Tina Turner consiguió en este proceloso mundo del espectáculo, del rock and roll, lo que antes nadie había hecho. Su despliegue de energía en el escenario fue emulado por seguidores incondicionales, desde Mick Jagger a Beyoncé.
Toda esta energía se apagó definitivamente el 24 de mayo del pasado año. Una larga enfermedad acabó con la mujer que había atesorado 13 Grammys y que había vendido más de 100 millones de discos. Tenía 83 años.
‘What you get is what you see’
Ana Mae Bullock, así se llamaba realmente, nació el 26 de noviembre de 1939 en un pueblo agrícola de Tennessee. Aún le tocó recoger algodón cuando era todavía una niña. Tuvo dos hermandas, Evelyn y Ruby. Durante la segunda guerra mundial las tres hermanas vivieron separadas y a Tina le tocó en suerte vivir con sus abuelos paternos, unos estrictos y religiosos personajes que no se lo pusieron fácil a la pequeña Tina. Afortunadamente, terminada la guerra, la familia pudo volver a reunirse.
Cuando tenía 11 años su madre se largó sin previo aviso, harta de los abusos de todo tipo de su marido. Dos años más tarde su padre volvió a casarse con otra mujer y, nuevamente, las tres hermanas fueron enviadas a vivir con su abuela materna. Muy acertadamente, en su biografía “Yo Tina”, dejó escrito que “sentía que sus padres no la querían”. En fin, yo también lo hubiera dicho.
Cuando Tina tenía 16 años, murió su abuela y nuevamente se fue a vivir con su madre en St. Louis. Cuando termino la escuela secundaria empezó a trabajar como auxiliar de enfermería.
Tina y su hermana Ruby, Evelyn había fallecido, empezaron a actuar en clubs nocturnos de St. Louis. El día que vio actuar en el Club Manhattan de St. Louis a los Kings of Rhythm por primera vez, con Ike Turner a la cabeza, quedó impresionada. Ni corta ni perezosa se presentó ante él y le pidio que le dejara cantar en su grupo. Ike dijo que le llamaría pero… nunca lo hizo.
Este desprecio no era nada para nuestra heroína. Otro día, durante un descanso de la banda, cogió un micrófono y canto a “capela” un blues de B.B. King. Tanto le gustó a Ike que, desde esa noche, Tina fue la primera voz de su banda.
En 1960, Ike había escrito una canción con la intención de que la grabara la cantante Art Lassiter y que Tina hiciera los coros. Cuando todo estaba preparado para la sesión, Art no se presentó. Como el estudio ya estaba pagado, Ike decidió que fuera Tina la voz principal para, más tarde regrabarla con la voz de Art.
Se hizo la grabación y, cuando ésta llegó a manos de la compañía, ya no quisieron cambiar nada, compraron el master y sugirieron a Ike que, en adelante, Tina fuera la estrella del espectáculo.
Así las cosas, Ike, hábil negociante, registro la propiedad del nombre de Tina añadiéndole su apellido, Turner. De esta manera se aseguraba de que, si Tina le dejaba, como habían hecho otras muchas cantantes, podría reemplazarla con otra Tina Turner.
En 1960, cuando empezaron a llegar los primeros éxitos, Ike formó, con los mismo músicos que ya les estaban acompañando y añadiendo un grupo de coristas, la Ike and Tina Turner Revue. Esta nueva puesta en escena daba a Tina toda la presencia en escena y él quedaba en segundo plano como músico y líder de la banda.
Y lo cierto es que este liderazgo lo ejerció con mano de hiero. Con la banda organizando giras extenuantes, llegaron a tocar 90 días seguidos por todo el país y con Tina porque, para entonces, ambos habían iniciado una relación que estaba resultando bastante tóxica. Cuando Tina, embarazada, le dijo que quería dejarlo, la respuesta de Ike fue golpearle con un mango de madera. Más tarde, Tina contaría que “esa fue la primera, de muchas veces, que sentí pánico”.
Curiosamente, cuando mejor iban las cosas en el terreno artístico, peor iban en el terreno personal. A mediados de los 70, Ike estaba enganchado a la cocaína lo que todavía empeoraba más la situación.
En 1976 iban a firmar un contrato muy beneficioso económicamente con una nueva compañía, el documento se firmaría el 5 de julio.
