Como creo que la ocasión lo merece, hoy, haciendo un pequeño paréntesis en nuestra andadura por los años 70, vamos a rumbear…
La rumba es un género de música tradicional que se originó en Cuba durante el siglo XIX. De raíces africanas, la rumba cubana es considerada la madre de numerosos ritmos y bailes latinos, como la salsa, y tiene derivaciones en diversos países de América Latina. En noviembre de 2016 la Unesco inscribió a La rumba cubana, mezcla festiva de baile y música, y todas las prácticas culturales inherentes como integrante de la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Algo tendrá el agua cuando la bendicen.
Los principales instrumentos musicales que se usan en la rumba cubana son de percusión. Los más usados son tres tambores llamados tumbadoras. La melodía en la rumba cubana la llevan los cantantes. En Cuba se conoce como rumba tanto una familia de ritmos musicales como a un estilo de danza y hay tres tipos de rumba: el yambú y la columbia, de Matanzas, y el guaguancó, de La Habana. Y hemos empezado por esta última, a cargo de Ibrahim Ferrer y la rumba “Cienfuegos Tiene Su Guaguancó”.
Escucharemos ahora otro de los tipos de rumba cubana, el yambú.
Montvale Rengue y su Rumba Yambú.
Como hemos dicho, la instrumentación para la rumba incluye tres tumbadoras (la tumbadora o Congas es un tambor inventado en Cuba que, a diferencia de los africanos, tiene llaves). Dos de los tambores, (la tumbadora prima y el segundo o tres) marcan el ritmo básico; la tercera tumbadora, llamada quinto, que se afina más alto, da los golpes improvisados, los floreos dirigidos a los bailarines… Porque, amigos, la rumba es para bailar, así que…
Bueno, todos quietos, vamos con el último estilo de rumba cubana, la Columbia de Matanzas. Los muñequitos de Matanzas y su Columbia Cubana.
Nos vamos a despedir del género isleño con una aportación más reciente a cargo de Mongo Santamaría y su GUAGUANCO SABROSO. Se aprecia perfectamente que la melodía y su estructura han evolucionado y han dejado atrás ese, precioso por otro lado, acompañamiento casi de exclusiva percusión. Mongo Santamaría.
Si cuba fue la cuna de la rumba, España es su paraíso. Este ritmo invasor se apoderó del ADN nacional y ya forma parte de su estructura para siempre jamás. Dos núcleos regionales se disputan la hegemonía de su autenticidad, Andalucía y Cataluña, ambas con sobrados motivos para presumir de su saber hacer. Pero existe una tercera vía que podríamos denominar Rumba Quinqui, melodías que, al estilo de los viejos corridos mejicanos, cantaban las andanzas de famosos delincuentes de la época, casi todos ellos con película incluida. Vamos a empezar por ellos.
Los 70 y los 80 no fueron fáciles en España. La ansiada democracia no supuso un gran cambio para los habitantes de los barrios más pobres que, ocultos bajo la alfombra de un país que quería reclamar su puesto en Europa, sufrieron el impacto de la droga y la desigualdad de forma indiscriminada.
Los cineastas que se atrevieron a tratar el tema no contaron con el respaldo de una sociedad que quería huir desesperadamente de sus propios demonios pero, con el tiempo, el “cine quinqui” se ha convertido en el mejor testimonio público de la España que buscó héroes entre sus delincuentes.
Con Eloy de la Iglesia y José Antonio de la Loma como máximos exponentes tras las cámara, directores como Carlos Saura, Vicente Aranda, Gil Carretero o el mismísimo Pedro Almodóvar filmaron algunos de los títulos imprescindibles del género.
Hemos escuchado a Los Chunguitos en Ay que dolor, de la película de Carlos Saura, Deprisa, Deprisa.
El grupo siempre ha estado formado por miembros de la familia Salazar, hermanos o primos. Se trasladaron desde Badajoz a Madrid siendo todavía muy niños, dentro de una familia en la que contaban otros ocho hermanos, instalándose en el barrio de Vallecas, en Madrid. Allí comenzaron a actuar por los mesones de la Plaza Mayor cantando canciones populares.
