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El lavadero conocido como “La Balseta” (balsa de agua pequeña) ya tenía una dilatada historia antes de llegar el siglo pasado, el XX, pues formaba parte de las intervenciones realizadas gracias a la llegada de agua por el Canal Imperial, esa colosal empresa ilustrada de finales del siglo XVIII. Este lavadero estaba surtido mediante la nueva acequia del “Plano”, que derivaba agua del Canal en la Almenara de Santa Engracia, cruzaba el camino de Torrero, pasaba junto a las instalaciones del puerto de Miraflores, la iglesia neoclásica de San Fernando, y aprovechando el pronunciado desnivel de la zona, estancaba agua en una pequeña balsa construida en piedra que cumplía la importante función de servir de lavadero de ropa para quienes habitaban las viviendas del despejado entorno, fundamentalmente las ubicadas entre el Canal y el “camino que conduce a Torrero”. Esta zona conoció una progresiva urbanización desde finales del siglo XIX, debido al aumento de población trabajadora de las fábricas e instalaciones industriales ubicadas en el entorno. La ausencia de abastecimiento de agua, amén de otros servicios hoy considerados esenciales, hasta bien entrado el siglo XX, hizo que este lavadero se consolidara como un espacio de referencia para la zona alta de la barriada de San José durante varias generaciones. La Balseta era circular de diseño, al aire libre, sin techumbre ni resguardo, y sólo avanzado el siglo XX fue cubierta con una estructura de mampostería y teja. Fue el último lavadero urbano activo en Zaragoza, de los abundantes que hubo en toda la ciudad, hasta que la generalización del abastecimiento de agua para uso doméstico los fue dejando sin usuarias (porque lavar la ropa era “cosa de mujeres”). Como en otros tantos casos en esta ciudad, el desuso, la ausencia de mantenimiento, y la interesada asociación con un pasado de aspecto atrasado, rural, lo convirtió al comienzo de la década de los años 70 en una ruina considerada vieja, antiestética, y sobre todo molesta para la sacrosanta circulación rodada. La Balseta estaba a años luz de esa imagen moderna que Zaragoza estaba adquiriendo a base de destruir una parte de su pasado, su patrimonio, su historia. El clamor favorable a su derribo se convirtió en un sonsonete que sólo paró cuando la piqueta terminó el trabajo, y la Balseta fue derribada.
Cuando en 2005 fue remodelado el tramo alto de la avenida de San José, se incluyó en su diseño un espacio denominado “Glorieta de la Balseta”, una plaza dura al uso, entre pronunciados desniveles, con árboles, bancos, y un memorial como recuerdo de la existencia de la Balseta en forma de dos cubetas de agua, a distinta altura, y la escultura en bronce (obra de Manuel Arcón Pérez) de una «lavandera», como representación idealizada de las antiguas usuarias de este lavadero, de la antigua Balseta.
Lavadero Público de «La Balseta» – 1920 capturado desde cierta distancia. Inmediato, el cauce al aire de la acequia del Plano que lo alimentaba con agua del Canal Imperial derivada mediante la Almenara de Santa Engracia. A la izquierda, muros de las ilustradas dependencias del Canal denominadas antiguamente «Granero i Casa para la Aduana». A la derecha, las piedras del puentecillo que salvaba la caudalosa acequia, y daba continuidad al Camino de San José, que hacia la derecha, y en pronunciado descenso, bajaba por la «Cuesta de Morón» hacia «Zaragoza». A su vera, los molinos y factorías industriales que desde finales del siglo XVIII aprovechaban la fuerza motriz del agua en natural caída. Fuente visual: Jesús Cormán Simón, Archivo Público Municipal. – GAZA
«La Balseta» Ca. 1923 – El lavadero “La Balseta” (balsa de agua pequeña) formaba parte de las intervenciones realizadas gracias a la llegada de agua por el Canal Imperial, a finales del siglo XVIII. Alimentado por la acequia de “El Plano”, que tomaba agua en la Almenara de Santa Engracia, esta instalación cumplía la importante función de servir de lavadero de ropa para las viviendas del entorno, ubicadas entre el Canal y el “Camino que conduce a Torrero”. La progresiva urbanización de la zona, el aumento de población, y la ausencia de abastecimiento de agua hasta bien entrado el siglo XX, hizo que este lavadero se convirtiera en un espacio de referencia para la zona alta del barrio de San José durante varias generaciones. Diseñado sin techumbre, ya avanzado el siglo XX fue cubierto con mampostería y teja. Fue el último lavadero urbano en activo de la ciudad, hasta que la generalización del abastecimiento de agua para uso doméstico lo fue dejando sin usuarias (lavar la ropa era “cosa de mujeres”). Se dejó degradar hasta que fue derribado por viejo, molesto e inútil, al comienzo de la década de los años 70. Años después, cuando este tramo de la Avenida de San José fue intervenido, se diseñó una “Glorieta de la Balseta”, con un estanque de agua y una escultura en bronce (obra de Manuel Arcón) que representa a una «Lavandera», como recuerdo de su existencia. En la imagen, el original lavadero prestando servicio. Una de las parcelitas del fondo, aunque parezca increíble, sobrevive, aunque deshabitada, expectante. Fuente visual: Miguel Faci Abad.- GAZA