El 1 de julio, la banda voló a Dallas donde tenían contratado un concierto en el hotel Statler Hilton. Camino al hotel, la pareja tuvo una bronca de la que Tina salió muy mal parada físicamente. Huyó con lo puesto y pidió el divorcio.
A partir de este momento, a Tina Turner no le quedó otra que empezar de cero y en solitario. Los pleitos se multiplicaron, cancelaciones de conciertos, derechos de autor, propiedad de la marca, en fin,… un caos. A todo ello tuvo que hacer frente con apariciones esporádicas en TV, actuaciones en Las Vegas y la ayuda que le prestó su amigo Mike Stewart, ejecutivo de United Astists.
En 1977, con las cosas más o menos estabilizadas, los discos se iban sucediendo y empezaron las giras, Australia, Europa, EEUU y otra por Sudáfrica que fue muy contestada ya que todavía imperaba en el país el régimen del apartheid. Siempre se arrepintió de esta gira, “Yo era una ingenua sobre la política de Sudáfrica”, dijo.
De todas formas, se dice que la fama llama a la fama. Y es cierto. También las invitaciones y las colaboraciones se multiplicaron: Rod Stewart, The Rolling Stones, The Temptations e incluso con el ya un poco decrépito Chuck Berry.
A pesar de todo, la carrera de Tina Turner había entrado en estadio nostálgico para la audiencia. Una vieja gloria que actuaba en salones de baile de grandes hoteles. Pero… en 1983 lanzó un sencillo con una versión de “Let’s stay together” una canción de Al Green que Tina llevó a lo más alto de las listas. Es esta: Let’s stay together.
A partir de este momento, Tina Turner ya estuvo en la cima hasta que quiso. Y quiso la suerte que, cuando a Zaragoza venía lo mejorcito de la cartelera, el nueve de octubre de 1990 la diva pisara el escenario de la Romareda y con su puesta en escena, su cruda voz, sus músicos, sus luces, (incluso con su grúa), nos pusiera a todos lo pelos como escarpias. Estoy seguro que las más de 30.000 personas que estuvimos allí recordamos con emoción ese concierto en la seguridad de que fuimos unos afortunados.
Nuestra heroína también conoció el éxito en el cine. Junto a Mel Gibson protagonizó en 1985 Mad Max. La crítica fue positiva con su actuación y la película fue un éxito mundial y ella recibió el premio a la mejor actriz. También, dos de las canciones de la película eran suyas y le valieron uno de los varios grammys que acumula.
Desgranar aquí y ahora todos los éxitos de esta gran artista sería agotador. Baste decir que sus apariciones públicas fueron siempre acontecimientos irrepetibles.
I don’t wanna lose you
Los últimos años de Tina Turner fueron complicados a causa de su precaria salud. Padecía presión arterial alta desde 1978. Como nunca fue tratada de esta dolencia, desarrolló una insuficiencia renal. En 2013 sufrió un derrame cerebral que le obligó a aprender a andar nuevamente y para más problemas, en 2016 le diagnosticaron cáncer intestinal. Erróneamente aconsejada, intentó tratar sus problemas con la homeopatía, de tal manera que lo que consiguió fue que sus problemas empeoraran. El 24 de mayo de 2023, Tina Turner falleció en su casa de Kusnacht, Suica, a los 83 años.
Daphne A. Brooks, una escritora y estudiosa de los temas afroamericanos escribió en el diario británico The Guardian:
“Turner fusionó el sonido y el movimiento en un punto de inflexión crítico en la historia del rock, navegando y reflejando las innovaciones tecnológicas de una nueva era de la música pop en los años 60 y 70. Se catapultó a la vanguardia de una revolución musical que durante mucho tiempo había marginado y pasado por alto contribuciones pioneras de las mujeres afroamericanas y luego se rehizo a sí misma nuevamente a una edad en la que la mayoría de los músicos pop estaban llegando al circuito de los viejos. El personaje musical de Turner siempre ha sido una combinación cargada de misterio y luz, melancolía mezclada con una vitalidad feroz que a menudo coqueteaba con el peligro.”
En fin, otro mito que se nos cae. Una pena.
Pero nos queda su música, nos despedimos por hoy con otro de sus grandes éxitos, esta vez en directo. Señoras y señores, con todos Uds. y para siempre, Tina Turner.