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Malditos Poetas. Leopoldo María Panero

29 junio, 2018 - Poesía
Malditos Poetas. Leopoldo María Panero

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Leopoldo María Panero (Madrid 1948 – 2014 Las Palmas de Gran Canaria)

 

No faltan razones para considerar la figura de Leopoldo María Panero como la de un “maldito”. Ahora bien, una cosa es la figura, el hombre, y otra muy distinta, el Poeta. Basta leer “Proyecto de un beso”, “El circo”, “La canción del croupier del Mississippi” o “¿Qué es el destino?”, “La maldad nace de la supresión hipócrita del gozo”, “La cuádruple forma de la nada” o “Página veinte”, “El loco”, “Diario de un seductor “o el “Himno a Satán”, o “El lamento de José de Arimatea”,o la “Glosa a un epitafio (carta al padre)” para darse uno cuenta de que estamos ante un Poeta en acto, esto es, alguien que vive sólo en el poema: ahí nace y ahí muere. Por mucho que en ocasiones recurra a máscaras. Por eso la suya es una obra rigurosamente metafísica: la escritura le proporciona el ser, su memoria y su fin. El hombre pasó su patética vida recluido en psiquiátricos. El Poeta –máxima expresión del ser- vive y muere en su poesía.

Vivo dentro de la fantasía paranoica del fin del mundo y no solo no quiero salir de ella sino que pretendo que los demás entren en ella. Todas mis palabras son la misma que se inclina hacia muchos lados, la palabra FIN, la palabra que es el silencio, dicha de muchos modos”. Así abría Panero su poética para Nueve novísimos, la antología de Josep Maria Castellet que le señaló en 1970 como una de las grandes promesas de la literatura por venir.

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Leopoldo María Panero

SELECCIÓN POEMAS / CRÉDITOS:

1.   Ma mère – Voz: Manuel Alcaine – Música: Arvo Pärt (Spiegel im Spiegel)
2.   El circo – Voz: Fernando Alcaine – Música: Arvo Pärt (Spiegel im Spiegel)
3.   Érase una vez – Voz: Oskar Aguilar y Santi Ric – Música: Tchaikovsky (Cascanueces)
4.   El loco mirando – Voz: José Mª Burillo – Música: Arvo Pärt (Fratres)
5.   Página veinte – Voz: José Mª Burillo – Música: György Ligueti (Movimiento preciso e mecanico)
6.   Dedicatoria – Voz: José Mª Burillo – Música: György Ligueti (Dedicatoria)
7.   Inédito – Voz: Carlos Sangüesa – Música: György Ligueti (Como mecanismo di precisione)
8.   Diario de un seductor – Voz: Oskar Aguilar – Música: György Ligueti (Presto, furioso e brutale)
9 .  Deseo de ser Piel Roja – Voz: Orión González – Música: György Ligueti (Alegro nervoso)
10. El loco – Voz: Santi Ric – Música: György Ligueti (Presto)
11. Peter Punk – Voz: Santi Ric – Música: Tchaikovsky (Cascanueces-Danza del hada Dulcísima)

 

Ma Mère

 

A mi desoladora madre, con esa extraña
mezcla de compasión y náusea que puede sólo
experimentar quien conoce la causa, banal y
sórdida, quizá, de tanto, tanto desastre.

