No se si conocíais esta versión de la canción de Silvio Rodiguez. La que canta es Misia, una cantante portuguesa que ha conseguido una creación única, agrandando la canción con su espléndida voz y con el aire de fado que le dan las guitarras portuguesas. Una delicia.
Bien pues, efectivamente, hoy vamos a conocer o recordar a esta excelente cantante, Susana María Alfonso de Aguiar, más conocida por Misia. Nació en Oporto el 18 de junio de 1955, de padre portugués y madre española. Esta, había sido bailarina en el cabaret El Molino, de Barcelona y es muy posible que, de esta circunstancia, le venga a Misia su querencia por géneros tan diversos como el tango, el bolero o la habanera, estilos con los que empezó su carrera artística. Pero muy pronto fue ganada para la causa del fado, de tal manera, que a lo largo de su trayectoria ha dado al fado un nuevo estilo, aprovechando la estela de Amalia Rodrigues y añadiendo a los instrumentos tradicionales la sensualidad del acordeón y el violín y recreando los versos de los mejores poetas portugueses.
Un ejemplo de esto lo tenemos en Orfao de um sonho suspenso, un precioso fado con música de José Cavalheiro para una letra De Fernando Pessoa, “Huerfana de un sueño interrumpido”.
Pessoa, como ya sabéis, fue un poeta, escritor, crítico literario y dramaturgo portugués al que se le ha señalado como una de las figuras literarias más importantes del siglo XX.
Tras una breve carrera como aficionada, solo cantaba ocasionalmente en algunos locales de fado de Lisboa, y después de recorrer diversas ciudades portuguesas y españolas siguiendo a sus padres y de tocar los más variopintos palos de la música, Misia se instala en Lisboa definitivamente e inicia una carrera que daría la vuelta a lo que, hasta entonces, se entendía por fado.
No es que borrara de un plumazo, ni siquiera lo intentó, el fado tradicional, lo que hizo fue obviar los grandes éxitos de otros artistas para centrarse en crear un repertorio propio. Es en este momento, año 1.991, cuando muchos expertos datan lo empezó a llamarse Nuevo Fado.
Con esta misión en mente, Misia contacta personalmente con poetas, compositores y creativos portugueses de todo tipo. A todos, les presenta su personal visión del fado.
Y al final han sido, y son, muchas las personalidades de la cultura portuguesa los que han aceptado escribir específicamente para su voz. Entre otros el premio Nobel José Saramago o la mismísima Agustina Bessa Luis, premio Camoes de 2004.
También los músicos con los que colabora son de primera línea, Jorge Palma o Sergio Godinho, ambos reconocidos compositores lisboetas.
Con su irrupción en el mercado internacional, el público empezó a modificar la concepción que tenía sobre ésta música. Todos empezábamos a ver algo más allá de Amalia Rodriguez.
Lanzada su carrera al estrellato, Misia ha recorrido todos los escenarios de prestigio del mundo: Nueva York, Amsterdam, Madrid, Barcelona, Milán, Tokio, París y tantos otros. Pero, a pesar de todos estos logros, su vida personal no ha sido en absoluto un camino de rosas. Su vida se ha desarrollado, y esto lo cuenta ella, entre el cielo y el infierno: el aplauso internacional y el desdén en su país, un marido maltratador, dos intentos de suicidio y una grave enfermedad jalonan la vida de la atribulada artista.
Afortunadamente, nada de esto ha podido con ella. Al contrario, la ha fortalecido y ha definido su personalidad: “Ahora yo canto lo que quiero, he perdido el miedo al juicio de los demás. Canto lo que me gusta y rezo para guste a todos.”
La canción que vamos a escuchar ahora lleva letra del poeta Joao Monge y música del pianista y compositor Manuel Paulo. Misterios do fado.
Misterios del Fado, una preciosa canción que nos plantea una serie de preguntas de la vamos a extraer solo una ¿qué es el fado?. Bueno, pues como diría algún político, me alegro de que me hagan esta pregunta.
Yo me quedaría con la respuesta que daba Amalia Rodriguez a esta pregunta: “No busques una definición. Lo que importa es sentir el fado. Porque el fado no se canta, el fado sucede, se siente, no se entiende, no se explica. El fado es una cosa muy misteriosa, hay que nacer con el lado angustioso de las gentes, sentirse como alguien que no tiene ni ambiciones, ni deseos. Una persona… como si no existiera. Esa persona soy yo y por eso he nacido para cantar el fado».
