Un día más vamos a repasar un poco de la historia de la música, en este caso española, y para más precisión, zaragozana. Este programa estaba en deuda con el grupo más internacional que ha dado esta ciudad. Por supuesto, nos son otros que Héroes del Silencio. Hoy saldaremos esta deuda.
Esto ha sido “Apuesta por el rock and roll”, un corte de Rarezas, uno de sus discos recopilatorios.
Pero para Héroes del Silencio todo terminó el 10 de febrero de 1996, en una habitación de hotel de Tijuana, México. Enrique invitó inesperadamente a sus compañeros a una reunión y, ante su sorpresa, puso encima de la mesa un par de folios, escritos por las dos caras, en los que se resumía el futuro “modus operandi” que el grupo debería asumir desde ese momento. El mensaje era imperativo y no dejaba lugar a dudas: no más guitarras eléctricas, canciones cortas, obligatoriedad para todos de investigar en las nuevas tecnologías, …
Juan Valdivia, guitarrista de la banda, se levantó y se fue. Punto y final.
Claro que, para llegar a este punto, habían pasado muchas cosas. Nos remontamos a 1980, ciudad de Zaragoza. Pedro y Juan Valdivia, batería y guitarra respectivamente, comenzaron a dar sus primeros paso en el mundo de la música, junto con su primo Javier Guajardo, cantante, formando el grupo de pop Zumo de vidrio. Era la época de la movida madrileña donde cortaban el bacalao grupos como Alaska y Dinarama, Radio Futura, Nacha Pop, Gabinete Galigari o Los Secretos. Del extranjero nos llegaban músicas diversas como Michael Jackson, The Police o Dire Straits. En este contesto nació el proyecto Héroes.
Entre dos tierras, quizá su mayor éxito.
Al poco tiempo, entró en escena Enrique Ortiz de Landázuri, más tarde conocido como Enrique Búnbury, que por entonces tocaba el bajo y cantaba en Proceso Entrópico y le invitaron a unirse al proyecto. Con formato de trío, el cantante anterior ya había abandonado la banda, comenzaron sus primera actuaciones y grabaron su primera maqueta. Las nuevas canciones tenían un estilo oscuro y simbólico, con claras influencias post punk, muy distinto al pop de Zumo de Vidrio, así que decidieron cerrar esta etapa y empezar de cero. En 1985, se incorporó al trío un nuevo bajista, Joaquín Cardiel, para que Bunbury se dedicara a cantar con más libertad. También por esas fechas abandonó el grupo Pedro Valdivia para centrarse en sus estudios y fue sustituido por el bateria zaragozano Pedro Andreu. Y con todos estos movimientos, se completó la banda, una banda que… todavía no tenía nombre.
Maldito duende.
El nombre llegó, como suele pasar casi siempre, por azar. Estaban promocionando su primera maqueta y tenía que acudir a una entrevista en Radio Zaragoza y seguían sin nombre. Alguien sugirió “Héroes del Silencio”, el título de una de sus canciones, que posteriormente cambiaron por Héroe de leyenda, y la idea gustó a todos y así quedó la cosa.
A partir de este momento, todo se aceleró: ganadores de la fase regional del Festival de Benidorm, finalistas del concurso “Nuevo Pop Español”, bombazo en las Fiestas del Pilar y primeros contactos con los ejecutivos de las discográficas.
Uno de ellos, Gustavo Montesano, productor y guitarrista de Olé Olé, se acercó a Zaragoza para verles en directo y quedó impresionado e inmediatamente se los recomendó a la multinacional EMI.
A pesar de todo, EMI no lo tenía del todo claro y decidió empezar con un EP con cuatro temas que se grabó a finales de 1987. El trabajo vendió 30,000 copias, un récord absoluto para un lanzamiento debut.