Descubiertos por Ramón Arcusa, del Dúo Dinámico, se consolidaron en el mundillo de la música por su participación en las bandas sonoras de las película Deprisa, deprisa, de Carlos Saura; Perros callejeros, de José Antonio de la Loma y Días contados, de Imanol Uribe.
Sus canciones mezclan rumba gitana y canción melódica española y hablan, casi exclusivamente, de las condiciones de pobreza, de los problemas por las drogas y de la marginación de los gitanos y de otros habitantes de los barrios en donde ellos mismos vivían, temas compartidos con otros grupos de rumba gitana, como Los Chichos.
Los chichos cantan las andanzas de otro delincuente, el Vaquilla, a su vez, tema de la película de José Antonio de la Loma, Yo el Vaquilla.
Los Chichos son un grupo español integrado, en sus comienzos, por Juan Antonio Jiménez Muñoz artísticamente el Jero, líder del grupo, compositor y voz principal, y los hermanos Emilio y Julio González Gabarre.
Su carrera musical comenzó en 1973 y en todos estos años han obtenido 23 casetes de platino, 29 discos de oro y 32 discos de platino, incluyendo su último disco por descargas digitales, que titularon Hasta aquí hemos llegado.
Los Chichos han sido un grupo de referencia para varios artistas como Antonio Orozco, Sergio Dalma, Estopa, Ketama, La Barbería del Sur, Camela o el Arrebato, reconociendo que sus carreras se han visto, de alguna manera, tuteladas por la influencia que Los Chichos han ejercido sobre ellos.
Una muestra de esta influencia es esta excelente versión que de Si me das a elegir, de los Chunguitos, hace Antonio Vega.
La rumba catalana es un género musical que desarrolla la comunidad gitana catalana en la ciudad de Barcelona desde mediados de los años 60, tomando ritmos que derivan de la rumba flamenca con influencias de música cubana y R&R.
Todo salió de las comunidades de gitanos catalanes del barrio de Gracia, calle de la Cera del Raval y Hostafrancs. La comunidad gitana de estos barrios tiene un asentamiento histórico y es catalanoparlante, como las que se asientan en Vich, Tárrega, Lérida, Perpiñán, la Camarga y decenas de localidades del sur de Francia, usando la lengua catalana de forma cotidiana, asi como el castellano y el caló, también en sus manifestaciones musicales.
El género se fundamenta en una fusión de cantes catalano-andaluces de aire liviano con las claves básicas de la música afrocubana. Instrumentalmente acompaña voces y palmas con guitarra española y bongós, a los que más tarde se incorporan timbales, congas, pequeñas percusiones, piano, vientos, bajo eléctrico, teclados electrónicos.
Y quien es el precursor del género en Barcelona, pues Antonio Gonzalez “El pescailla”.
Si el Pescadilla fue un precursor, el rey fue Peret. Pedro Pubill Calaf, más conocido como Peret nació en Mataró, Barcelona, 24 de marzo de 1935. Su padre se ganaba la vida como vendedor ambulante de telas y Peret de pequeño le acompañaba en sus desplazamientos comerciales por Cataluña y Baleares, por lo que fue poco a la escuela. Parece ser que aprendió a leer de forma autodidacta fijándose en los carteles publicitarios.
Aficionado desde niño a la guitarra y al cante gitano, a los doce años formó un dúo con una prima suya. Se llamaban Los Hermanos Montenegro. Debutaron en el teatro Tívoli de Barcelona, en un festival infantil.
Ocasionalmente actuaba en locales de la costa catalana. Poco a poco, su nombre se fue conociendo en Barcelona. Así, grabó un par de discos que sonaron bastante en las emisoras de la zona. Al poco se casó con Fuensanta, Santa, una gitana de la familia a la que años más tarde dedicaría una de sus más populares canciones: «Mi Santa».