Lo realmente cierto es que el fado es la expresión artística más conocida internacionalmente de la música portuguesa. A través del fado, vamos a experimentar muchos de los sentimientos del alma humana: melancolía, nostalgia, fatalismo, frustración…
Se tiene constancia documental de la existencia del fado desde 1.838 aunque los orígenes reales todavía se desconocen. Se cree que nació en los barrios alrededor del puerto de Lisboa, entre gente pobre, marineros y rufianes, gente bohemia de Alfama o Bairro Alto.
Generalmente lo canta una sola persona, hombre o mujer indistintamente, acompañados por la “viola”, lo que conocemos como guitarra española, la guitarra portuguesa, el instrumento que le da al fado su característica musical más relevante y, ocasionalmente, el contrabajo.
Bueno, pues dicho esto, vamos a escuchar ahora un fado en el que participan todos los instrumentos que hemos mencionado pero, además, clarinete y acordeón. Es evidente que éstos últimos le dan al faro un sesgo distinto. So um fado.
Pero volvemos con Misia. Hasta ahora hemos estado escuchando cortes de su disco “Tanto menos, tanto mais”, un disco suyo de 1.998. Al año siguiente lanzó un nuevo trabajo, “Garras dos sentidos”. En opinión de buena parte de la crítica, Misia alcanza la mayoría de edad con este disco. Las temáticas de sus fados siguen siendo las mismas, el amor perdido, la muerte, la traición y la soledad pero Misia aporta a todo esto, y sin alterar un ápice la tradición portuguesa, un sesgo de jazz y la utilización de textos de autores actuales que dan a sus fados sentimientos más de nuestro tiempo pero igualmente melancólicos.
La guitarra portuguesa sigue siendo el alma del sonido instrumental, triste y extraordinariamente interpretada y que se encaja a la perfección en la voz dolorida de Misia. Una Misia contenida, sin excesos, discreta pero con una hermosa voz, de una claridad abrumadora.
En este trabajo nos encontramos con un texto de José Saramago, “Danca de Mágoas”, La danza de los dolores.
“Como una inútil taza llena
Que nadie levanta de la mesa
Rebosa con el dolor de otro
Mi corazón sin tristeza
Sueños de futuro heridos
Solo para poder sentir
por no tener la amargura
¿Quién tiene miedo a fingir
En una reciente entrevista al diario El Mundo contestó de esta manera a la pregunta del periodista sobre que planes tenía para el futuro y que esperaba de la vida, ahora que, más o menos, tenía más cerca el fina de su carrera.
“Yo no soy una persona de tener expectativas, la vida pasa y yo me acomodo. He tenido tantas sorpresas, buenas y malas, a lo largo de mi carrera que pensar en lo que puede pasar y hacer planes no va conmigo. “Carpe diem”, ya veremos.”
Yo saco discos, he escrito un libro, doy conciertos y quiero que la gente compre mis discos, compre mi libro y venga a mis conciertos, pues claro que sí, pero si no ocurre… ¿qué puedo hacer? Yo lo doy todo en lo que hago, no puedo ir más allá, así que, contestando a su pregunta, espera no espero nada, deseo muchas cosas pero no las espero. Si vienen, bien, si no, también. Creo que soy demasiado lúcida en estas cosas.”
Todo un personaje.
Vamos a escuchar ahora el fado que da nombre al disco, Garras dos sentidos,
No quiero cantar amores,
amores son pasos perdidos
Son fríos rayos solares,
verdes garras de sentidos.
Son caballos corredores
con alas de hierro y plomo,
caídos en aguas hondas,
no quiero cantar amores.
Es muy larga la nómina de cantantes portugueses que han hecho grande el fado, artistas de ayer y de hoy que han sabido llevar el género a lo más alto y lo más querido tanto en Portugal como en el resto del mundo. Esto es así. Pero Misia ha sabido dar una vuelta de tuerca y lo ha llevado un paso más allá. Esperemos que ese final de carrera que le auguraba el periodista tarde en llegar.
Nos vamos con otro fado que lleva letra de José Saramago, Nenhuma Estrela Caíu, “No calló ninguna estrella”.
Amigos, hasta el próximo programa. Os a todos espero aquí, en Sienteloconoido.radio dentro de quince días… sin falta.