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Hola a todos, bienvenidos a NADA MÁS QUE MÚSICA, un programa hecho por aficionados para buenos aficionados. Aquí escucharemos solo buena música, sin etiquetas o mejor dicho, con todas las etiquetas. Y es, además, esta condición de aficionados la que nos permite pasearnos sin complejos por el ancho mundo de la música popular. Hoy lo haremos con un grupo del que podemos afirmar sin lugar a dudas que fue uno de los mejores que ha conocido la música española, claro que, todo ello, sin descontextualizar. Un grupo al que vais a conocer todos, chicos y chacos. Ellos son… Los Brincos.

El grupo nació en Madrid en 1964. Fernando Arbex, alma mater de la banda desde sus inicios, y que ya había tocado con otro grupo mítico de la época, Los Estudiantes, conoció a Juan Pardo, un ex Pekenikes, y entre ambos nació la idea de la nueva banda.
Con Fernando Arbex a la batería y Juan Pardo como vocalista y guitarra, pronto se les unió el bajista Manolo González (por cierto, hermano del famoso actor Agustín González). El último en llegar fue Antonio Morales, alias “Junior”, vocalista y guitarra. Con estos mimbres se inició la exitosa carrera de un grupo que, supongo que en un ejercicio de buena voluntad, fue comparado insistentemente con The Beatles sobre todo por la calidad de sus armonías vocales, raras en la España de aquellos años.
Hemos escuchado en primer lugar uno de sus mayores éxitos, Flamenco, primer número uno de su carrera. Vamos a escuchar ahora otro tema no menos famoso, Sola. En ambos casos, las canciones están acreditadas por Los Brincos.

Las familias de los artistas, familias bien como se decía en la época, no estaban muy por la labor de que sus hijos se dedicaran al proceloso mundo de la música, vamos que esperaban algo más de sus retoños. Ante esta manifiesta incompatibilidad de caracteres, el grupo pensó llamarse Ovejas Negras. Finalmente, a sugerencia de Arbex, el grupo se autodenominó Los Brincos.
De la mano de Luis Sartorius, un amigo de Arbex que también había tocado en Los estudiantes, se plantaron en los pasillos del sello Zafiro hasta que convencieron a la compañía de que España podía podía lanzar, con garantías de éxito, un grupo al más puro estilo anglosajón pero con personalidad propia e interpretando sus propias canciones en castellano.
Desgraciadamente Sartorius no pudo contemplar el lanzamiento del primer disco de los Brincos al fallecer en accidente de tráfico unos meses antes. Por suerte para el grupo, ya había dejado sentadas las bases del proyecto. Con la producción de Mariní Callejo, considerada hoy como una de las grandes productores del pop español de los 60 y 70, el éxito estuvo asegurado.
Tu me dijiste adiós.

Para grabar su segundo disco viajan a Milán, a los estudios que tenía la SAAR en esa ciudad, ya que a pesar del esfuerzo económico de Novola, los equipos de los que se disponían en España tampoco eran los mejores del continente. El sello realiza idéntica campaña publicitaria para el lanzamiento de este disco, pero el impacto es mucho mayor gracias a temas como… “Borracho”

Este segundo trabajo demostró que el grupo no era flor de un día y que habían aumentado la calidad de sus composiciones; tanto Borracho como Mejor, llegaron a ser nº1. Con el lanzamiento de “Los Brincos II” (Novola, 1966) intentan la primera incursión en serio en los mercados musicales extranjeros, pero con escasa fortuna. Alguna actuación televisiva, alguna reseña en revistas especializadas y poco más. La verdad es que esta sería la tónica general, ya que por mucho que lo intentaron nunca tuvieron la repercusión que tuvieron otros grupos españoles como Los Bravos. Como mucho lograron lanzar alguna edición especial de algunos de sus singles.
Escuchamos ahora el otro número uno de este disco: Mejor.

Ese mismo año cosecharon otro éxito más con el tema «Con un sorbito de champán», que fue una de las canciones de aquel verano. En esos momentos Novola cree que la llamada brincosis ha llegado a su nivel cumbre. Pero aunque los temas del grupo copan las listas de éxitos, no logran despertar las enormes pasiones que otros grupos sí despertaban. Además solían mantener un palpable distanciamiento frente a su público, y como por estas tierras digerimos muy mal el éxito ajeno, se empiezan a disparar los rumores. Se les acusó de ser un grupo de diseño, pensado exclusivamente para el éxito comercial, que no ensayaban, que sus actuaciones eran decepcionantes, que prefieren tocar en fiestas aristocráticas antes que delante de sus habituales seguidores, etc, etc. Mal rollo.
Con un sorbito de champán.