A mediados de los 60 dio el salto a Madrid, cuando fue contratado por El Duende, un tablao flamenco perteneciente a Pastora Imperio y Gitanillo de Triana, y ahí se inició su escalada. Algunas de sus interpretaciones, como «El muerto vivo», que acabamos de escuchar, del colombiano Guillermo González Arenas, empezaron a tener mucho éxito entre gentes de diversa extracción social. Y en este momento ocurrió un fenómeno muy significativo que Manuel Román describió así en su libro Memoria de la copla:
En las discotecas de moda, donde se programa música anglosajona y de los conjuntos españoles de la época, como Los Bravos y otros del género pop, hay de pronto un cambio brusco, pasada la medianoche, que el pinchadiscos de turno aprovecha para que suenen las rumbas de Peret.
En 1967 grabó «Una lágrima», versión rumbera de un vals del maestro Monreal, que tuvo un éxito fulgurante, convirtiéndose en una de las canciones del verano de 1968.
En los años posteriores, todas las orquestas incorporan a su repertorio temas como «El gitano Antón», «Don Toribio Carambola», «Saboreando», «¡Lo mato!», «Si fulano fuese mengano», «Chaví», «Canta y sé feliz» (con la que participó en el Festival de la Canción de Eurovisión 1974), etc.
En 1982, de forma imprevista, Pedro Pubill Calaf abandonó radicalmente su actividad artística e ingresa en la sección barcelonesa de la Iglesia Evangélica de Filadelfia. Durante nueve años ejerció bajo el nombre de «Hermano Pedro» labores religiosas con dedicación exclusiva. Posteriormente, sin dejar su creencia religiosa, cesó en la actividad pastoral y montó una productora discográfica. Desde entonces, se subió a los escenarios ya de forma esporádica.
El 30 de julio de 2014, Peret anunciaba ante los medios que padecía cáncer, retirándose de los escenarios para realizar su tratamiento y volver lo antes posible en buen estado de salud.
No le dio tiempo, el 27 de agosto de 2014 fallece en el Hospital Quirón de Barcelona debido a un cáncer de pulmón a los 79 años, fue enterrado en el cementerio de Mataró.
Y Cuando en 1977 parecía que la rumba catalana estaba dando alguna cabezada, aparece un señor argentino llamado Gato Pérez a revolucionar, nuevamente, el género.
Llegó a Barcelona en 1966. Acabado el bachillerato se estableció un tiempo en Londres, con el objetivo de entrar a trabajar en alguna discográfica pero no tuvo suerte y volvió a Barcelona.
Desde principio de los años 1970 su inquietud musical le lleva a la formación, con otros músicos, de distintas bandas como Slo-Blo (country rock, primer grupo que actuó en la sala Zeleste, de Barcelona) y Secta Sónica (jazz rock, proveniente, en parte, del anterior)
En 1977 empieza a experimentar con la rumba catalana y posteriormente publica sus dos primeros álbumes (Carabruta y Romesco), a los que seguirá el más comercial Atalaya.
En 1981 Gato Pérez padece un infarto, empieza a tener graves problemas de salud y la fatiga producida por sus problemas cardíacos le obliga a dejar el alcohol. Sus siguientes álbumes los compone, según sus propias palabras, ‘bajo los efectos del agua mineral’.
Gato Pérez ha sido reconocido como el renovador de la rumba catalana, precisamente en unos momentos en que pasaba por sus horas más bajas, debido a la pujanza de la muy dinámica movida madrileña. Destacan especialmente la calidad de sus letras y la fusión que logra entre la rumba y otras músicas populares contemporáneas, como el rock, la salsa o incluso el bolero.
Sus problemas de salud no lo abandonarán hasta su muerte, víctima de un infarto de miocardio, en 1990.
Pero la vida sigue y en la actualidad sobresale un dúo que, precisamente, inicia gira y promoción en estos días. Son los Estopa.
Los hermanos David y José nacieron en el barrio de San Ildefonso de Cornellá de Llobregat, un municipio a escasos kilómetros de Barcelona. Sus padres habían llegado desde Zarza Capilla (Badajoz), en la comarca de la Serena, y regentaban el bar La Española, enfrente de la comisaría de policía de Cornellá. Los Chichos, Los Chunguitos, Bordón 4 o Los Amaya, entre otros, era la música que oían ya desde la infancia David y José, que pronto comenzaron a aficionarse a la guitarra, antes de abandonar el instituto y empezar a buscarse la vida en varios trabajos, el último en una fábrica filial de la SEAT produciendo piezas para automóviles. La historia dice que del grito «¡Dale estopa!» que utilizaba el encargado de la fábrica para que no cesaran en su trabajo, surgió el nombre de una de las bandas más importantes de la música española de la última década.
