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Kazuko Shiraishi y Toshiko Hirata: Voces del Japón actual

24 abril, 2020 - Poesía
Kazuko Shiraishi y Toshiko Hirata: Voces del Japón actual

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Más allá de la decisiva aportación de los haikus –esa prodigiosa forma de captar la eternidad en diecisiete sílabas-, ¿qué conocemos de la poesía japonesa? ¿Conocemos a algún poeta japonés vivo? Presentamos hoy a dos poetas, pertenecientes a generaciones distintas, del Japón actual: Kazuko Shiraishi (1931), autora de reconocido prestigio en su país, de quien recitamos cinco poemas (“Meditación ardiente”, “Ser”, “Pájaro carpintero”, “Lago amarillo” y “Jugador de fútbol”) y Toshiko Hirata (1955), también novelista y dramaturga de quien reproducimos los dos últimos poemas del programa (“Conejo” y “Tesoro”).

 


CRÉDITOS (Autora/poema/voz/música):

1. Presentación – Manuel Alcaine – John Coltrane – A Weaver Of Dreams
2. Kazuko Shiraishi – Meditación ardiente – Lola Orti – John Coltrane – A Weaver Of Dreams
3. Kazuko Shiraishi – Ser – Néstor Barreto – John Coltrane – The Promise
4. Kazuko Shiraishi – Pájaro carpintero – María José Sampietro – John Coltrane – The Promise
5. Kazuko Shiraishi – Lago amarillo – Elena Parra – John Coltrane – My Favorite Things
6. Kazuko Shiraishi – Jugador de fútbol – Lola Orti – John Coltrane – My Favorite Things
7. Toshiko Hirata – Conejo – Chus Sanjuán – John Coltrane – In A Sentimental Mood
8. Toshiko Hirata – Tesoro – Elena Parra – John Coltrane – Cresent

 

 

Selección poemas:

Meditación ardiente

Soy una meditación que quema.
Dentro guardo una isla acuosa,
pájaros marinos y la luna llena.
Alquilo un hogar a los cocodrilos del Nilo.
Mi meditación no es agua azulada
sino rojo deseo.
Creciendo en sus ojos
alimento los cocodrilos con un sol deleitable
y los dejo dormir.
Vivo en una meditación que quema
oyendo la isla acuosa golpeada por las olas
callada silenciosamente.

Ser

Hubo algo parecido en una cuesta amazónica
y en las selvas indonesias.
Voló ligeramente sobre sus alas
desvaneciéndose como vértigo,
después del segundo viaje separados,
pero existió realmente
como luz y sombra en cópula súbita,
estremeciendo levemente el aire silencioso.

Pájaro carpintero

Aparece un pájaro carpintero que industrioso
perfora un hueco en la cabaña.
Un hombre vuela y lo amenaza.

Durante 8 años el hombre
construyó la casa
para su esposa y dos hijos,
entonces,
antes que el pájaro perforara el hueco,
otro invisible
llegó y picoteó a la esposa.

De ahí la mujer
voló hacia alguna parte
y no regresó más.

Aparece un pájaro carpintero que industrioso
picotea la cabaña de un hombre.

Lago amarillo

Puedes pescar aquí peces deliciosos
y ponerlos en tu mesa
pero el lago es amarillo .
Para ocultar su profundidad
los Indios que viven cerca del lago
también ocultan su fondo.
Quizás los peces vivan en sus ojos
o deliciosos espíritus canten al hervir con odio
las profundidades de sus ojos oscuros,
nadie puede ver algo que vive en el lago amarillo
sin mostrar su forma sobre la mesa.

Jugador de fútbol

Un jugador de fútbol
patea una bola,
todos los días, patea una bola.
Un día pateó al amor tan alto
que éste quedó en el cielo
y jamás regresó.
La gente piensa que debe ser el sol,
que debe ser la luna
o alguna nueva estrella.

En mi interior
también pende una bola,
suspendida en el cielo
que nunca regresó.
Ustedes pueden verla
convirtiéndose en llama,
en amor,
en estrella.

 

Toshiko Hirata

 

Conejo

Tú sé zorro y devórame. Encuéntrame al brincar en la nieve, persígueme con los ojos ensangrentados. Huyo. Para ser perseguido por ti. A veces vuelvo la cabeza y brinco al reconocerte. Brinco. Me late el corazón. Levanto mis orejas. Me alegro. Me ansías. Me persigues tan fervorosamente. Escucho tus pasos, tu latido y tus rugidos. Escucho con mis orejas aumentar tu temperatura, crecer tu apetito y salpicar tu sudor. Tú nunca renuncies. Aunque se te pelen las patas y tropieces con un tocón, levántate para perseguirme. Imagina lo deliciosa que es mi carne. Imagina el sabor del botín que consigues después de tres días de hambre. Mi carne es sumamente exquisita. Un monte de invierno. Todo está cubierto de nieve. Nos encontramos absolutamente solos. Huyo. Tú persígueme. Seguramente me capturarás. Llorando río, lloro riendo, y dentro de poco me alcanzas. Te lanzas contra mí. Tus brazos tibios. Tus palpitaciones violentas. Tu sudor rebosando. Tu aliento me toca las orejas. Esperaba este momento, siempre, desde hace mil años. Tú muérdeme el cuello con todas tus fuerzas. Ése es mi punto débil. Mi pelo blanco flota en el aire. Mi sangre roja se derrama, para manchar la nieve. Siento el cielo cerca. Mis dos pupilas reflejan el arcoíris, y expiro con una sonrisa irónica. Esperaba este momento. Siempre.

Tesoro

La palabra más hermosa del mundo
es Concertgebouw.
Hace cuatro años en Ámsterdam,
mientras me paseaba en el tranvía de la tarde,
vi un edificio enorme frente a mí.
Te pregunté: ¿Qué es esto?
Concertgebouw —Respondiste.

Concertgebouw.
En ese entonces no sabía qué era eso
pero tu voz que lo susurró
fue tan linda
que a partir de ese momento esa palabra se volvió mi tesoro.

No había escuchado a alguien
decirla antes
ni después y fue la única vez
que susurraste
esa palabra que escuché sólo una vez.
Yo fui la única que oyó
en aquel momento
esa blanda
voz
tuya.

Escrito aquí de esta manera
mi tesoro de pronto pierde su brillo,
se convierte en algo menos que el cadáver de una cigarra.
Para desechar una cosa importante,
confesé mi secreto.
Para olvidarme de esa palabra
y también de ti.

Adiós,
mi Concertgebouw,
Jamás volveré a enamorarme de ti.
Las cosas importantes
hay que tirarlas una y mil veces.

Hasta el rocío dulce de la separación
pierde sabor al ser escrito aquí.
Ni siquiera siento una herida.

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