Yo contemplaba, caído
mi cerebro
aplastado, pasto de serpientes, a
vena de las águilas,
pasto de serpientes
yo contemplaba mi cerebro para siempre aplastado
y mi madre reía, mi madre reía
viéndome hurgar con miedo en los despojos
de mi alma aún calientes
temblando siempre
como quien tiene miedo de saber que está muerto,
y llora, implora caridad a los vivos
para que no le escupan encima la palabra muerto. Vi digo
mi cerebro en el suelo licuándose, como un excremento
para las moscas. Y mi espíritu convertido en teatro
vacío, del que todo pensamiento ha desertado
-tutti gli spiriti miei eran fuggiti
dinanzi a Lei
mi espíritu como un teatro vacío
donde en vano alentaba inútil, mi conciencia,
cosa oscura o
aliento de monstruo presentido en la caverna. Y allí, en el teatro vacío
o bajo la carpa del circo
abandonado, tres atletas
-Mozo, Bozo, Lozo-
saltaban sin descanso, moviendo
con vanidad desesperada el trapecio
de un lado a otro, de un lado a otro. Y también, cortesanas
con el pelo teñido de un oro repugnante, intercambiaban
leyendas sobre lo que nunca hubo
en el palacio en ruinas Y me vi luego, más tarde
mucho más allá del demasiado tarde,
en una esquina desolada de
alguna ciudad invernal, mendigando
a los transeúntes una palabra que dijera
algo de mí, un nombre con que vestirme. Puerta
del infierno -del
infierno de la imposibilidad de sufrir ya-
este poema, este canto exhausto
esta puerta que chirría en la casa
sin nadie, llevada sólo por lo deshabitado del viento,
como un pelele o marioneta infame que mimara
su carencia de ser con lo exagerado del gesto: una muñeca
llevada por los hilos invisibles de todas las manos
y negada por todos los ojos. Como una muñeca me mimo
a mí mismo y finjo
delante de nadie que aún existo. Peonza
en la mano del dios de los muertos. Como una muñeca extraviada
en la ruta implacable de tantas otras, de las incontables marionetas
que ejecutan su vida como un rito funerario,
una obsesión senil o un delirio
último de moribundo. Porque los hombres no hablan, me dije, dije
a los ciegos que manchaban
de heces y sangre sus zapatos al pisar mi cerebro.
Y al momento
de pensar eso, un niño
orinó sobre la masa derretida,
dando luego
de beber vino rojo y fuerte a un sapo
para que borracho riera, riera, mientras caía
sobre le invierno de la vida la lluvia
más dura. Y al verlo, y mientras me arrastraba
cojeando entre los muertos, pensé: llueve,
llueve siempre en las ruinas. Y mi madre rió, al oír aquel ruido
que delataba mi pensamiento.

 

El circo

 

Dos atletas saltan de un lado a otro de mi alma
lanzando gritos y bromeando acerca de la vida:
y no sé sus nombres. Y en mi alma vacía escucho siempre
cómo se balancean los trapecios. Dos
atletas saltan de un lado a otro de mi alma
contentos de que esté tan vacía.
Y oigo
oigo en el espacio sonidos
una y otra vez el chirriar de los trapecios
una y otra vez.
Una mujer sin rostro canta de pie sobre mi alma,
una mujer sin rostro sobre mi alma en el suelo,
mi alma, mi alma: y repito esa palabra
no sé si como un niño llamando a su madre a la luz,
en confusos sonidos y con llantos, o bien simplemente
para hacer ver que no tiene sentido.
Mi alma. Mi alma
es como tierra dura que pisotean sin verla
caballos y carrozas y pies, y seres
que no existen y de cuyos ojos
mana mi sangre hoy, ayer, mañana. Seres
sin cabeza cantarán sobre mi tumba
una canción incomprensible.
Y se repartirán los huesos de mi alma.
Mi alma. Mi
hermano muerto fuma un cigarrillo junto a mí.

 

Érase una vez

 

Cuentan que la Bella Durmiente
nunca despertó de su sueño.

 

El loco mirando desde la puerta del jardín

 

Hombre normal que por un momento
cruzas tu vida con la del esperpento
has de saber que no fue por matar al pelícano
sino por nada por lo que yazgo aquí entre otros sepulcros
y que a nada sino al azar y a ninguna voluntad sagrada
de demonio o de dios debo mi ruina.

 

Página veinte

Esperando todos los días para que venga el cierzo
para que venga el ciervo
azul como el poema, como el gamo
que corre fugitivo sobre el poema
y que sea la nada mi último poema
baba de los labios para que el hombre muera
azul sobre la página
” victorieusment fuit le suicide beau”

Mallarmé lo dijo
oh belleza húmeda del suicidio
única rosa, única flor
rosa cúbica de la página
para que el hombre descubra
que no es un hombre.

 

Dedicatoria

 

Más allá de donde
aún se esconde la vida, queda
un reino, queda cultivar
como un rey su agonía,
hacer florecer como un reino
la sucia flor de la agonía:
yo que todo lo prostituí, aún puedo
prostituir mi muerte y hacer
de mi cadáver el último poema.

