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Diurno-Nocturno – 3 (En defensa de Canal Roya)

23 febrero, 2023 - Radio reportajes
Diurno-Nocturno – 3 (En defensa de Canal Roya)

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Hoy, en este diurno-nocturno hemos decidido cambiar un poco el formato, y os avisamos de que no vamos a hablar de exposiciones ni de espectáculos ni de otras actividades lúdicas, nos vamos a centrar, en exclusiva, en manifestar nuestro más profundo desacuerdo con el proyecto de unión de estaciones de esquí en el Pirineo aragonés, proyecto que atraviesa y destroza valles y lugares de belleza singular, única, territorios que son paraísos en la tierra, en esta tierra que nos dicen que es nuestra, de todos, de los pocos, eso sí, que la poblamos, pero que está manipulada por las decisiones que atañen y afectan a los intereses económicos de unos pocos, unos muy pocos, tiempo ha y sin la menor vergüenza.

CARTEL Diurno-Nocturno-3- cuadro
En esta ocasión se trata de la unión de las estaciones de esquí de Formigal y Astún a través de la Canal Roya. Estos últimos días hemos asistido al rechazo público a través de concentraciones en Zaragoza, Huesca y Jaca; hemos leído artículos y textos en defensa de la protección de estos territorios en los periódicos y en las redes sociales de r prestigiosos geógrafos, naturalistas o montañeros, pero el proyecto pasó el 25 de enero por Consejo de Gobierno y cuenta con el apoyo del presidente del Gobierno de Aragón, Sr. Lambán y de otros consejeros de otras siglas políticas, del presidente de la Diputación de Huesca, de Ibercaja, de empresarios y de alcaldes de localidades cercanas a las estaciones de esquí de Formigal, Candanchú y Astún. Podemos y Chunta Aragonesista se han mostrado en contra, y alguna asociación de montaña se ha hecho eco de esta terrible decisión, como la Federación Española de Deportes de Montaña, pero otras ha sido muy tibias, como ha sido el caso de la Federación Aragonesa de Montañismo (FAM), que emitió un comunicado a través del que no se posiciona “La gran mayoría de los clubes que integran la FAM han decidido no manifestarse públicamente, y lo respetamos, e igualmente pedimos a todos el mismo respeto mutuo del que siempre hemos hecho bandera en el montañismo”. Dejar constancia de que esta asociación había adoptado, históricamente, una posición a favor de la declaración de un parque natural en la zona. Muchos socios se han dado de baja de desde que emitió el comunicado.

Esto que está pasando es un inmenso error, una desgracia. No es la primera ni será la última. Ha ocurrido con Castanesa, con Espelunziecha o con el collado de Izas, pero en esta y otras ocasiones los promotores son los mismos que conceden la declaración ambiental, con lo que está todo dicho. Una pena el territorio, los políticos y gran parte del tejido social que tenemos. Réquiem por la Canal Roya y sus prados y praderas infinitas, su fauna y flora, su limpia atmósfera, la súbita aparición del bosque en el paseo, la Rinconada, la llegada a los ibones del Anayet, que como he leído hoy es una chimenea volcánica hermana del cercano Midi d’Ossau. Pero tendremos el mayor dominio esquiable del mundo y el primero en España. Y será un gran negocio para muchos, eso sí, sostenible, ya que además estará financiado por los fondos Next Generation de la Unión Europea. Los requisitos de la ayuda exigen que esté terminado en 2025. Cuatro kilómetros y medio de telecabina que dejarán en el valle restos de remontes, pilonas, cables, carreteras y caminos de acceso a pistas y aparcamientos. Restos que configurarán nuestro espacio y que quedarán ahí para siempre como mudos testigos de otra perpetración más al patrimonio natural y que seguro que en el futuro sacará los colores a más de uno por haber sido tibios, blandos, dependientes, poco lúcidos e interesados.
Terminamos con un breve texto de un artículo que ha sido publicado en numerosos medios. Es del Eduardo Martínez de Pisón, un geógrafo sabio amante de las montañas, en especial, del Pirineo

“Nunca pensé que tuviera que escribir a favor del estado natural de la Canal Roya. Creía con ingenuidad que sus calidades, tan evidentes, la hacían inviolable, que cualquiera con un mínimo de amor a la montaña, de conocimiento, sensibilidad y respeto, la admiraría y protegería.

Pero mi confianza en quienes planean los destinos de nuestros territorios y paisajes de dominio natural ha sido una vez más defraudada y hay previstos proyectos de inversiones elevadas para convertirla en un soporte de pilonas, torres, cables, transporte mecánico por las alturas y remedo de parque de atracciones, que acabarán con el frágil legado de su espléndida muestra de naturaleza pirenaica”.

Termina

“Pero todo tiene sus límites, señores, incluso el dinero. Si alguien propusiese hacer un aparcamiento en el lugar actualmente ocupado por el Museo del Prado, como algo mucho más útil para el vecindario, nos rasgaríamos las vestiduras. Pues no es un caso diferente hacer de la naturaleza de la espléndida Canal Roya y su profundo misterio un carrusel para que tal reconversión incremente las ganancias en la industria del esquí. Si se tiene la gran suerte de poseer esta naturaleza tan valiosa, como aquí ocurre, hay que estar a la altura que reclama y preservarla. La justificación económica, aparte de discutible en sus mismos planteamientos, no da vía libre a embestir contra toda calidad territorial, sino que exige, al contrario, en un temple civilizado, un claro deber de cuidado y preservación.

De modo que hay dos modelos de actuación contrapuestos en la actuación en buena parte del espacio pirenaico. Uno, el vigente -como en el resto del espacio aragonés por ejemplo con los aerogeneradores-, es el de explotación como mero recurso especulativo, sin contemplaciones. Otro, el deseable pero no visible en casos como el de la Canal Roya, es el de atención, respeto y conservación, por sus altos e indiscutibles valores naturales y por su muy elevada capacidad educativa. Un equilibrio ponderado entre la consideración sectorial del territorio como un uso productivo y un explícito cuidado del paisaje excelente como un legado vendría a ser la opción propia de una gobernanza madura, ecuánime y que emprende acciones culturalmente responsables. No está siendo así, y la apuesta especialmente imprudente por la perturbación de paisajes tan valiosos como los de la Canal Roya en detrimento de su protección nos deja sin esperanzas.”

Como decía hoy una lectora en la sección de Cartas al Director del Diario de Navarra:
“Por suerte todavía nos queda el Pirineo francés, con su parque nacional. Ahí son mucho más conscientes de los valores que custodian”.

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