Con las cosas un poco más claras, la discográfica se atrevió ya con un nuevo lanzamiento, un LP que Héroes tuvo que componer en tiempo récord para publicarse en octubre de 1988. El mar no cesa fue disco de platino y vendió más de 150,000 copias. En la gira correspondiente, Héroes del Silencio dejó definitivamente constancia de su calidad y de la contundencia de sus directos.
De su álbum El mar no cesa, Mar adentro.
La fortuna les sonrió cuando en un concierto, en Calatayud concretamente, les escuchó el productor Phil Manzanera, antiguo guitarrista de Roxi Music. Que por cierto, ¿que coño hacía Phil Manzanera en Calatayud?. Bueno, fuera como fuese, y convencido de su valía, les propuso producir su próximo álbum, así que, en septiembre de 1990 volvieron a encerrarse en el estudio para grabar Senderos de traición.
Lo hicieron a caballo entre Madrid y Londres. Algunos de los temas ya los habían tocado en gira y los tenían rodados pero otros, compuestos hacía ya tiempo, fueron retocados y mejorados para la grabación.
El resultado fue un disco potente que dio una vuelta de tuerca a la trayectoria de la banda. Temas como “Entre dos tierras” o “Maldito duende” barrieron en las listas y se vendieron más de 400.000 copias.
Durante la gira de presentación, “Tour Senda” dieron 140 conciertos por toda España y también hicieron una minigira por Alemania, Suiza, Bélgica y Francia.
De esta visita a Europa les quedaron las ganas de volver, y lo hicieron al año siguiente, en 1992, realizando 54 conciertos por diversos países europeos. También cruzaron el Atlántico y tocaron en México aunque fue menos satisfactorio su trabajo debido al ambiente relativamente hostil por celebrarse en esas fechas el V Centenario del descubrimiento de América. Lo que si les sirvió fue conocer al guitarrista Alan Boguslavsky que, a la postre, se uniría al grupo.
De su álbum El espíritu del vino, La sirena varada.
En 1993, nuevamente de la mano de Phil Manzanera, volvieron al estudio para grabar el que sería su tercer álbum: El espíritu del vino. Grabado íntegramente en Londres, es el trabajo más complejo y enigmático del grupo. “Nuestros nombres” o “La sirena varada” son algunos de los temas que completan el disco.
Como era de rigor, nada más publicar el álbum se embarcaron en la gira El camino del exceso por Europa y América con un total de 134 conciertos en los que ya estaba el nuevo fichaje, el guitarrista mexicano Alan Boguslavsky.
Por estas fechas se produjo una anécdota, protagonizada como no por Bunbury. La banda fue recibida en audiencia por el Príncipe Felipe que se había declarado admirador del grupo por su música y por la difusión del idioma castellano por todo el mundo. Cuando terminó la recepción y fueron preguntados por la prensa, Enrique manifestó que él era antimonárquico. Y se lió.
Pero, bueno, este año 1993 fue también el de su definitivo reconocimiento internacional. Su participación en un festival en Berlín contra el racismo los colocó en la cresta de la ola en Alemania. Vendieron allí 250.000 copias de disco y fue núm. 1 en ventas, cosa que también paso en España, México y Suiza.
Pero la gira fue dura y pasó factura. Y es que, además de Europa, en Latinoamérica dieron, en dos meses, 26 conciertos en México, Chile y Argentina. Así que, al finalizar el tour, la banda se dio unas vacaciones. Los excesos y la duración de la gira habían dañado seriamente la convivencia de los miembros de la banda y se encontraban en medio de una importante crisis interna.
Avalancha, del álbum del mismo nombre.
Con la ilusión de salvar este matrimonio a cuatro bandas que empezaba a hacer aguas por todas partes, la banda se retiro a la montaña para discutir y planificar su futuro y su nuevo disco.
Como pasa en todos los equipos de fútbol, cambiaron a todos menos a los jugadores. Cambiaron al productor, cambiaron al mánager e incluso a su diseñador gráfico. Y acertaron.
