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José Agustín Goytisolo. El lobito bueno

17 marzo, 2017 - Poesía, Radio reportajes
José Agustín Goytisolo. El lobito bueno

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José Agustín Goytisolo, nació en Barcelona en 1928 y falleció en esa misma ciudad el 19 de marzo de 1999. Tras meses de depresión, se quitó la vida precipitándose por una ventana de su casa. En su último cumpleaños, le había dicho a sus amigos: “Si tuviera que volver a vivir todo lo que he vivido, preferiría no volver a vivirlo”.

 

3-Jose_Agustin_Goytisolo

 

4-Goytisolo con Julia

Con Julia

Uno de los literatos más importantes de la generación de los 50. Junto a Carlos Barral y Jaime Gil de Biedma, fue uno de los fundamentales de la llamada escuela poética de Barcelona. Autor de una de las más originales y ricas obras poéticas de la literatura española contemporánea, sus poemas conjugan la veta lírica y elegíaca con la ironía y el sarcasmo, y el sentimiento amoroso con una visión crítica y política del mundo contemporáneo.

José Agustín Goytisolo, Paco Ibáñez, Georges Moustaki y Luis Eduardo Aute.

José Agustín Goytisolo, Paco Ibáñez, Georges Moustaki y Luis Eduardo Aute.

 

Palabras para Julia, al que puso música Paco Ibáñez, es uno de sus poemas más conocidos. También Amancio Prada y Rosa León han puesto música a sus poemas y la cultura catalana le reconoce su labor de “hombre puente” por las excelentes traducciones que hizo de varios poetas catalanes.

 

Licenciado en Derecho, Goytisolo fue amigo y compañero de generación de Carlos Barral y Jaime Gil de Biedma. “Carlos, éramos pocos, pero hacíamos ruido”, escribió en Cuadernos de El Escorial. Y en un ejemplo de su dominio de la sátira, lanzó este dardo envenenado contra algún poeta con ínfulas: “Crees que porque enculas a cualquier muchachito/ alcanzarás el arte de Jaime Gil de Biedma./ Él era homosexual y altísimo poeta. / Tú escritorzuelo y un triste maricón”.

 

De Izda. a Dcha. Juan Marsé, Carlos Barral, Gil de Biedma, Ángel Gonzáles y J.A. Goytisolo

 

Se autodefinía como “francotirador de izquierdas”, pero era sin duda mucho más. Escritor y hermano de escritores, era el poeta de una familia, la de los Goytisolo, muy bien dotada literariamente. Mientras que sus hermanos menores, Juan y Luis, se han dedicado sobre todo a la novela, José Agustín optó por la poesía. Deja una obra compuesta de más de veinte títulos en los que, con un lenguaje llano, alternó versos urbanos y casi de combate con poemas de un sentimiento muy cercano a la gente de la calle.
Antifranquista de corazón -fue detenido varias veces-, no llegó a militar, aunque sí fue un activo compañero de viaje. Le gustaba decir que iba por libre y que se hizo antifranquista a raíz de la muerte de su madre, fallecida en Barcelona durante un bombardeo en la guerra civil. Su lucha, en cualquier caso, fue ejemplar y se traduce en una poesía que, en sus palabras, “no es poesía social, sino política”.
“En poesía, lo peor es seguir la moda”, decía. Él iba a lo suyo, con un público fiel que se sabía de memoria varios de sus poemas. “Me ilusiona saber que hay varias guarderías llamadas Lobito Bueno gracias a una de mis poesías”, comentaba.
Vázquez Montalbán dijo de él: “No sólo es uno de los poetas españoles más importantes de la segunda mitad del siglo XX, sino una de las mejores personas que he tenido la oportunidad de conocer en esta vida”.
Dicen que en alguna ocasión declaró: “La gente se muere igual que un geranio. A mí me gustaría morir con la cabeza clara y sin dolor”.

 

el lobito bueno

 

 

Alguno de sus poemas:

 

•   “Palabras para Julia”

Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.

Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego.

Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.

Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

La vida es bella, ya verás
como a pesar de los pesares
tendrás amigos, tendrás amor.

Un hombre solo, una mujer
así tomados, de uno en uno
son como polvo, no son nada.

Pero yo cuando te hablo a ti
cuando te escribo estas palabras
pienso también en otra gente.

Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos.

Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti
como ahora pienso.

Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.

La vida es bella, tú verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor, tendrás amigos.

Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.

Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.

Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

 

•   “Piazza Sant’Alessandro, 6”

Querida Carmen hoy
no me importa que digan los periódicos
que prosigue la huelga de estudiantes
o que ataca el Viet-Cong
pues ahora
hace muy poco tiempo —tan sólo
unos minutos—
ha empezado a llover. Es importante:
el agua sucia empieza a resbalar
por las paredes: forma
un río en la calle; cae igual que la saliva
de los coches parqueados en aceras
y los toldos se comban por el peso
del agua; y es posible
que dure sólo un rato este chubasco.
Y yo estoy en un bar lleno de gente
y yo estoy en un bar lleno de gente
con humo y mal olor de bocadillos
y bebo mi segundo
gin-tonic de la tarde y me he tragado
dos librium —ya lo ves: llevo la cuenta—
y como te decía
ya no me importan nada las noticias
ni la gente que corre ni la vida
es decir que me importa sólo el agua
que está cayendo siempre con más fuerza
salpicando el cristal junto a mi cara
y pienso en cosas dulces y difíciles
—ser más guapo tener
a una chica bonita y excitada
caminando a mi lado por un feroz pasillo
lleno de puertas altas y de cuadros
de antepasados todos parecidos
que sonríen; y en voces
hondas voces severas; no como estas
que hablan de fútbol y de tonterías
con tono pegajoso y aburrido—
y esto me reconforta: soy capaz
de amar a un elefante y de tener
concomitancias con un gran marica
de prestar mi corbata
de jugar a fantasmas con mi prima;
y me levanto llamo al camarero
—sigue lloviendo ¡oh agua sucia cae
cae por favor!
sobre la horrible piel de Barcelona
no te detengas hasta que me duerma—
y pago los gin-tonic y el tabaco
recojo mis papeles —me doy cuenta
que hago nuevos proyectos imposibles-
y cuando estoy a punto
de salir de una vez de este tristísimo
café de la puñeta ya me olvido
del hombre que yo fui hace poco rato
de su ternura inútil y su frío
de las pastillas que necesito
para decirle adiós al limpiabotas
y salir a la lluvia; en donde ahora
pienso en ti y tus pestañas y tu abrigo
y voy a casa a escribirte enseguida
para que leas esto y me recuerdes
bebas un trago y otra vez me olvides.

