Hola excursionistas, soy José Luis Arribas y éste es el súper sonido de ‘Ventajas de viajar en cine’, desde ‘Siéntelo con oído’. Procuren todos su billete de ida, acomódense en su butaca y durante este tiempo háganme el favor de parar sus relojes. El viaje comienza. Hoy: ‘Los siete samuráis’.
‘Los siete samuráis’, película japonesa del año 1954, dirigida por Akira Kurosawa, es una de las obras maestras de la historia de la cinematografía. Es un trabajo magnífico y colosal, y su influencia a lo largo del tiempo es idéntica en magnitud. Con estas palabras podríamos resumir sin ninguna duda semejante portento del séptimo arte y no nos quedaríamos a medio camino. No se trata de una exageración. Podríamos elegir al azar unos minutos de sus más de tres horas de duración, analizarlos y descubrir una colección de planos cuidados y bellos, al igual que los movimientos de cámara y personajes, composición de escenas y uso de la luz. Su valor es indiscutible, opinión idéntica tanto para el público como para la crítica. En Occidente fue una de las pocas películas japonesas de éxito y al frente de la misma, Akira Kurosawa, uno de los grandes realizadores del cine y el más célebre del imperio del Sol naciente.
Nos encontramos en el Japón del siglo XVI y en un poblado de humildes campesinos, que son atacados y robados continuamente por unos bandidos. Hartos de la situación y tras consultar al anciano de la aldea, deciden contratar a siete samuráis para que los defiendan, empresa difícil ya que el pago de honorarios por los servicios se limitará a comida y techo. No obstante, consiguen reclutar a los héroes. Éste es el no muy complicado argumento de ‘Los siete samuráis’, pero que es desarrollado y desgranado minuciosamente y lentamente, deteniéndose en todos los posibles detalles que la historia puede ofrecer. La película, primera de temática samurái de Kurosawa, ejerció su influjo en muchas producciones posteriores, como ‘Los siete magníficos’ de John Sturges, película de 1960, o incluso en la conocida ‘Bichos’ del estudio de animación Pixar y Walt Disney en 1998. Son sólo dos sencillos y claros ejemplos del alcance de ‘Los siete samuráis’ pero el modelo Kurosawa, tanto en esta película con su guion y técnica como en las restantes del realizador, puede descubrirse bajo muchas de las capas con las que se fabrican los filmes, pasados y presentes, y posiblemente del futuro.