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Zaragoza te habla – Jean Laurent y Cia.

8 diciembre, 2022 - Zaragoza te habla
Zaragoza te habla – Jean Laurent y Cia.

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La Zaragoza de Jean Laurent

En este tercer programa de la temporada vamos a retroceder primero veinticinco años para recordar que en 1997 tuvo lugar en el Palacio de Sástago la exposición titulada “Jean Laurent y C.ª en Aragón. Fotografías 1861-1877”, que hasta la fecha sigue siendo el mejor homenaje realizado en la ciudad a esta firma comercial francesa que nos ha dejado para la posteridad una impagable galería de fotos de la Zaragoza del último tercio del diecinueve.

CARTEL ZTH-Jean Laurent- cuadro
Y ahora retrocedemos algo más, a los tiempos de la primera llegada de Jean Laurent a Zaragoza, que estuvo acompasada al ritmo constructivo de la compañía de ferrocarril Madrid-Zaragoza-Alicante en su aproximación culminada en 1863 a la capital del Ebro. Como fotógrafo contratado por esta compañía, se encargaba de capturar en imágenes las homéricas obras del tramo comprendido entre Alhama de Aragón y Ricla, y en esa primera arribada a Zaragoza aprovechó para realizar algunas fotografías con fines comerciales y aprovecharlas luego como tarjetas postales, destacando una tomada desde el monte de Torrero que recuerda la que en 1860 hiciera el inglés Charles Clifford; otra de la Torre Nueva desde la homónima calle y una vista del cauce del río Ebro con detalle del desemboque de la acequia de desagüe de las Balsas de Ebro Viejo.

Pero la inmensa mayoría de las fotografías zaragozanas de J. Laurent y C.ª son de la década siguiente, realizadas entre 1874 y 1877 y centradas ya sin ambages en capturar restos del “glorioso” pasado de la ciudad filtrado por el tamiz del romanticismo y pintoresquismo de la época, centrándose así en algunos de sus principales monumentos, edificios más típicos y espacios referenciales. Un buen puñado de ellas forman parte desde entonces del catálogo de las más icónicas imágenes de la Zaragoza del momento. Como no podía ser de otra forma, los templos del Pilar y de la Seo protagonizan (exteriores y espacios interiores) una importante parte del repertorio. El Pilar se nos muestra con su recién terminado juego de cúpulas que hasta la terminación de la torre de Santiago en 1892 fueron la gran atracción exterior del templo. Singular fue además la vista del Pilar tomada desde la Torre Nueva, donde la mole del templo destaca en un entorno irrepetible. La Torre Nueva es también objeto de varias instantáneas tomadas desde cierta altura cerca de ella. En la glorieta de Pignatelli (plaza de Aragón) una foto del monumento al prócer que le daba nombre nos ofrece una aún más interesante panorámica del entorno previa a la construcción de sus característicos hotelitos unifamiliares. La fachada de la iglesia de Santa Engracia incluye un posado de la guardia del inmediato cuartel homónimo, y el salón de Santa Engracia (paseo de la Independencia) aparece de fondo en una clásica escena de la antigua plaza de la Constitución. La fachada de la decimonónica Diputación Provincial centra otra imagen tomada desde esa misma ubicación. Desde la Casa de las Monas en la antigua plaza de las Estrévedes se nos ofrece una vista del primer tramo del Coso alto, en cuya solanera destaca la fachada de la Audiencia provincial, cuya portada en detalle protagoniza otra fotografía.

