Hart Crane (Garrettsville, 1899 – en aguas de Cuba, 1932)
Uno de los precursores de la poesía moderna estadounidense, por su intensidad visionaria y a la vez épica. De niño recibió escasa educación, fue apasionado, inquieto y de gran fragilidad emocional. Era partícipe, como Whitman, de una idea de la historia con sentido coherente y no como fragmentación o decadencia irreversible. A diferencia de T.S.Eliot, usó los nuevos paisajes industriales y urbanos para expresar significados de simbolismo positivo.
Tras la publicación de su poemario El puente (1930), uno de los más celebrados de la literatura norteamericana del siglo XX, obtuvo la beca Guggenheim, lo que le permitió viajar por Europa, México, Key West y el Caribe, dedicándose por entero a la poesía, el alcohol y las aventuras sentimentales con hombres y mujeres. El largo poema El puente, su obra mayor, consta de quince partes y está inspirado en el puente de Brooklyn: su significado simbólico modelado en forma de estructura sinfónica es la unión del presente con el pasado a través del poder de la creación, que expresa una visión vigorosa del significado histórico y espiritual de Norteamérica.
En uno de sus viajes, de regreso a Estados Unidos, fue golpeado por unos marineros, como respuesta a su intento de seducirlos, y al día siguiente se suicidó lanzándose a las aguas del Caribe.
AL PUENTE DE BROOKLYN
Cuántos amaneceres, frío tras su mecido descanso,
habrán de zambullirse las gaviotas a su alrededor
soltando anillos blancos de tumulto, erigiendo
la Libertad por encima del agua encadenada.
Luego, con limpia curva, apartamos los ojos,
espectrales como las velas que pasan por debajo,
de alguna hoja de cálculo que será archivada;
hasta que el ascensor nos libera de la jornada…
Pienso en los cines, esas vistas panorámicas
de multitudes inclinadas ante una escena trepidante
nunca mostrada, pero a la que pronto se apresuran,
anunciada a otros ojos en la misma pantalla.
Y tú, cruzando el puerto entre destellos de plata,
como si te alcanzase el sol, dejas
en tu andar cierto balanceo pendiente.
Tu misma libertad te sigue sosteniendo.
Desde algún túnel de metro, celda o altillo
un loco se apresura hacia tus parapetos,
se inclina un poco, su camisa chillona se hincha,
una broma se arroja desde la atónita caravana.
La luz del mediodía gotea en las vigas de Wall Street,
diente roto de celeste acetileno;
toda la tarde giran las grúas entre nubes…
Tus cables respiran aún el Atlántico Norte.
Oscuro como el cielo de los judíos
tu galardón… gracia concedida
de anonimia que el tiempo no disipa:
vibrante absolución, el perdón que nos otorgas.
Arpa y altar fundidos por la furia
(¡qué fuerza afinaría el coro de tu cordaje!),
umbral terrible de la promesa del profeta,
de la oración de paria y del gemido del amante.
De nuevo las luces del tráfico que rozan tu lenguaje,
veloz y sin cesuras, inmaculado suspiro de los astros,
salpican tu ruta, cifran la eternidad.
Hemos visto la noche alzada en tus brazos.
Bajo la sombra de tus pilares esperé;
sólo en la oscuridad tu sombra es clara.
Los iluminados bloques urbanos se han borrado,
ya la nieve sepulta todo un año de hierro…
Insomne como el río que pasa debajo de ti,
tú que abovedas el mar, hierba que sueña en las praderas,
ven a nosotros, los humildes, baja
y con tu curvatura ofrece un mito a Dios.
CRÉDITOS:
Poema: Al puente de Brooklyn
Autor: Hart Crane
Traducción: Jaime Priede
Ambientación musical: Cold embrace (Midnight Syndicate)
Voz y montaje: Manuel Alcaine