«La Balseta» ca. 1925 – Foto: Jesús Cormán. Imagen del lavadero público denominado «La Balseta» arriba del todo del Camino de San José, una reliquia dieciochesca de una utilidad plurisecular. Un tiempo después será cubierto con un octogonal tejadillo que le permitirá resistir hasta su demolición a comienzos de los prodigiosos años 70 del pasado siglo, por dar mala imagen a una ciudad tan moderna como esta misma. Mientras las mujeres faenan la ropa y observan al ojo indiscreto, a la izquierda quedan las tapias de las parcelas del camino de San Fernando, por donde desciende la acequia del Plano que abastece este lugar de agua canalina. A la derecha, las viviendas e instalaciones del «Molino Rosa», con una casa de vinos y de comer en los bajos. Fuente visual: «Memoria de las calles de Zaragoza», Julián Ruiz Marín, Librería General, 2003. – GAZA
La Balseta Ca.1960 – Familiar imagen capturada en las inmediaciones del Lavadero Público «la Balseta» (ya cubierto), en la cuesta de Morón, parte final de la avenida de San José, que finalizaba bruscamente allí. Los edificios del fondo, eran viviendas conocidas como «el Molino Rosa», junto a la avenida. Hacia la izquierda, la entrada a la calle «Vía de San Fernando», como continuidad para el tráfico rodado. Fuente visual: www.facebook.com/photo.php?fbid – GAZA
«La Balseta» 1961 – Dibujo de «la Balseta» realizado por Luis Basurte como recuerdo del antiguo y desaparecido lavadero de ese nombre al final de la cuesta de Morón, en la avenida de San José. Los edificios del fondo, desaparecidos, eran viviendas conocidas como «el Molino Rosa». Ahora hay en su lugar el moderno bloque de viviendas del nº 209 de la avenida. A la derecha, la Salle Torrero. Fuente visual: AVV. San José. – GAZA
«La Balseta» 1990 – Al final de la Avenida de S. José, arriba del todo, veinte años antes había acontecido el derribo del lavadero de «La Balseta», ese «mamotreto feo y molesto» según la prensa del momento, que es la misma que la de ahora, porque molestaba al progreso desarrollista de la ciudad, y como llevaba décadas abandonado, estaba en muy malas condiciones: la tormenta perfecta. El objeto era liberar espacio para la circulación rodada, pura y simplemente. El resultado tras el derribo, del que la imagen es apenas un esbozo, atroz y destalentado. Bien se ve lo que molestaba la pervivencia del último lavadero público de la ciudad. En este entorno bien poco amable, perduraban a la izquierda las parcelitas del final de la calle Lapuyade, antes de su derribo. A la derecha, las viviendas del «Molino Rosa», en referencia a los dieciochescos molinos de harina y de aceite allí instalados cuando la obra del Canal Imperial. Años después también derribadas, para moderno crecimiento vertical. En el centro de la imagen, sobresaliente en altura, el silo de SAPASA junto a la Harinera de Morón, también derribado. El aparcamiento en superficie allá donde hubiera, o hubiese sitio, signo de los tiempos. Fuente visual: Archivo Enrique Baile. – GAZA
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2 pensamientos sobre “Zaragoza te habla. La Balseta”
Enhorabuena por tan prolijo trabajo de investigación y esfuerzo compilatorio. Ahora más que nunca se ha difuminado la morfología identitaria de la ciudad con la «destrucción» del Pº de la Independencia en los 90. Y como siempre hay alguien que puede hacerlo todavía peor, el proyecto del tren actual en la primera década del XXI, fue el borrón definitivo de lo que un día fue el centro neurálgico de Zaragoza.
Ahora, sobre el tema que nos trae de La Balseta, me surgen algunas dudas y reflexiones.
En mi recorrido diario al colegio Julio Cejador en Sta. Gema allá por el 77, La Balseta estaba ya oculta. Recuerdo una corta y fuerte pendiente de tierra a cuya cercania finalizaba la linea 30 y 40 del los urbanos. Ya encaminado a Terrazas de Cuellar, la senda de tierra, la flanqueban los antiguos pabellones del ejército (en el 77 un bar o centro social)y a la izda ribazos y acequia con el murmullo del agua. Extraordinario!
Gracias de nuevo y sería para mi un placer conocerte personalmente y me dedicaras alguna de tus publicaciones
Hola, Miguel Ángel. Muchas gracias por tu comentario y valoración. Yo también era vecino de la zona, y tengo bien presente de forma vívida la metamorfosis del último tramo de la avenida de San José acontecida desde finales de los años setenta del pasado siglo. Por supuesto que nos conoceremos, y hablaremos. Si te parece, te remito mi correo electrónico personal para concretar detalles: jmballestin@gmail.com. Un cordial saludo.