En el programa de hoy os propongo recorrer las diversas ubicaciones que ha tenido la sede del Ayuntamiento en Zaragoza en los siglos más recientes, en los que ha conocido la denominación de Concejo, Casa de la Ciudad, Casa Consistorial, palacio municipal, hasta llegar a la actuales dependencias de la plaza del Pilar, donde siquiera de forma más simbólica que otra cosa, sigue residiendo su domicilio social y tienen lugar formalmente sus plenarios.
Tras la conquista cristiana de Sarakosta en el siglo XII, y a falta de sede propia, las reuniones del Concejo General de la ciudad tenían lugar en la iglesia de Santa María la Mayor primero, y luego en el atrio de la antigua y desaparecida iglesia de Santiago el Mayor sita en la calle de la Cuchillería. A finales del siglo XV, un Ordenamiento real estableció que el Concejo se ubicase con carácter definitivo y estable en un edificio propio, que resultó ser el de la Casa del Puente, así denominada por ser inmediata a la Puerta de la Alcántara o del Puente, luego del Ángel, y el propio Puente de Piedra. En el siglo XVI, adosada a ella se construyó el renacentista edificio de la Lonja de Mercaderes, que cuando cesó sus actividades económicas en el siglo XVII fue integrada al ayuntamiento como Salón de las Casas de la Ciudad. La ceca, o casa de acuñación de moneda propia de Zaragoza, fue también situada anexa al Ayuntamiento, que siguió funcionando bajo la denominación de Casa de la Ciudad hasta los principios de la segunda década del siglo XX.
Tras más de 500 años de vida activa, en los que conoció diversas reformas y adecuaciones a los nuevos tiempos, esta Casa de la Ciudad comenzó a agrietarse de forma alarmante en 1912, y se buscó por ello un nuevo emplazamiento provisional en el antiguo Colegio preparatorio militar de titularidad municipal que fue construido en la plaza de Santo Domingo, en una parte del antiguo convento dominico de Santo Domingo. Este colegio de nueva planta sólo estuvo activo un par de años, entre 1890 y 1892, y luego fue destinado a Museo Provincial de Bellas Artes, hasta que este museo fue reubicado definitivamente en las dependencias construidas con motivo de la Exposición Hispano Francesa de 1908 en la antigua Huerta de Santa Engracia, donde hoy continúa.De esta forma, a finales de marzo de 1912 el antiguo colegio militar y museo de la plaza de Santo Domingo se convirtió en la sede de la Casa Consistorial. Su “lejanía” del centro fue acicate para establecer una línea de tranvía, activa entre 1925 y 1959, que facilitara su accesibilidad. No fue ajena su presencia a la decisión de construir el nuevo Mercado del Pescado municipal en la plaza de Santo Domingo. En paralelo, el edificio de la antigua Casa de la Ciudad fue derribado, y sobre su solar se estableció una replaceta con jardines, pequeño estanque central, y quiosco que pronto se convirtió en habitual zona de paseo y estancia para lugareños y turistas en las traseras de la Lonja.
Mientras tanto, la “provisionalidad” de esta sede municipal se prolongaba en el tiempo durante unas cuantas décadas, aunque mientras tanto no dejaron de bullir proyectos de nuevos edificios en nuevas ubicaciones. En este sentido, tal vez el más destacado sea el proyecto de principios de los años 20 de establecer el nuevo Ayuntamiento en un solar de propiedad municipal pendiente de urbanización en la plaza de Castelar, en la manzana entre las calles de Joaquín Costa, Mariano Escar y Mefisto, donde fue diseñado un edificio muy remarcable por el arquitecto municipal Miguel Angel Navarro, pero dificultades económicas insalvables dejaron en suspenso su desarrollo, hasta que años después el solar fue finalmente vendido, y el proyecto clausurado.
A comienzos de 1940, y al hilo de la creación de la gran nueva plaza de las catedrales, de la que ya hablamos en el programa anterior, el gran solar resultante del derribo de todos los edificios delimitados entre la ribera del Ebro y las calles del Retiro Bajo, y del Pilar, hasta la Lonja, fue señalado para construir en él la nueva Casa Consistorial. El proyecto definitivo fue aprobado a finales de 1941, con diseño de los arquitectos Alberto Acha, Ricardo Magdalena Gayán y Mariano Nasarre, pero las penurias de la Zaragoza de la larga postguerra retrasaron hasta enero de 1946, siendo alcalde Francisco Caballero, la colocación oficial de la primera piedra por el arzobispo Rigoberto Doménech.Comenzó entonces una larga etapa de casi veinte años donde se alternaron las etapas de intenso obraje, con la de parones por ausencia bien de materiales, o de presupuestos, que se prolongó hasta 1965, cuando el edificio estuvo concluido, siendo alcalde Luis Gómez Laguna. Hasta entonces, y como medida cosmética, la construcción de la fachada recayente a la plaza del Pilar fue acelerada para dar una imagen más aceptable, como cuando tuvo lugar el multitudinario Congreso Mariano de 1954, pero sólo había que darse una pequeña vuelta hasta el paseo de Echegaray y Caballero, para ver que tras los andamios de cañizo aún faltaba bastante para terminar la obra.
En ese año de 1965 también fueron emplazadas, flanqueando el ingreso principal al nuevo ayuntamiento, dos grandes esculturas en bronce realizadas por Pablo Serrano, que representan a San Valero y al Ángel de la Ciudad. Además, y adosados a la fachada, se colocaron el escudo de la ciudad, con su rampante león en piedra, y el reloj que desde entonces marca las horas.
Desde esa fecha, y hasta 1979, aquí residieron las sucesivas corporaciones municipales del tardofranquismo, encabezadas por Luis Gómez Laguna, Cesáreo Alierta, Mariano Horno y Miguel Merino, designadas por los tercios familiar, sindical, y el de entidades o corporativo. Tras las elecciones municipales del 3 de abril de ese año, el Ayuntamiento volvía a ser gobernado por los representantes democráticamente elegidos por los vecinos y vecinas de la ciudad. Hasta hoy.