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Ventajas de viajar en cine – Carlos Saura

23 febrero, 2023 - Cine
Ventajas de viajar en cine – Carlos Saura

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Hola excursionistas, soy José Luis Arribas y éste es el súper sonido de ‘Ventajas de viajar en cine’, desde ‘Siéntelo con oído’. Procuren todos su billete de ida, acomódense en su butaca y durante este tiempo háganme el favor de parar sus relojes. El viaje comienza. Hoy: ‘Saura’.


CARTEL - VDVEC-Saura-CUADRO

Posaba orgulloso el maestro con su premio, 91 años de calendario en sus espaldas incansables, con una mirada clara y agradecida, con una mente infatigable y lúcida. Posaba con su reconocimiento y no pasó mucho tiempo y marchó. Descansó para siempre y traspasó, como alguien escribió en una ocasión, esa frontera de la que no regresa viajero alguno. Le acompañaban sus familiares y la academia de cine, la cual le había entregado aquel día el Goya de honor del 2023, el ansiado galardón de la cabeza del pintor aragonés. Una referencia de la tierra para el cineasta nacido en Huesca, la memoria de un genio descansando en las manos de otro genio. Y posaba, el gran Saura, y la foto quiso la vida que fuera la imagen del premiado, solitaria y silenciosa, sin un escenario al que caminar y desde el cual mirar a los cientos de invitados, compañeros de profesión, que seguramente aplaudirían levantados de sus asientos. Eso hicieron en la ceremonia, aplaudir de pie durante largo tiempo, celebrar una larga ovación mirando con los ojos del corazón al recuerdo de Saura. En aquel instante que pareció eterno, la voz de Carlos cambió su registro al de su hija Anna, que emocionada leía la carta que había preparado su padre.

Ocurrió un día antes. Huérfanos del arte nos habíamos quedado, en la antesala de la conmemoración, esa cita preparada en aquel auditorio de Sevilla, celebración dicen del cine español, que iba a resultar del cercano a nosotros, el de Aragón, pero que había tornado en una inesperada despedida. Se había estrenado hacía poco ‘Las paredes hablan’, uno de sus últimos trabajos, documental que nos enseña esa relación inquebrantable, entre la pared, el mural, el muro, y la expresión del arte, a lo largo de la historia, desde las cuevas a las grandes urbes. Como era habitual, nos había regalado otra muestra de su búsqueda, de su curiosidad, del ensayo y la experimentación. Así era él, sin descanso, sumando historias que contar, creando joyas para perdurar, añadiendo títulos a sus más de cincuenta películas y forjando esa distinción que se solía escribir y se escribe, sobre su persona, como uno de los mejores directores de la historia del cine español. Podía gustar o no, pero innegable es la influencia y el legado, el regalo de la filmografía, el testimonio y la mirada del director, y la radiografía de la sociedad española narrada a través de las escenas y secuencias de sus filmes.

Ocurrió un día antes y atrás quedaron las grandes aventuras de ‘El Dorado’, la realidad de ‘Deprisa, deprisa’ y los merecidísimos premios que vinieron con ‘Carmen’, ‘La prima Angélica’, ‘Cria cuervos’ y ‘¡Ay, Carmela!’. Saura fue reconocido internacionalmente, mostrando y demostrando su estilo inconfundible, la ruptura con lo establecido, a través de la creatividad y las pasiones, las que demostraba por la cultura y el arte. Y precisamente estos valores no pueden ser comprendidos y analizados sin su contribución. No hay mejor homenaje que ver y comentar, hablar y debatir, pensar y recordar. Como aquella noche cuando se hizo el silencio y quedó el vacío, y solamente se escuchaban las palabras escritas en aquella carta: “he tenido suerte en la vida haciendo aquello que más me atraía: he dirigido cine, teatro, ópera y he dibujado, fotografiado y pintado toda mi vida”.

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