Con el paso de los años Estopa ha ido creciendo en profesionalidad y calidad y siempre han mantenido una dignidad alta y el beneficio de un público entregado.
La rumba flamenca es un palo flamenco que es movedizo y que tiene un toque flamenco aun en las interpretaciones que, derivando de ella, no son propias de ese campo. Se suelen emplear voces tanto masculinas como femeninas, aunque se dan también las ejecuciones instrumentales. Este estilo, se originó como ya hemos dicho a partir de la mezcla del flamenco con la rumba cubana, en España se hizo conocida en teatros y espectáculos de variedades, de donde la adoptarían los intérpretes flamencos. Los instrumentos principales en la rumba flamenca son las palmas, la guitarra flamenca y las castañuelas. A partir del año 1987 los artistas del género incluyen el cajón como principal instrumento de percusión tras ser descubierto por Paco de Lucía en Perú.
La rumba flamenca es, como decirlo, menos canalla que la catalana, más de señoritos, dicho esto sin mala intención. La versión que hemos escuchado de unos versos de Garcia Lorca a cargo de Manzanita es preciosa. Vamos a escuchar ahora a uno de los más bizarros de su época. Hablamos de Bambino.
El estilo de Bambino es personal e inconfundible. Ha sido denominado «cultivador de la rumba dramática», también se ha señalado «su exasperada forma de meter por bulerías la ranchera, el bolero o el cuplé que no ha sido ni será igualada», así como su interpretación «de esa melodía cargada de sentimientos en el rincón más sutil de la música flamenca», para terminar apuntando, en palabras de Ramón Vendrell, que «era el príncipe de la rumba fatal» Bambino, en definitiva, imprimió un sello personal a la rumba y a la bulería, conjugando el dramatismo, la pasión y la sinceridad en todas sus interpretaciones.
Otro grupo representante del género el francés Gipsy Kings.
Los Reyes gitanos son una formación musical francesa gitana, cuyos miembros tienen ascendientes españoles, que canta en castellano una mezcla entre flamenco, pop y varias tradiciones de canción ligera como la rumba. Las ventas de sus discos suman más de 60 millones de copias alrededor del mundo.
Aunque los miembros del grupo son de nacionalidad francesa, sus abuelos eran emigrantes gitanos españoles que huyeron de España y emigraron a Francia en la década de 1930 durante la Guerra Civil.
Son los máximos exponentes de la rumba flamenca española en el mundo. Su música tiene un estilo particular, con marcadas influencias del pop. Muchas canciones de los Gipsy Kings se nutren de otros ritmos, especialmente de la salsa. Su música ha sido descrita como un lugar donde «el flamenco, la rapsodia romaní y la salsa funk se reúnen».
Tengo que pedir disculpas a todos los oyentes por despachar tan superficialmente un género musical tan poderoso como la rumba o el pop/fusión, como queremos llamarlo, sin atender a personajes tan importantes como Ricardo Gabarre (Junco), Ramón de Algeciras, Los Calis, El Fary, Alazán, Ketama con Antonio Carmona, Rosa Morena, Perlita de Huelva, Las Grecas, Los Amaya, Rumba Tres, Los Manolos, Ojos de Brujo, Azúcar Moreno, Rosario Flores, Lolita Flores, Antonio Flores, La cabra mecánica, Melendi, Manu Chao y su banda Mano Negra, Kiko Veneno, Pata Negra, Mártires del Compás, Muchachito Bombo Infierno, La Troba Kung-fú, La Pegatina, Bongo Botrako, Txarango, La Familia Rústika, La Banda del Panda o Vergüenza Ajena y tantos y tantos otros que merecerían especialmente nuestra atención.
Pero hoy no ha dado para más. Afortunadamente, nos vamos a marchar con el mejor, con Paco de Lucía, y famosísima rumba Entre dos aguas. Con esta despedida, seguro que hemos sido perdonados.
Feliz semana y… BUENAS VIBRACIONES