Hace tiempo que quería introducir en nuestro programa un género de música que nos llegó, allende los mares, con cierto retraso pero que desde su llegada caló profundamente en los corazones y en el cerebro de muchas personas. Una música que, aunque pueda parecernos “exótica”, tiene un gran paralelismo con lo más granado de la música nacional: el flamenco; sus quejíos, su ritmo, su improvisación y … al final, su libertad.
Hablamos, por supuesto, del Jazz.
Comenzamos con Louis Armstrong. Pero vayamos al grano. Muchos estudiosos del tema opinan que el jazz nació en el río Mississippi, en Nueva Orleans. Otros mantienen que la música de jazz nació más o menos simultáneamente en distintos lugares de los EEUU y contando con muchas fuentes: la música religiosa, la antigua música folklórica norteamericana, la música de los minstrel shows (músicos con cara teñida de negro en vaudevilles), canciones y danzas de esclavos de origen africano, el piano del ragtime o de las bandas ambulantes.
Realmente no hay una fecha ni un local en los que podamos situar el nacimiento del jazz, lo que si se puede asegurar es que una de las primeras manifestaciones de este género estuvo a cargo de los pianos ragtime.
Hemos escuchado The Entertainer, un ragtime compuesto en 1902 por Scott Joplin y que en su época, el tema pasó prácticamente desapercibido hasta que en los años 70 fue usado en la banda sonora de la película El golpe, ganadora de un Premio Oscar en 1973.
Otro famoso pianista y compositor de ragtime fue Thomas Million John Turpin, estadounidense nacido en Savannah (Georgia), 18 de noviembre de 1871 y que falleció el 13 de agosto de 1922. Recién cumplidos 20 años, en 1892, Turpin abrió un local en St. Louis (Missouri), que se convirtió en el punto de reunión de los pianistas locales, y en el lugar donde se incubó el primigenio folk-ragtime, con músicos como Joe Jordan o Louis Chauvin. Turpin mismo formó parte de este movimiento, con el primer «rag» que se editó ya en partitura, su «Harlem Rag» de 1897. Después publicó numerosas obras de rag, como «Bowery Buck,» «St. Louis Rag,» o «The Buffalo Rag».
Además de dirigir su local y componer música, controlaba (junto a su hermano Charles) un teatro, casas de juego, salones de baile, y casas de diversión, evidentemente todos ellos eufemismos de… lo que sea. Lógicamente, ejerció como diputado, y fue uno de los primeros afroamericanos en lograr un verdadero poder en St. Louis. Vamos a escuchar uno de los temas que hemos citado: St. Louis Rag.
El jazz era, y es, una música que se alejaba de la clásica occidental, no se leía, brotaba de dentro, no se copiaba, se producía en cada momento y contaba mucho la implicación de los intérpretes, su estado de ánimo, su inspiración y, por supuesto, su habilidad instrumentista.
En los EEUU hubo esclavos en las colonias del norte, y cuando se necesitó mano de obra en los del sur, comenzaron a poblar estas colonias. Fue de estas poblaciones de esclavos africanos de donde surgen los spirituals , los blues y los primeros sonidos de la música de jazz.
Vamos a escuchar a Mahalia Jackson cantando Amazing Grace, un espiritual estremecedor.
Puesto que no tenían medios, hacían música con todo tipo de artilugios caseros. El más importante instrumento musical de los esclavos, además de todo tipo de percusiones con instrumentos caseros, fue el banjo. Fue usado mucho en las primeras bandas de jazz, después se abandonó y en los 70 volvió a adquirir prestigio.
En otro orden de cosas, la mayoría de estos esclavos adoptaron como propia la religión protestante mayoritaria (más o menos mezclada con elementos africanos) y puesto que estaba prohibida la danza en los servicios religiosos protestantes, ellos “burlaron” esta prohibición tocando palmas y moviendo rítmicamente el cuerpo al tiempo que se cantaban himnos. Las estrofas recitadas por un solista se cantaban, con gran entusiasmo por cierto, por el coro.
Otra fuente del jazz se encuentra en las canciones de trabajo colectivo (estibadores portuarios, presos, obreros, ferrocarril, recogida del algodón). Los esclavos acompañaban su duro trabajo con canciones, canciones que dieron origen al blues y al jazz.
Se cita también el Mardi Grass, último día de carnaval en Nueva Orleans, con música y danzas, sobre todo los de origen franco-español que participaban en los desfiles de cuadrillas que se organizaban, en ritmo de 2/4 y 6/8. Melodías como el Tiger Rag, clásicas del jazz, provendrían de ese contexto. Veréis como os suena.
Asi pues, que el jazz nació en Nueva Orleans es ya un lugar común. Y esto ocurría alrededor de 1.890.
