Luis Eduardo Aute Gutiérrez, músico, director de cine, actor, escultor, pintor y poeta, que había nacido en Manila el 13 de septiembre de 1943, falleció el pasado día 4 de abril.
Aute no tenía nada claro que realmente supiera escribir canciones. De ahí que dedicara tanto tiempo a prepararlas y que sólo entrara en el estudio cinco años más tarde.
De todos sus trabajos, hemos querido hacer una pequeña selección, a modo de homenaje, pero con grabaciones en las que, o bien cantaba con amigos, o amigos que cantaban sus canciones o Aute cantando canciones de sus amigos. Todo ello reflejo de la generosidad y el buen talante de este artista polifacético.
Mira que eres canalla Aute es una grabación que, como homenaje, sus compañeros de profesión hicieron en el año 2000. En ese disco, Silvio Rodríguez canta “Me va la vida en ello”.
Cuando Aute grabó un disco tan particular como Sarcófago, comentó: “Llegué a un acuerdo con la discográfica, yo hacía un par de discos de los que les gustaban a ellos, y ellos a cambio me dejaban hacer uno de los que me gustaban a mí».
Esta frase define perfectamente el carácter de un creador indómito que se ha paseado por casi todas las disciplinas del arte sin perder el norte (o haciéndolo sólo en determinadas ocasiones y, siempre, muy a propósito) ni descuidar un ápice las dosis de locura y curiosidad que hacen falta para continuar, pese a todo, persiguiendo la belleza, algo que nunca dejó de hacer. Siempre tuvo en su interior un poco de aquel niño que, recién terminada la II Guerra Mundial, se ensimismaba contemplando el océano desde un malecón del puerto de Manila.
Pedro Guerra canta, “Pasaba por aquí”.
Buscando siempre lo cotidiano, quiso trasladar su realidad al lienzo antes de ponerla sobre partituras —Aute fue pintor antes que cantautor—, escribió versos, perfiló dibujos, dirigió películas y apadrinó o acompañó a todos aquellos a los que, de un modo u otro, su talento servía de acicate. Se conoce mucho al Aute cantautor, como es lógico, pero se conoce menos a todos los demás, que al fin y al cabo no dejan de completar las distintas vertientes de una personalidad tan compleja como inquieta.
Pablo Milanés canta “Libertad”.
También se embarcó en aventuras comprometidas como la que le llevó a dirigir el largometraje de animación Un perro llamado Dolor (un delicado y sutil homenaje a referentes como Luis Buñuel, Francisco de Goya, Frida Kahlo, Pablo Picasso o Salvador Dalí). También fue una aventura, o atrevimiento, no sé, su afición a ilustrar las portadas de sus discos con cuadros pintados por él mismo que, a priori, podían resultar poco o nada comerciales —ahí están ejemplos como los de Cuerpo a cuerpo o Nudo— o esa querencia por osadías tales como proyectar, antes de los conciertos de su última gira, un cortometraje “de veinte minutos” en torno a Van Gogh.
José Mercé canta “Al alba”
Al principio, nuestro aspirante a pintor empezó a estudiar la carrera de aparejadores sin éxito. Estuvo en Francia a partir de 1963 y tuvo la habitual educación intelectual de la burguesía culta de esa generación: cine de la Nueva Ola, canción francesa, filosofía post marxista… El clic que cambió su vida llegó un poco después, en un viaje a Brasil como pintor. En América descubrió a Bob Dylan y el hallazgo dirigió a Aute hacia la canción. ¿Qué fue lo que hizo distinto a Aute entre tantos admiradores de Dylan? EL amor y más concretamente, el sexo. Hasta su irrupción, el sexo que cantaban y practicaban los cantautores españoles olía a pana mojada. En España se hacía el amor contra algo: contra la Iglesia, contra el franquismo, contra la generación precedente. Todo formaba parte de una lucha por algo más importante: la libertad, el cambio, el futuro. Pero, ¿qué hay más importante que el sexo, que la vida, que el arte? Aute lo tuvo claro, si nos fijamos en su obra, vitalista, hedonista, erótica y admiradora de la belleza. Todo sin grandes aspavientos, despacito, Slowly.
Duncan Dhu cantan “Slowly”.