En el apartado de antiguas casonas ilustres, Laurent se centra en la de Argillo (plaza de San Felipe), Pardo (calle Mayor), Zaporta (calle de San Jorge) en este caso objeto de un reportaje muy completo, y Morlanes (plaza de San Carlos). Además, y aunque no era muy distinguida, recoge también la fachada de la casa que albergaba el Ayuntamiento en la calle de la Lonja y su extensión más destacada en la vecina y renacentista Lonja, retratada además tanto en su exterior e interiores. Otras iglesias que figuran en la lista son la de San Nicolás, donde se incluyen algunas de las vecinas casitas de la plazuela del mismo nombre; de Santa María Magdalena, en una vista de la homónima plaza que incorpora parcialmente la antigua fachada de la Universidad; de San Gil Abad aparece tanto su portada (calle de Don Jaime I) como su torre (calle de los Estébanes); algo similar sucede con la de San Miguel de los Navarros y la de San Pablo Apóstol, de la que en este caso aparece su Puerta Tramontana (calle de San Blas) y su torre (calle de San Pablo). La plaza del Mercado aparece recogida con toda su magnificencia desde la manzana entre las calles de las Escuelas Pías y de Juan Jiménez Cerdán, y hasta el fondo de la calle de Antonio Pérez, donde emerge el Torreón de la Zuda singularizado además en una foto exclusiva aunque sin identificarlo como tal. Otro torreón (etiquetado de forma errónea como “Torre del Trovador”) representa el tramo de la muralla medieval de la calle de Alonso V, y la foto titulada “Muralla antigua con trazas del famoso sitio de Zaragoza» nos muestra la plaza de las Tenerías, la Puerta del Sol y las fortificaciones de la Tercera Guerra Carlista, además de los torreones medievales incrustados en el convento del Santo Sepulcro. La Puerta del Carmen, tras la que figura la densa umbría de la arbolada calle de la Soberanía Nacional, aparece descrita como “memorable por la defensa que hizo en ella la heroína de Zaragoza durante el famoso sitio de 1808”. La Aljafería cuartelera se nos muestra mediante una curiosa pareja de fotografías de su exterior de idéntico encuadre, en una de las cuales aparece posando el regimiento de Galicia allí alojado. De su interior apenas se nos muestran unas pocas imágenes de la “mezquita” (oratorio o Mirhab) y del palacio de los Reyes Católicos, mientras que algunos de sus restos arqueológicos (capiteles, frisos y ornamentos) son fotografiados en el Museo Provincial. De este museo enclavado en el antiguo convento de Santa Fe destacan un par de imágenes de su patio y galería, apenas un esbozo de este monumental conjunto luego derribado y en cuyo solar se recrecería la plaza de Santa Fe (actual de Salamero).

En el apartado de vistas panorámicas de la ciudad y su entorno, la aportación de Laurent y C.ª brilla especialmente por las dos fotografías tomadas desde la altura de la iglesia del Portillo, una centrada en la recoleta calle del Portillo, y otra en la plaza de ese nombre, que juntas forman una de las más extraordinarias escenas de la Zaragoza de la época. En la margen izquierda del río Ebro, una serie de tres fotografías titulada “Vista general desde Altabás” permiten componer un tríptico panorámico muy impresionante que desde las Tenerías y la Puerta del Sol llega hasta el paseo del Ebro a la altura de la Puerta de San Ildefonso. Esta vista se completa con otra que, capturada entre las ruinas del convento de San Lázaro, se centra en el puente de Piedra. Como tratando de buscar una contrafoto a esta última imagen, Laurent se trasladó al templo del Pilar para centrarse en el puente de Piedra, del que al fondo emergen el antiguo refectorio del convento de San Lázaro y la torre del ex convento de Jesús. Finalmente, last but no least, una joya visual capturada desde la remota periferia del Cabezo Cortado muestra el aspecto del vergel que entonces caracterizaba esta zona del sureste hasta la desembocadura del río Huerva con una fantástica línea del horizonte formada por las principales torres y cúpulas de la ciudad.

Este repertorio visual incluye en varias fotos una simpática marca personal de Laurent y C.ª: el pequeño carromato para transportar los materiales fotográficos de la empresa figura en una de las fotos del patio de la casa de Zaporta; un operario de la compañía aparece ante la puerta de la casa de los Morlanes; y un posado colectivo incluye al propio Jean Laurent sentado en un banco en el interior de la Lonja.
Sirvan estas pocas referencias (que lo mejor es poder acompañarlas con la visualización de las fotografías) como modesto memorial y homenaje al monumental legado visual de Jean Laurent de la Zaragoza de finales del XIX, dado que todavía la ciudad no ha tenido a bien dedicarle ni un humilde vial siquiera en algún recóndito paraje allá por las estepas periféricas o aún más allá. No como el bueno de don Santiago Ramón y Cajal, que desde este año a la calle de toda la vida ha sumado el apellidar a la Gran Vía, según el actual consistorio porque “Zaragoza tenía una deuda con él”. Esperemos ver algún día suceda lo mismo con Jean Laurent, y tantos otros y otras. Vale

-José María Ballestín Miguel –

 

Enlace al álbum de Jean Laurent, en GAZA
https://www.flickr.com/photos/zaragozaantigua/17641127963

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