Bob Ezrin, conocido por su participación en grandes álbumes como Pink Floyd, Alices Cooper, Loy Reed y Kiss, entre otros, se hizo cargo de la situación y en tres meses, entre Londres y Los Angeles, grabaron su cuarto álbum de estudio: Avalancha. El disco fue un éxito absoluto y vendió más de 200,000 copias.
Como es habitual, a la promoción del disco siguió una gran gira que fue la puntilla en las deterioradas relaciones entre los miembros del grupo.
Esto es Héroe de Leyenda, el que fuera primer sencillo de la banda.
Esta gira fue realmente una macrogira. Empezó en julio de 1995 para terminar en Octubre de 1996: 152 conciertos repartidos por Europa y América.
La convivencia y el cansancio proporcionó momentos muy difíciles e hicieron crecer las desavenencias internas de la banda.
Durante la gira, Bunbury empezó a componer y grabar nuevos temas sin tener, para nada, en cuenta al resto de Héroes y haciendo ver que su futuro ya no pasaba en la banda.
Como guinda del pastel, su último concierto, que se celebró en Los Angeles el 6 de octubre de 1996, tuvo que ser suspendido por que el público empezó a tirar botellas y objetos al escenario. Estaban cabreados por unas declaraciones despectivas de Bunbury acerca de las mujeres mexicanas. Antes de acabar la gira, en una rueda de prensa celebrada en Lima comunicaron su separación temporal.
También del álbum “El espíritu del vino”, El camino del exceso.
Héroes todavía tenia contrato en vigor con la discográfica, y estaban obligados a publicar cinco discos más. En el 98 publicaron Rarezas, una álbum con versiones inéditas de algunos temas y de otros que solo habían sido publicados en sencillos. Hasta 2007, EMI publicó otros cuatro discos más con material antiguo o reinterpretado e incluyendo DVDs de conciertos.
Y los Héroes… cada uno por su lado.
Bunbury inició su exitosa carrera en solitario.
Alan Boguslavsky colaboró en el primer disco en solitario de Bonbury y después formó su propio grupo: Bogusflow, pero duró poco.
Juan Valdivia colaboró con su hermano Gonzalo en algunos proyectos, e incluso lanzó su propio álbum, Trigonometralla, en 2001.
Pedro Andreu se embarcó en algunos proyectos musicales que no tuvieron mucha repercusión.
Joaquín Cardiel, por su parte, se alejó del panorama musical y realizó algunos viajes para conocer en primera persona el mundo de los indios americanos.
Y así finalizó la exitosa carrera de un gran grupo.
De este disco, Rarezas, vamos a escuchar “Virus”.
Una oferta que no pudieron rechazar les llevó a preparar, diez años después de su separación una gira de despedida.
Para sacar el asunto adelante se contó con varios patrocinadores: Expo Zaragoza 2008, el Real Zaragoza (je, je, … eran otros tiempos), y el Ayuntamiento de Zaragoza.
El grupo se puso a la faena y, como Juan Valdivia había sido operado recientemente de una mano, llamaron a su hermano Gonzalo como segunda guitarra para que participara en la gira.
Cuando las entradas se pusieron a la venta se desató la locura. En Sevilla, Zaragoza y México DF se vendieron en tiempo récord y las colas en los puntos de venta todavía se recuerda.
Para liarlo todo un poco más, en el concierto que cerraba la gira en Cheste, por una mala previsión, se produjo un caos circulatorio durante más de cuatro horas, y 20 Km de retenciones impidieron que miles de seguidores llegaran al concierto.
Al terminar la gira, Bunbury confirmo el final definitivo de la banda y el inicio de su carrera en solitario.
Y ahora si, aquí terminó todo… de momento.
Esta canción grabada en directo bien pudo sonar aquella noche. El Estanque.
Y en olor de multitudes nos vamos. Hasta una próxima entrega de Nada más que música. Y ya sabéis que, entre tanto… os deseo unas muy ¡¡¡buenas vibraciones!!!