“Las únicas cosas que Estados Unidos ha dado al mundo son los rascacielos, el jazz y los cocktails.”
-Federico García Lorca-Y tenía razón, pero que tres cosas. El jazz nació a finales del siglo XIX en los Estados Unidos e inmediatamente se expandió por todo el mundo como una mancha de aceite. Su novedosa forma de medir, sus improvisaciones, su sensualidad y el climax que provoca ha hecho que esta música se haya instalado para siempre en el corazón de una legión de fervientes aficionados… y lo seguirá haciendo.
Bueno pues, de jazz vamos a hablar hoy. Para ello contamos con la inestimable colaboración de un gran músico, un grandísimo músico. Nada más y nada menos que… Miles Davis.
Estamos escuchando An ley cha, una composición de su amigo Charlie Parker.
En la historia del jazz hay un grupo elegido de músicos que han sido las figuras más relevantes, innovadoras e influyentes en la evolución de esta música, gente como: Louis Armstrong, Duke Ellington, Charlie Parker o John Coltrane. Miles Davis es uno más de ellos.
Durante los cincuenta años que duró su carrera, tuvo ocasión de experimentar con infinidad de estilos, el bebop o el cool, con el hardbop y la vanguardia jazzística, pero en cualquier caso, siempre buscando nuevos caminos artísticos. Su trompeta tuvo un sonido tan personal que lo hacía reconocible al momento. Esto se debía a que el músico usaba una sordina de acero que le producía un toque más suave, más íntimo y melancólico.
El pequeño Davis se interesó muy pronto por la música, su madre era profesora de piano, y a los doce años empezó su formación con la trompeta.
No descuidaba sus clases en el instituto pero los fines de semana toca en bares locales y, cuando cumplió 17 años se integró en una banda profesional.
Vamos a escucharle nuevamente en otro tema, esta vez propio, escrito conjuntamente con el famoso pianista de jazz Bill Evans.
En 1944 se unió a la banda de Billy Eckstine que estaba de gira por la ciudad. Entre sus miembros se encontraban Charlie Parker y Dizzy Gillespie que en esa época ya estaban dando forma a lo que más tarde sería el Bebop, un estilo que requería una gran habilidad con el instrumento porque la rapidez en la interpretación era endiablada, también muy exigente con las improvisaciones y cambios de ritmo frenéticos. A Davis, que tenía otro estilo, más académico y tradicional, no le quedó otra que ponerse a trabajar en la nueva tendencia y lo hizo tomando clases en el Instituto de Arte y Música de Nueva York. Cuando consideró que ya podía estar a la altura de sus colegas, empezó a tocar con Charlie Parker en los circuitos de clubs de varias ciudades. Ya era un profesional.
Empezó también a tocar en distintas formaciones. Una de ellas fue la de Benny Carter, con cuyo grupo hizo sus primeras grabaciones como acompañante.
Durante los años 1947 y 1948 fue miembro oficial de la banda de Parker. Curiosamente, en esos años hizo su primera grabación como líder de una formación en varias sesiones en las que participaron el propio Parker, el pianista John Lewis, el bajo Nelson Boyd y el batería Max Roach. Esto, realmente, fue un hecho aislado. Davis seguía siendo músico de apoyo de su líder Charlie Parker.
Volvemos a su música. Dr. Jekyll, compuesta por el famoso saxofonista americano McLean.
En 1948 Davis formó una banda con nueve músicos. Esta formación era un tanto atípica al incluir instrumentos de viento poco comunes en el jazz porque, ademas de su trompeta, un saxo alto, otro barítono y un trombón, contaba también con un corno francés y una tuba.
La banda anduvo tocando por diversos clubs de Nueva York hasta que consiguieron un contrato con Capitol Records y el grupo inició la grabación de doce temas que, bueno, no fueron un éxito inmediato. No fue hasta 1957, cuando Capitol editó los 12 temas como Birth of the Cool, que la grabación llegó al gran público. Este trabajo, sobre todo por el relajado sonido del grupo, tuvo una enorme influencia en la evolución del cool en la costa oeste.
Un momento importante en la carrera de Davis fue su participación el Festival de Jazz de París en mayo de 1949. Allí se presentó un Davis maduro, un músico con una técnica envidiable y que, para la ocasión, se hacía acompañar a la batería por el no menos virtuoso Kenny Clarke. El recibimiento por parte del público y la crítica fue apoteósico.
Incomprensiblemente, la grabación de este concierto, celebrado como hemos dicho en 1949, no fue lanzado hasta 1977. Cosas de la industria.
Como muchos otros mucho músicos de la época, Davis sufrió una dura adicción a la heroína que hizo que su producción durante algunos años fuera mediocre. Afortunadamente se sometió a una larga etapa de desintoxicación de la que salió totalmente recuperado. Su reaparición fue un gran éxito. Lo hizo en el Newport Jazz Festival, en julio de 1.955.