Como todos sabéis, la Ley de Murphy nos dice que “si algo puede salir mal, descuida que saldrá mal”, bien, pues eso es lo que les pasó a los Brincos. Fueron invitados al festival de Benidorm consiguiendo un sonoro fracaso. Las crónicas dijeron cosas como: “…un grupo que canta muy bien, pero que molestó al público a causa de sus potentes ingenios de fabricar ruido. El estruendo que organizaron era demasiado para tímpanos de personas normalmente configuradas…”. Entonces Juan Pardo y Junior intentan aprovecharse de la coyuntura para alzarse con el control absoluto del grupo, desplazando a Fernando de la formación. Al ver que no iban a conseguir echarle, deciden por una nueva estrategia, disolver el grupo. Pero aquí entra en juego Rocío Dúrcal. No, no es un lío de faldas ni nada parecido. La verdad es que ella directamente no tuvo culpa, sino su película, “Más Bonita Que Ninguna” (1965) de Luis César Amadori, que contaba con la canción “Borracho”, y cuya inclusión provocó que no pudiese desaparecer el nombre de «Los Brincos”, por lo que Juan y Junior se vieron forzados a ceder el nombre a los otros dos componentes, Fernando Árbex y Manolo González. Cuando se aclara todo, Juan y Junior están fuera del grupo, pero no de la música, ya que juntos forman un dúo de corta vida. Fernando Arbex los reemplaza por Vicente Jesús Martínez y Ricky Morales, hermano de Junior que formaban parte de Los Shakers. Este movimiento de fichas es de gran importancia, no solo porque deja a Fernando como único líder, sino porque el sonido se recrudece con la incorporación de estos nuevos componentes.
El pasaporte.

Esta renovación de sonido por parte del grupo que comentábamos hace un momento se hace palpable en la canción que acabamos de escuchar, El pasaporte. Y esto fue debido al viaje que hizo el grupo a Londres, a los estudios de la PYE, para grabar su tercer disco, “Contrabando”, todo esto en 1968, y cuya producción corrió a cargo de Larry Page, que anteriormente había trabajado ya con The Kinks o The Troggs. El primer sencillo de este trabajo fue El Pasaporte, pero la canción que tuvo más éxito fue “Lola”, que llegó a ser número uno durante ocho semanas, su último gran éxito.

Tras el lanzamiento de su tercer álbum, sacaron al mercado algunos singles que, francamente, no fueron muy buenos, parecía que tenían la intención de volver a sus primeros éxitos pero el resultado dejaba mucho que desear.
En 1969, Vicente deja la formación para cumplir el servicio miliar y le sustituye Miguel Morales, hermano de Richy y de Junior. Esta, que sería la última formación de los Brincos, se decantó por la psicodelia y el rock progresivo, que por aquel entonces estaba despachando del panorama musical al beat. La formación se amplía con la entrada de Oscar Lasprilla, teclista que venía de Time Machine.
De esta guisa, corría el año 1970, el grupo vuela nuevamente a Londres para grabar su cuarto álbum “Mundo, demonio y carne” convencidos de que va a ser un bombazo. Tanto es así que grabaron dos versiones, una para el mercado nacional y otra para el anglosajón, titulado éste “World, devil & body”.
Pero llegaron los problemas, incluso con la foto de la portada del disco. La censura franquista no dejó que saliera adelante la idea original, una fotografía de todos los componentes del grupo con el torso desnudo, una auténtica desfachatez, a quien se le ocurre, hombre!. La cambiaron por un cerebro en descomposición. Años más tarde, en una recopilación pudieron por fin utilizar esta portada.
El caso es que, tan grande como las esperanzas que habían puesto en este disco, fue el batacazo que se pegó: un rotundo fracaso. Fue tan grande que decidieron dar por terminada la aventura Brincos.
De este disco es “Emancipación”, un ejemplo de ese intento psicodélico por enderezar su carrera.

Las razones de este batacazo las podemos encontrar en la intolerancia de sus seguidores a la evolución del grupo. Según ellos, se había desvirtuado la esencia de Brincos, querían seguir escuchando siempre el mismo estándar de música. Pero el grupo quería evolucionar, como lo habían hecho tantos otros grupos que había sido su referente durante toda su carrera: The Beatles, The Kinks o The Who. A ellos se les había permitido evolucionar y los Brincos lo intentaron, pero no les dejaron.
Fernando Arbex siguió intentándolo con otro grupo en formato de trio, Alacrán, sin mucho éxito, por cierto. Solo editaron un disco homónimo que tuvo alguna repercusión en círculos especializados pero sin llegar al gran público. De este disco es Sticky, una canción que, como todo el álbum, está influenciado por las músicas que estaban empezando a pegar fuerte en Estados Unidos, como eran el rock latino y el funk.

Tras la liquidación de Alacrán, nuevamente Fernando Arbex lo intenta con otro grupo, Barrabás, donde volverá a coincidir con Ricky y Miguel Morales. Y esta vez si, el grupo consiguió varios éxitos internacionales, la mayoría de ellos firmados por Fernando Arbex.
Fernando falleció el 5 de julio de 2003 poniendo así fin a la carrera de una de las figuras más destacadas de la música española.
Nos despedimos por hoy con uno de los éxitos más importantes de Barrabás: Woman.
Pero, como siempre,… “buenas vibraciones”.