En el programa de hoy os propongo realizar un recorrido por las distintas ubicaciones de la empresa Giesa en la ciudad, una muestra de lo sucedido con otras muchas instalaciones industriales que durante el pasado siglo XX pasaron de su tradicional emplazamiento en el mismo centro de Zaragoza, para poco a poco terminar en su periferia más extrarradial.
Giesa comenzó en 1914 como una pequeña empresa fundada por el oscense Joaquín Guiral en el antiguo nº 32-34 de la calle de Roda (actual nº 20 de la calle de Santa Isabel), enfrente al singular callejón de las Once Esquinas, al que algún día dedicaremos un programa. Allí, en los locales de una tienda de venta de material eléctrico con pequeño taller anexo, Guiral estableció una lampistería y tienda de aparatos eléctricos, mientras inventaba motores, aplicaciones y construcciones eléctricas. Zaragoza se estaba electrificando, y la creciente actividad comercial del negocio dejó pequeño este primer local, de forma que a comienzos de la década de los años 20 Guiral adquirió un gran local esquinero entre la calle de San Jorge y la calle de San Andrés, sobre el que construyó un inmueble en cuyos bajos estableció una gran tienda de productos eléctricos, mientras que los locales de la calle de Roda fueron reorganizados como talleres.
La empresa seguía trayectoria boyante, sobre todo inclinada hacia grandes proyectos industriales, como por ejemplo la instalación eléctrica de la Estación Internacional de Canfranc, inaugurada en 1928, y hacia un nuevo sector que pronto impulsaría mucho su desarrollo: la fabricación de montacargas y ascensores, los primeros de cuales fueron instalados en la ciudad en 1929, causando verdadero asombro la posibilidad de poder prescindir de las escaleras de toda la vida para subir así los cada vez más altos inmuebles.
En agosto de 1936, recién comenzada la Guerra Civil, la empresa fue militarizada por los sublevados contra la democracia republicana, y el aumento de la producción con fines bélicos llevó a buscar una nueva ubicación a los pequeños talleres. Así, en la periferia de la avenida de San José, esquina con la calle de Miraflores, los grandes talleres de La Catedral del Mueble allí ubicados se transformaron en 1937 en talleres de productos electromagnéticos, fábrica de electrodos, construcción de ascensores, y almacenes y oficina.
En 1940 la empresa se constituyó en sociedad anónima, y los talleres Guiral se convirtieron en Giesa (Guiral Industrias Eléctricas S.A.) En 1941 la búsqueda de nuevos terrenos para construir una mayor factoría le llevó hasta la carretera de Castellón, a los terrenos de Villa Asunción, cuya enorme casa fue también vendida por Larrinaga como provisional sede de las oficinas y administración. La gran fábrica fue terminada en 1945, en plena Autarquía, aunque logró consolidar y mejorar su posición a nivel local y nacional. En 1950 falleció Joaquín Guiral dejando la empresa muy bien situada, hasta que en 1980 se integró en el grupo Schindler. Durante esta etapa, suele destacarse el simbólico ascensor aquí construido para la nueva torre del Pilar que, con el nombre de San Francisco de Borja, y tras ser inaugurado en 1968, popularmente se conoce como “la torre del ascensor”.
Finalmente, en 2005 esta empresa firmó un convenio con el Ayuntamiento, tras el que se reubicaría en el Polígono Empresarium de La Cartuja Baja, mientras el Ayuntamiento se quedó con la propiedad del edificio principal de la fábrica recayente a la calle de San Joaquín que, quince años después, siguen en barbecho y sin uso, pese a haberse presentado varios proyectos, hasta el momento todos sin realizar.