A principios del siglo XX, Nueva Orleans era un hervidero de pueblos y razas. La ciudad había estado bajo el dominio español y francés antes de que ella, y Louisiana, fuesen comprados por los Estados Unidos.
Todos los inmigrantes, voluntarios e involuntarios, hicieron de esta ciudad una coctelera en la que se mezclaron todo tipo de músicas: populares inglesas, danzas españolas, ballet francés, marchas militares, espirituales de las iglesias…
Esta amalgama cristalizó en un estilo propio, made in Nueva Orleans que, a su vez, dio paso al Dixieland.
En Nueva Orleans el jazz no era un privilegio de los negros. Desde el principio existieron bandas de blancos. De hecho, desde 1891, “Papa” Jack Lane tenía banda en Nueva Orleans y es considerado hoy como el padre del jazz blanco.
Papa Jack Laine, fue un batería y contrabajista norteamericano, que nació en Nueva Orleans, el 21 de septiembre de 1873, y falleció en la misma ciudad, el 1 de junio de 1966. Hacia 1890 formó su primera banda, dedicada a tocar ragtime, a la que llamó Reliance Band y que tocaban en todo tipo de eventos, particularmente en entierros.
Desgraciadamente no tenemos ninguna grabación de “Papa” Jack pero hemos pensado que sería una buena referencia escuchar el conocido WHEN THE SAINT GO MARCHIN’IN, famosa marcha de entierros por excelencia.
Definitivamente, con el ragtime, el jazz de Nueva Orleans y el Jazz de Dixieland, comienza la historia de la música de jazz, cualquier cosa anterior, podemos situarla en la “prehistoria” del jazz. De esta manera, podemos sentenciar, sobre todo porque así lo hacen los que dicen que entienden de este asunto, que el jazz no viene de África, por muy negra que sea.
Como dice Barry Ulanov, famoso escritor y crítico de jazz norteamericano: “Hay más sonido de jazz en los violines gitanos del centro de Europa que en todo un conjunto de tambores africanos.” Así pues, señoras y señores, ya es oficial, el jazz es americano.
En los años 20, el jazz se desplaza a Chicago, convirtiéndose esta ciudad en el epicentro del negocio musical en EEUU.
De entre todos los músicos, con la excepción de Louis Armstrong del que hablaremos más adelante, destaca el trompetista “Bix” Beiderbecke, al que acabamos de escuchar en su tema Jazz Me Blues, grabado en NY el 5 de octubre de 1927.
Leon Bismark Beiderbecke, nacido en Iowa en 1903 y fallecido en Nueva York en 1931, fue una de las primeras figuras de la historia del jazz y uno de sus grandes innovadores. Le tocó lidiar con la esplendorosa época del swing, pero él poseía un elegante y distintivo tono, y sobre todo, un espectacular y original estilo de improvisación.
Influenciado por Nick La Rocca, a quien escuchaba tocar, decidió que su destino estaba en el jazz, pero sus padres consideraron tal dedicación una frivolidad y lo enviaron a una academia militar en 1921, aunque, afortunadamente para él, ésta se encontraba cerca de Chicago, el centro del jazz en esa época. Expulsado por sus reiteradas inasistencias a clase, se convirtió en músico profesional y en 1923, ya era el cornetista estrella de los Wolverines y un año más tarde empezaría a grabar con el grupo.
A finales de 1924, su incapacidad para leer música le obligó a abandonar su actividad en las grandes orquestas. Así las cosas, se puso a estudiar y cuando estuvo preparado se unió a la orquesta de Frankie Trumbauer en San Luis, pero el hombre ya estaba atrapado por el alcohol. A pesar de todo, 1927 sería el año más importante para Bix. Compuso y tocó para las mejores orquestas del momento.
Desgraciadamente este momento duró poco, hasta 1928, ya que al año siguiente el alcoholismo le empezó a crear problemas. Tuvo que retirarse a descansar, y aunque reapareció brevemente, no lo quedó otra que volver a retirarse. A su vuelta en 1930 realizó algunas grabaciones intrascendentes, las últimas que haría antes de morir. El 6 de agosto de 1931, el músico tuvo un ataque de delírium trémens, provocado por su alcoholismo, en su apartamento de Nueva York. , murió a los 28 años.
Volvemos a escucharle en Singin The Blues
Bueno amigos, espero que os haya gustado este capítulo con el que hemos empezado, desde sus inicios, a conocer el jazz. En próximos capítulos iremos desgranando la apasionante historia de esta música que ha sido la banda sonora del siglo XX y que seguirá siéndolo por muchos años.
En el próximo capítulo hablaremos del swing, del bebop y de la segunda guerra mundial, desgraciado telón de fondo de esta historia.
Por el momento, nada más. Volveremos la próxima semana con más historias, más música y más músicos. Hasta entonces… BUENAS VIBRACIONES!!!