras de teatro: “El público” y “Así que pasen cinco años”. Después de tres meses en Cuba regresó a Madrid.

García Lorca fue un hombre de pensamiento e ideas liberales. Esto le animó a llevar entretenimiento y conocimiento al pueblo. La fórmula que desarrolló para eso fue la creación de un grupo de teatro universitario ambulante que llevó por nombre “La barraca”. El proyecto se llevó a cabo en 1.931 cuando se promulgó la Segunda República, y se presentó en varias ciudades del país. Se dramatizaron las obras más importantes de autores destacados como Cervantes o Lope de Vega. Sin embargo todo esto se vio empañado tras el estallido del golpe militar que provocó la Guerra Civil Española.

Gracias a su talento, ya reconocido mundialmente, Lorca recibió, en 1.933, una invitación de la gran actriz argentina Lola Membrives para ir a Buenos Aires. En ese tiempo se estrenó allí con enorme éxito la obra “Bodas de sangre”, de la que fue además su director. Los seis meses que pasó en Argentina fueron de crecimiento y éxito profesional, así como de solidez económica. Federico García Lorca regresó a España en 1.934. Aquí se dio a la tarea de culminar varias obras vitales en su producción literaria: “Yerma, “Doña Rosita la soltera” y “La casa de Bernarda Alba”. En Barcelona dirigió algunas de sus obras, dio conferencias por toda España y recitó sus poemas. Su teatro “La barraca” aún se presentaba.

Corría el año 1.936. Lorca estaba en Madrid y los últimos días allí, antes de partir definitivamente a Granada, donde sería asesinado, debieron ser muy tristes. La situación en Madrid los días previos al 18 de Julio era preocupante. Lorca dudaba entre permanecer en la capital o trasladarse a la Huerta de San Vicente, finca perteneciente a su familia, como hacía todos los veranos. Finalmente, ya en Granada se vio clara la necesidad de sacar a Federico de allí cuando fue insultado gravemente y amenazado si salía de la ciudad. Llamaron al poeta Luis Rosales, gran amigo de Lorca, para consultarle que decisión tomar. El propio Rosales se lo contó a Cipriano Rivas Cherif, amigo y colaborador de Lorca en su actividad teatral; así lo cuenta: “Su hermana, Isabel
fue quién me planteó claramente la situación. Había que sacar a Federico de Granada. Me ofrecí a ello en el acto. Delimitados los campos y tomada la ciudad al primer asalto desde dentro, había una tierra de nadie, sin soldados todavía de una y otra parte. Yo podía llevarlo a donde pudiera fácilmente ponerse del otro lado”. Pero Federico se negó porque le daba miedo verse sólo
en medio de la nada. Tampoco quería ir a casa de Manuel de Falla, otro gran amigo, porque por entonces el músico estaba molesto con él por cuestiones religiosas. Finalmente su hermana le insinuó a Rosales que donde mejor estaría sería en su casa. Cuenta Rosales: “Y a mi casa se vino conmigo. En ella llevaba unos días cuando se presentaron nuevamente a buscarlo en la Huerta de San Vicente los mismos que lo habían amenazado”. Su propia hermana les indicó que estaba en casa de Rosales, adonde había ido para leerle unos versos, creyendo que así no cumplirían su amenaza puesto que seguía en Granada. Cuando llegaron allí, solo estaban en la casa Federico y la criada. Se lo llevaron y, aunque el padre de Federico y el de Luis Rosales salieron a buscarlo, no lo encontraron en toda la noche. Al día siguiente supieron que estaba en el Gobierno Militar. Cuando Rosales fue a preguntar por él, lo amenazaron y se volvió a su casa. Al día siguiente el hermano de Rosales, miembro de la Falange, le dijo que ya no había nada que hacer. Era mentira. Todavía estaba vivo. Lo asesinaron esa misma noche. Era el día 18 de Agosto de 1.936. Sus restos permanecen sepultados entre Viznar y Afalcar.

 

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