Hoy empezamos con música, cómo no. Hot Hands, el dúo que forman Joaquín Pardinilla y Ernesto Cossío, actuarán en el Corazón verde el jueves 4 y el viernes 5 de mayo.
Tal y como ellos mismos dicen, “blues del delta para dos guitarras y voz. Evento sanador donde los haya…”. Pardinilla es un maestro de los instrumentos de cuerda, y su recorrido como compositor e intérprete ya lo conocéis todos. En esta ocasión, junto a Ernesto Cossío, otro grande de la canción y de la guitarra, podremos escuchar sus versiones de los mejores blues en un escenario privilegiado como es el Corazón verde, junto al Canal Imperial, con el parque como telón de fondo y a la caída de la tarde. A mí me encantan sus covers de Tom Waits, entre otros. No os lo perdáis. Los escuchamos, Manuel, por favor, un momento, en una actuación en la Campana de los Perdidos. Actuación del año 2016 a la que asistí, y me encantó, como siempre que voy a verlos.
Cambiamos ahora de formato para irnos hasta el Bosque de Tragopogon, así como suena, sin tilde, y que es el título de la exposición que presenta en Zaragoza Nacho Arantegui, un artista de los que se ahora se denominan multidisciplinares, que se enmarca dentro del movimiento artístico Land Art. El tragopogon, comúnmente conocido como barba de chivo o salsifí, es un género de plantas herbáceas con muchas especies catalogadas. Tiene el tallo erecto, a veces ramificado, y una altura que va desde los 15 cm hasta el metro y medio.
Hemos visto estos años pasados sus espectáculos en la Ribera Alta del Ebro, en Zuera y en la Alfranca, en el calor del verano y en mitad de la noche, en los que la naturaleza era la escenografía y la coreografía resultaba variada y original: luces, música, danza y muchas sorpresas. En estas experiencias, que siempre resultan vivas y llamativas, el espectador debe escuchar, ver, caminar y descubrir. Y ponerse continuamente protección antimosquitos… fundamental. En el espectáculo que organizaron en Ribera Alta el segundo día ofrecían fundas hechas con bolsas de basura, creo recordar, porque los mosquitos, a las diez de la noche en pleno mes de julio y a dos metros del río, se comían literalmente a los espectadores. Ahora desembarca con esta exposición que podéis visitar en la Caja Rural del Jalón y que, como él mismo describe “pretende una vuelta de la mirada hacia los ecosistemas naturales de nuestro entorno”.
Otra muestra, otra exposición, esta una experiencia inmersiva que lleva por nombre Sigena mágica, y como subtítulo, “experimenta la sala capitular en realidad virtual”.
Seguro que habéis oído o incluso visto experiencias de este tipo. Se trata de crear un entorno en el que recibes multitud de estímulos y sensaciones que llegan a través de los sentidos. En ocasiones, se recrean realidades paralelas, cercanas a la ciencia ficción. Se trata más bien de epatar o aturrullar, no de simular nada, ya que lo que ves y sientes es totalmente irreal. Si no están bien resueltas, atormentan con tanto proyector sobre, debajo, encima y alrededor de ti y con sonidos la mayoría de las veces mal resueltos, mal sincronizados, o ininteligibles al oído. Algunas, no obstante, están muy bien hechas y son espectaculares. Aviso, en esta de Sigena que está en los Depósitos del parque Pignatelli la entrada al recinto es gratuita, pero para acceder a la proyección debes pagar creo que 6 o 7 euros. Tengo curiosidad por verla.
Y termino hoy con teatro. De lo mejor de las compañías de Zaragoza, Teatro Che y Moche. El título, Un día feliz: obra de teatro musical y festiva que cuenta la historia de tres generaciones de músicos eslavos en un viaje entre lo real y lo mágico. Como ellos mismos dicen “música Zíngara en directo, teatro gestual, de texto, happening, improvisación, mucho humor y diversión… en definitiva, un espectáculo multidisciplinar, divertido, arriesgado y sobre todo muy original que ha dotado de un estilo y sello propio a nuestra compañía. En el Teatro Principal del 18 al 21 de mayo. A mí me gusta mucho Teresa Polivka, integrante de la compañía y una maravillosa violinista ucraniana que lleva ya veinte años en Zaragoza.
Del blues a lo multidisciplinar, actividades para todos y de todas las formas posibles. La verdad es que todo es inmersivo, no solo lo que nos venden como tal.