Hola excursionistas, soy José Luis Arribas y éste es el súper sonido de ‘Ventajas de viajar en cine’, desde ‘Siéntelo con oído’. Procuren todos su billete de ida, acomódense en su butaca y durante este tiempo háganme el favor de parar sus relojes. El viaje comienza.
Hoy: ‘La naranja mecánica’.
‘La naranja mecánica’ es una película icónica dirigida por Stanley Kubrick, estrenada en 1971. Basada en la novela homónima de Anthony Burgess en 1962, la película ha dejado una huella indeleble en la historia del cine por su audaz exploración de la violencia, la psicología y la moralidad. Kubrick, conocido por su perfeccionismo y visión singular, adaptó la obra literaria con un estilo visual distintivo y una narrativa provocadora, que continúa generando debate y análisis décadas después de su estreno. La trama de ‘La naranja mecánica’ sigue a Alex DeLarge, interpretado por Malcolm McDowell, un joven sociópata que lidera una banda de delincuentes en una sociedad distópica del futuro. Alex y sus amigos, los llamados «drugos» según la jerga inventada por el autor, se deleitan en actos de ultraviolencia y violación, hasta que Alex es traicionado por sus compañeros y capturado por la policía. A partir de ahí, la historia se adentra en los métodos de rehabilitación del Estado y plantea preguntas profundas sobre el libre albedrío, la ética de la reforma y el control gubernamental. Con su estética estilizada, uso innovador de la música clásica y actuaciones memorables, ‘La naranja mecánica’ se ha consolidado como una obra maestra controvertida y perdurable del cine.
En prisión, Alex se ofrece como voluntario para un programa experimental de rehabilitación conocido como el «Método Ludovico», que promete reformar a los delincuentes mediante el condicionamiento aversivo. A través de este tratamiento, Alex es sometido a una serie de procedimientos que le provocan un rechazo físico extremo a la violencia y al sexo, así como a su amado Beethoven, efecto secundario por ser esta música el fondo en unas de las películas violentas que le obligan a ver mientras le provocan deliberadamente un dolor y malestar, para que asocie esa repulsión al comportamiento violento y desviado, al negativo, del que era un óptimo representante. A medida que la trama avanza, la película explora temas complejos como la moralidad y la manipulación del Estado. Kubrick plantea preguntas inquietantes sobre la naturaleza del mal y la posibilidad de redención. ¿Es moralmente aceptable privar a alguien de su capacidad de elegir el mal para asegurar el bien de la sociedad? El tratamiento de Alex convierte su violencia en una impotencia forzada, cuestionando si realmente ha sido curado o simplemente despojado de su humanidad. ‘La naranja mecánica’ examina la hipocresía de una sociedad que, en su afán por mantener el orden, recurre a métodos igualmente inmorales y coercitivos. La película, con su enfoque provocativo y estilísticamente audaz, desafía al espectador a reflexionar sobre la justicia, la libertad y el costo de la conformidad social. McDowell logra dar vida a un personaje complejo y perturbador, imbuyendo a Alex con un carisma inquietante y una presencia magnética que ha dejado una marca indeleble en la cultura popular. El legado de ‘La naranja mecánica’ es vasto y duradero. La película ha influenciado a generaciones de cineastas y artistas, y su estilo visual distintivo, el uso innovador de la música clásica y la provocadora narrativa han asegurado su lugar en la historia del cine como una obra maestra controvertida y visionaria. La película no solo desafió los límites de lo que se consideraba aceptable en el cine de su tiempo, sino que también provocó importantes debates sobre la censura y la representación de la violencia en los medios. ‘La naranja mecánica’ sigue siendo una pieza fundamental en el canon del cine, apreciada tanto por su audacia artística como por su profunda consideración social.