 

Inédito

(del manicomio de Mondragón)

En el cuarto secreto del placer
Eyaculé sangre pensando que me amabas
Y pensé en besarte al amparo de la muerte
Única segura compañera;
Hoy los años han pasado y de aquella Zaragoza
Sólo queda un ejemplar de Ángel Guinda
“Vida ávida”,
Y unas voces que oigo en las pesadillas.

 

Diario de un seductor

No es tu sexo lo que en tu sexo busco
sino ensuciar tu alma:
desflorar
con todo el barro de la vida
lo que aún no ha vivido.

 

Deseo de ser piel roja

(Sitting Bull ha muerto, los tambores
lo gritan sin esperar respuesta. )

La llanura infinita y el cielo su reflejo.
Deseo de ser piel roja.
A las ciudades sin aire llega a veces sin ruido
el relincho de un onagro o el trotar de un bisonte.
Deseo de ser piel roja.
Sitting Bull ha muerto: no hay tambores
que anuncien su llegada a las Grandes Praderas.
Deseo de ser piel roja.
El caballo de hierro cruza ahora sin miedo
desiertos abrasados de silencio. Deseo
de ser piel roja.
Sitting Bull ha muerto y no hay tambores
para hacerlo volver desde el reino de las sombras.
Deseo de ser piel roja.
Cruzó un último jinete la infinita
llanura, dejó tras de sí vana
polvareda, que luego se deshizo en el viento.
Deseo de ser piel roja.
En la Reservación no anida
serpiente cascabel, sino abandono.

 

El loco

He vivido entre los arrabales, pareciendo
un mono, he vivido en la alcantarilla
transportando las heces,
he vivido dos años en el Pueblo de las Moscas
y aprendido a nutrirme de lo que suelto.
Fui una culebra deslizándose
por la ruina del hombre, gritando
aforismos en pie sobre los muertos,
atravesando mares de carne desconocida
con mis logaritmos.
Y sólo pude pensar que de niño me secuestraron para una alucinante batalla
y que mis padres me sedujeron para
ejecutar el sacrilegio, entre ancianos y muertos.
He enseñado a moverse a las larvas
sobre los cuerpos, y a las mujeres a oír
cómo cantan los árboles al crepúsculo, y lloran.
Y los hombres manchaban mi cara con cieno, al hablar,
y decían con los ojos «fuera de la vida», o bien «no hay nada que pueda
ser menos todavía que tu alma», o bien «cómo te llamas»
y «qué oscuro es tu nombre».
He vivido los blancos de la vida,
sus equivocaciones, sus olvidos, su
torpeza incesante y recuerdo su
misterio brutal, y el tentáculo
suyo acariciarme el vientre y las nalgas y los pies
frenéticos de huida.
He vivido su tentación, y he vivido el pecado
del que nadie cabe nunca nos absuelva.

 

Peter Punk

Peter Punk es el amor y Campanilla su princesa
en el cielo están buscando el secreto de la nada
todos los Niños Extraviados.
Peter Punk es el amor y Campanilla su princesa
Garfio busca en vano el secreto de su mano
y Campanilla llora al pie del Árbol Extraviado
adónde las sirenas y adónde los enanos
Peter Punk intenta en vano su amor explicar,
en una playa desierta Campanilla lo dejó.

 

 

Leopoldo M. Panero y “El Desencanto”

 

Escucha el audio reportaje que emitimos en octubre del año pasado en homenaje a la figura, vida y obra de uno de los mejores poetas españoles de la segunda mitad del siglo XX. Miembro ilustre de la antología de José María Castellet, Los nueve novísimos, es el más transgresor y pionero en la estética culturalista. Incluye cortes de audio de la gran película “El Desencanto” de Jaime Chavarri.

 

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Leopoldo con Felicidad Blanc, su madre (fotograma de El Desencanto-1976)

Leopoldo con Felicidad Blanc, su madre (fotograma de El Desencanto-1976)

 

Leopoldo, Felicidad blanc y Michi Panero (fotograma de El Desencanto-1976)

Leopoldo, Felicidad blanc y Michi Panero (fotograma de El Desencanto-1976) 

 

Felicidad Blanc, Juan Luis, Leopoldo y Michi Panero (años 50)

Felicidad Blanc, Juan Luis, Leopoldo y Michi Panero (años 50) 

 

 

 

Un pensamiento sobre “Malditos Poetas. Leopoldo María Panero

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