 

porque sino después las cosas se complican

Soy peor todavía de lo que muchos creen.
Me gusta justamente el plato que otro come
aburro una tras otra mis camisas
me encantan los entierros y odio los recitales
duermo como una bestia
deseo que los muebles estén más de mil años en el mismo lugar
y aunque a escondidas uso tu cepillo de dientes
no quiero que te peines con mi peine
soy fuerte como un roble
pero me ando muriendo a cada rato
comprendo las cuestiones más difíciles
y no se resolver lo que en verdad me importa.
Así puedo seguir hasta morirme:
ya ves soy lo que llaman
el clásico maniaco depresivo.
Te explico estas cuestiones
porque si todo vuelve a empezar
no me hagas mucho caso acuérdate.

 

•   “El lobito bueno”

Érase una vez
un lobito bueno
al que maltrataban
todos los corderos.

Y había también
un príncipe malo,
una bruja hermosa
y un pirata honrado.

Todas estas cosas
había una vez.
Cuando yo soñaba
un mundo al revés.

 

•   “Poema a Jaime Gil de Biedma”

A ti te ocurre algo,
yo entiendo de estas cosas,
hablas a cada rato
de gente ya olvidada,
de calles lejanísimas
con farolas a gas,
de amaneceres húmedos
de huelgas de tranvías.

A ti te ocurre algo,
yo entiendo de estas cosas,
cantas horriblemente,
no dejas de beber
y al poco estás peleando
por cualquier tontería,
yo que tú ya arrancaba
a que me viera el médico
pues si no un día de éstos
en un lugar absurdo
en un parque, en un bar
o entre las frías sábanas
de una cama que odies
te pondrás a pensar,
a pensar, a pensar
y eso no es bueno nunca…
…porque sin darte cuenta
te irás sintiendo solo
igual que un perro viejo
sin dueño y sin cadena,
te pondrás a pensar,
a pensar, a pensar
y eso no es bueno nunca.
A ti te ocurre algo,
yo entiendo de estas cosas.

 

•   “Carta a mi hermano”

Querido Juan: te escribo
para contarte algunas cosas.
Ayer por la mañana
yo no sabía si salir o qué
y sentado en mi silla
ante el café con leche
que se me queda frío
casi todos los días
pensaba que es difícil
-para mí por lo menos-
poner cara de hombre
normal y sonreír
a la gente que veo
que me saluda: al viejo
portero de la casa
y en la calle a quien corre
y atraviesa la acera
detrás de algún asunto
-dinero casi siempre-
esos hombres extraños
culpables, como yo
y también extenuados
o enfermos o perdidos
mas que viven y aguantan
esta vida cochina
y hermosa algunas veces.

Si mi mujer me mira
yo no sé qué decirle:
habla de cosas simples
-de otro año o de un piso
mayor o de la escuela
de Julia-. Ay Julia
yo no quise; tú entiendes
y resulta que crece
cada día y sonríe
me mira y me da besos
me pide una peseta:
me ve como un pirata
honrado y cariñoso
y ríe con la risa
de los que aman la vida
-como a veces yo río
cuando no pienso así-.

Estoy cansado hermano;
me siento como un viejo
inútil que ya hizo
todo el mal que podía
y está de sobra aquí.
Si creyese yo en algo
que todo lo arreglara
para mí -y que no existe-
no odiaría mi vida
ni quisiera morir.
Juan: sé que tú comprendes
lo que me ocurre: sé
que leerás la carta
y pensarás en mí
y en Luis que está mejor
después de todo el lío;
y en todo lo que pesa
como un montón de escombros
en mi memoria.

En fin:
se termina el papel.
Perdona mis palabras
pero quise explicarte
lo que me está pasando
para sentirme cerca
de ti y de tu ternura
para olvidar un poco
esta sórdida vida
que me cuesta aguantar.
Adiós: escribe pronto
y besos a Monique.

 

Publicaciones:

El retorno 1955
Salmos al viento 1956
Claridad 1959
Años decisivos 1961
Algo sucede 1968
Bajo tolerancia 1973
Taller de Arquitectura 1976
Del tiempo y del olvido 1977
Palabras para Julia 1979
Los pasos del cazador 1980
A veces gran amor 1981
Sobre las circunstancias 1983
Final de un adiós 1984
La noche le es propicia 1992
El ángel verde y otros poemas encontrados 1993
Elegías a Julia Gay 1993
Como los trenes de la noche 1994
Cuadernos de El Escorial 1995

 

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