Aute era inquieto y andaba preocupado porque se le acabase el tiempo. En una reciente entrevista, con motivo del concierto de celebración de sus 50 años en la música, en 2016, lo explicaba mientras fumaba un cigarrillo tras otro. «El tiempo empieza a existir a partir de una edad. Hasta, digamos, los 50, no es un tema que te ocupe, porque te queda todo el tiempo. Pero llega un momento en que se convierte en algo presente y preocupante. Me preocupa la falta de tiempo y tengo la angustia de aprovechar al máximo el que me queda. Por eso no tengo móvil ni Facebook ni Twitter. Porque soy muy adictable y si me meto ahí me hago adicto. Me aterra esa posibilidad».
Mónica Molina canta “Las cuatro y diez
Por esa época, en 2016, su carrera ya terminaba. Entre 1968 y 2012, Aute publicó 25 discos, además de los singles y las recopilaciones, pero en 2016 empezó a marcharse y el cuatro de abril de 2020 se fue para siempre.
Serrat canta “De alguna manera”.
El mundo de la música, de la cultura, ha expresado abiertamente su dolor.
Alejandro Sanz ha recordado una frase de Aute que es toda una declaración vital: «Quien no tenga sueños, que se disponga a tener dueños. Descansa maestro», ha escrito el cantante.
Loquillo ha compartido un dibujo de Aute en el que el rock y la poesía se besan. «La música pierde a un referente de varias generaciones», ha escrito Loquillo, mientras que Pancho Varona ha calificado a Aute de «imprescindible», lamentando no poder ir a despedirle.
«Pasábamos por aquí, pero tú te quedarás para siempre», ha escrito el cantautor canario Pedro Guerra bajo una foto tocando la guitarra con Aute. También Amaral han compartido parte de la letra de La belleza, una de las canciones de Aute: «Reivindico el espejismo de intentar ser uno mismo, ese viaje hacia la nada, que consiste en la certeza de encontrar en tu mirada la belleza». Y el dúo remata: «Gracias Luis Eduardo Aute por crear y cantar tanta belleza en este mundo».
Miguel Poveda canta “Prefiero amar”
En los 90 habían caído los bloques y se hablaba de un nuevo orden mundial. Bush padre iniciaba la primera guerra del Golfo y el mundo dejaba de ser como hasta entonces se había conocido. Encontraba sin sentido cantar Al Alba en ese momento y siempre la cambiaba por La Belleza.
Cuando una noche se la oyó cantar a Rozalén, una cantautora más joven que su propia hija, en la madrileña sala Libertad 8, Aute no pudo contener las lágrimas. Una jovencísima fan que tenía casualmente sentada a su lado esa noche, le contó después que de pequeña ella se escondía debajo de la tabla de planchar de su madre, se hacía su casa imaginaría, mientras en el tocadiscos sonaban esa y otras canciones suyas. “¿Así te torturaban tus padres de pequeña?”, fue la respuesta del propio autor entre las risas cómplices de los testigos.
Rozalen canta “La belleza”.
Su sentido del humor no le permitía tomarse en serio, pero sin embargo tampoco le permitió desaprovechar su enorme talento creador. Casi como un hombre del renacimiento, además de cantar y escribir, Aute pintaba, dibujaba, exponía, y hacía cine. Prefería reconocerse en el significado más francés de “creador de canciones” que de cantautor, para así sentirse más amateur que otra cosa. Y es que no le gustaba el término ni su significado al completo. Lo expresó en ese genial Autotango del cantautor, donde venía a suplicar a los que sí que lo eran, que no le vinieran a contar sus penas. Él nunca contó las suyas, pero sí supo expresar el sentimiento más íntimo y pasional para dar sentido a una existencia. Ni creía en dios, ni dejaba de creer: “no hay pruebas de una cosa ni de la otra”, solía decir, pero en todas sus venas creativas, sí trascendió un sentido espiritual y sacro pero alejado de lo religioso o litúrgico. Cigarro tras cigarro, amaba la vida y su erótica, pero sabía que en los últimos años, él y su mundo, estaban muy desamparados.
Amigo Aute, gracias y buen viaje, allá donde vayas. Ah, y espéranos todo lo que puedas.
Un pensamiento sobre “Nada más que música – Especial Luis Eduardo Aute”
Estupenda idea la de las versiones: así Aute brilla por su ausencia, por su sentida ausencia. Precioso homenaje.