Vamos a escuchar ahora Eighty-one, un tema, compuesto por Davis y Ron Carter, incluido en el álbum E.S.P. (Extra Sensory Perception). El álbum debe el nombre a la idea de que, la conjunción de los cinco miembros del grupo era tal que parecía que se comunicaban telepáticamente.”
En junio de 1955, Davis reclutó a cuatro músicos que conformarían su primer “gran quinteto”: Philly Joe Jones, a la batería, Red Garland al piano, Paul Chambers al bajo y John Coltrane al saxo tenor. Su repertorio en los directos incluía un buen surtido de estilos: temas de bebop, estándares de jazz del famoso catálogo Great American Songbook y canciones tradicionales. Su estilo se basaba en la experiencia de Davis en la interpretación de largos solos, ligados y melódicos, al tiempo que Coltrane, que en ese momento ya empezaba a destacar como gran figura de la escena, hacía lo propio con su enérgico saxofón.
A finales de 1956, Davis deshizo el grupo por un tiempo para realizar una gira por Europa como parte de los Birdland All-Stars, una amalgama de músicos estadounidenses y europeos. Y, por cierto, durante su estancia en París volvió a encontrarse con la que fue, sin ninguna duda, el amor de su vida, el amor imposible de su vida, mejor dicho, la señorita Juliete Greco.
De vuelta a casa, los problemas internos del grupo, motivados principalmente por la adicción a las drogas de Jones y Coltrane, una desagradable circunstancia que les hacía llegar tarde a los conciertos o, incluso, no llegar, propiciaron el despido de ambos que fueron sustituidos por el saxofonista Sonny Rollins y el bateria Art Taylor.
A finales de 1957 Davis volvió a París para grabar la banda sonora de la película de Louis Malle “Ascensor para el cadalso”.
Secundado por músicos de sesión franceses, grabó la banda sonora de la película sin partituras, simplemente improvisando mientras veían la película en el estudio. La grabación de esta banda sonora consiguió en 1960 una nominación para los Grammy como mejor interpretación de jazz.
Vamos a escuchar ahora a Davis interpretando un estándar. Bye bye blackbird, una creación del compositor Ray Henderson y el letrista Mort Dixon de 1926.
De vuelta a Nueva York reorganizó su quinteto con Coltrane ya recuperado de su adicción. En esa época Davis empezó a mostrar interés por el jazz modal, un nuevo tipo de música que había oído interpretar a Los Ballets Africains de Guinea.
Tras algunos cambios en la formación, y reconvertidos en sexteto, Davis empieza a experimentar con este nuevo estilo modal, basando su improvisaciones en escalas antes que en cambios de acordes. De estas experiencias nació Kind of Blue, el disco que se convertiría en un hit del jazz moderno y en el más popular de toda su carrera, con ventas superiores a los dos millones de copias.
Siguiendo en esta línea, y en colaboración con el pianista Gil Evans, grabaron Sketches of Spain. Música española tradicional y composiciones originales bajo los cánones del jazz modal. Este trabajo les valió un premio Grammy.
Cuando John Coltrane abandona el grupo para liderar su propia banda, Davis tiene que buscar un nuevo saxofonista. El elegido fue Wayne Shorter. Con él cerró su nuevo quinteto clásico y dio comienzo a una nueva etapa de su carrera. Todos y cada uno de sus componentes, Wayne Shorter con el tenor, Ron Carter en el contrabajo, Herbie hancock en el piano Tony Williams en la batería aportaron algo nuevo a la sonoridad de Miles, a medio camino entre el jazz modal y la tendencia free que estaba proliferando.
De esta manera, Davis da una nueva vuelta de tuerca a su carrera y se lanza a la experimentación de lo que pronto sería la nueva fusión: el jazz rock.
Ron Carter abandona la formación y entra en escena el inglés Dave Holland, con él llegó también el guitarrista John McLaughlin, y para cerrar el círculo, Chick Corea como segundo teclista. Esta gente y su música cambiaron la escena de jazz. Desgraciadamente, una vez más, las drogas y un aparatoso accidente sacaron a Davis de escena durante un buen tiempo.
Davis volvió a escena en 1981 fusionando el jazz con todas las nuevas tendencias y músicos jóvenes que más tarde serian famosos, gente como el bajista Marcus Miller o el mismísimo Kenny Garrett, genial saxofonista que acompañó a Davis hasta el final. Gracias a estas fusiones y al genio de Davis, el jazz, una palabra que él consideraba restrictiva, pudo llegar a más gente y continuar su evolución.
Miles Davis murió el 28 de septiembre de 1991, a los 65 años.
Bueno, pues hasta aquí hemos llegado por hoy. Os espero a todos dentro de quince días, aquí, en Nada más que música, Siéntelo con oído radio. Vuestro programa favorito, pero eso…ya lo sabéis.