Hola excursionistas, soy José Luis Arribas y éste es el súper sonido de ‘Ventajas de viajar en cine’, desde ‘Siéntelo con oído’. Procuren todos su billete de ida, acomódense en su butaca y durante este tiempo háganme el favor de parar sus relojes. El viaje comienza. Hoy: ‘2001: Una odisea del espacio’.
La pregunta es la siguiente: ¿qué película es la obra maestra de la ciencia ficción? La respuesta debe ser inmediata y clara. Los gustos son subjetivos pero existen hechos indudables y verdades inquebrantables. ‘2001: Una odisea del espacio’ es la película por excelencia. Dirigida por Stanley Kubrick y estrenada en 1968, es considerada un hito en su género, por muchos y muy diversos motivos, transformando y redefiniendo las reglas y las estructuras de la ciencia ficción. Desde Ridley Scott a George Lucas, y otros cuantos maestros de la cinematografía, junto a expertos cinéfilos y entendidos, crítica y público, todos han participado de estas mismas afirmaciones, encumbrando la obra que hoy analizamos a una película de culto, ahora sí añadiendo este adjetivo por su extrema calidad y no solamente por aspectos secundarios en torno a la misma; aunque también existen, ya que una película mítica de este nivel resulta tan interesante por sí misma como por toda la literatura que la rodea. Sin duda el legado que nos ha dejado está presente en numerosas obras posteriores, desde Blade Runner a Star Wars. Nombrábamos la palabra maestros y la sección de hoy recoge el trabajo de uno de los grandes: Stanley Kubrick, director y guionista estadounidense, nacionalizado en Reino Unido, referente destacado en el conjunto de los cineastas más influyentes del pasado siglo. Haber elegido cualquier otra película de su filmografía hubiera sido un acierto, ya que la mayoría de ellas resultan joyas hechas cine. Elegir una representativa de la persona no es tarea fácil pero elegir cualquiera de ellas es apostar sobre seguro. Siguiendo la senda que iniciamos en la sección con Blade Runner, la ciencia ficción nos lleva ahora a ‘2001: Una odisea del espacio’. La película está basada en un cuento llamado ‘El centinela’, escrito por el británico Arthur C. Clarke, científico y escritor, divulgador de conocimientos en sus obras, y precisamente es el propio Clarke el que escribe el guion de 2001 junto a Kubrick.
La narración de la película recorre y recoge diversos periodos de la historia del hombre, desde el más lejano pasado al más extremo de los futuros. La trama se divide en diferentes partes, cada una de ellas localizada en esos momentos de la humanidad, en el seno de un grupo de primates anteriores al ‘homo sapiens’ y en el viaje de unos astronautas. Son historias que se construyen y entrelazan en base a un misterioso elemento común: el monolito, un extraño prisma rectangular de color negro y de varios metros de altura, que emite señales de radio y cuya aparición en instantes separados por millones de años desencadena una serie de circunstancias, consecuencias de gran influencia para los hombres que sienten su atracción. El amanecer del hombre es el comienzo de la historia, donde el ser humano es el ser primitivo, el primate. Dos grupos de ellos, como manadas se disputan un territorio. La aparición del monolito a una de las manadas hará que tengan un salto evolutivo a nivel de inteligencia, a la hora de utilizar herramientas como armas, para cazar y para hacer frente al contrario. Transcurren millones de años hasta que nos encontramos de nuevo con el monolito, en esta ocasión enterrado en la Luna. Es el año 1999. Dos años después, en el 2001, comenzará la odisea más importante, la misión a Júpiter. ¿Se encontrará de nuevo el hombre con el singular monolito? ¿Qué ocurrirá en cada nueva coincidencia? El desarrollo de cada viaje en cada parte y las revelaciones que acontecerán, construirán un todo con significado, complicado y no exento de múltiples interpretaciones. Como el desconcertante final, aunque el propio Kubrick dio pistas en los últimos tiempos, tras largas y complejas discusiones y teorías.
‘2001: Una odisea del espacio’, aplaudida a niveles mundiales, debe su calidad a diferentes factores. Por un lado los efectos visuales, consiguiendo el premio Óscar en esa categoría. Por otro lado el rigor científico que exhibe, con carencias en algunos aspectos debido a las limitaciones técnicas existentes en el momento en el que es rodada, y limitaciones de conocimiento científico, ya que sería al año siguiente a su estreno, cuando el hombre llegaría a la Luna. Finalmente, otro de los factores importantes, que completa los aciertos del filme, es su estilo visual vanguardista. Si bien al principio existían opiniones en contra, principalmente por su tono abstracto, la deriva de la consideración a esta película ha seguido un continuo camino a la excelencia. ‘2001: Una odisea del espacio’ es todo esto y mucho más. Es la música de ‘Así habló Zaratustra’ y ‘El Danubio azul’; es el hueso lanzado al aire por el primate, que cae convertido en un satélite espacial, siendo una de las mayores elipsis temporales que existen en el cine; y es el supercomputador HAL-9000, la inteligencia artificial capaz de leer los labios de los hombres. En resumen, ‘2001: Una odisea del espacio’ es un título imprescindible, para seguidores y no seguidores de la ciencia ficción, en todo listado y manual del buen cinéfilo.
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