
Hola, hola, yo soy Antonio Giménez y esto es… NADA MÁS QUE MÚSICA
Durante la gira de 1973 del quinteto de Dave Brubeck se grabó en varios conciertos que dieron lugar al mítico álbum “We’re all together again for the first time”, un juego de palabras que se podría traducir algo así como “Volvemos a estar todos juntos por primera vez”.
Dave Brubeck fue un reconocido pianista y compositor de jazz estadounidense y está reconocido como uno de los principales exponentes del cool jazz. Sus obras se caracterizan por utilizar en ellas compases, métricas y tonalidades inusuales. También fue uno de los primeros músicos en crear formaciones interraciales, algo atrevido para la época.
En 1951 formó el Dave Brubeck Quartet y en esta primera formación ya incluía a Paul Desmond, saxofonista y compositor que le acompañaría durante muchos años.
En la grabación que vamos a escuchar hoy, una formación de quinteto, además de Brubeck y Desmond nos encontramos a otro gigante: Gerry Mulligan, saxo barítono y arreglista y otra de las figuras más destacadas del cool jazz, además de ser un maestro con su instrumento.
Vamos con la música. “Truth” es la recreación musical que Brubeck hace de un poema de Robert Penn Warren, el que fuera premio Pulitzer en 1947.
Acerca de esta obra Brubeck dice que: «El poema me impactó porque hablaba de la verdad. Cuando leí esas primeras líneas que decían: «La verdad es lo que no se puede decir. La verdad es para la tumba”, inmediatamente pensé en mi propia experiencia durante la guerra y cómo cada soldado se lleva la verdad, su verdad, a la tumba. Fue un texto inspirador.
Antes de empezar tengo que deciros que todas las obras que escucharemos hoy son de larga duración así que, inevitablemente, deberemos acortarlas un poquito aunque estoy seguro que oiremos lo esencial. Bien, pues esto es “Verdad”.
“Take five” fue compuesta por Paul Desmond en 1958 y pronto se convirtió en la melodía más famosa del grupo, debido sobre todo a la aportación del saxo alto de Desmond y al empleo de un compás inusual de 5/4 del que, por cierto, viene el título de la obra.
Paul Desmond nació en San Francisco, California, hijo de padre judio de familia austriaca y madre católica de origen irlandés. Su padre era pianista y tocaba en cines acompañando películas mudas. Desgraciadamente su madre sufría algún desequilibrio psicológico y no atendió debidamente la formación del joven Paul. De hecho, el niño pasó grandes temporadas viviendo con unos parientes de Nueva York. Pronto empezó a tocar el violín, aunque su padre le había prohibido hacerlo. A los doce años iniciaron estudios más serios de clarinete y pronto se hicieron patentes unas cualidades innatas en el muchacho que no pasaron desapercibidas. Definitivamente se decantó por el saxofón, la técnica de uno y otro instrumento son muy parecidos, y fue entonces cuando se unió a la banda del Ejército. Allí pasaron tres años, aunque, mejor para él, su unidad nunca entró en combate. Pero bueno, fue allí, en el ejército, donde los caminos de Desmond y Brubeck se cruzaron.
Vamos a la música, “Take five”, un éxito en toda regla.
La tercera estrella en discordia era Gerry Mulligan, un saxofonista neoyorkino nacido en 1927. También Mulligan fue una figura destacada del cool jazz, además de ser un grandísimo instrumentista, dotado de una tremenda flexibilidad estilística y de un sonido revolucionario con un instrumento poco dado a las florituras. El saxo barítono es un instrumento pesado, con un registro bajo con el que, sin embargo, Mulligan consiguió alcanzar un estándar de velocidad y destreza envidiables.
Su primera reputación le llegó como arreglista en orquestas de jazz, no en vano durante todo el año 1946 estuvo trabajando en las partituras de la de Gene Krupa, el mítico batería de big band. Cuando todo estaba rodando en su vida, en 1953 fue arrestado y condenado a seis meses de cárcel por posesión de drogas, ¡estos músicos!
Este pequeño contratiempo no impidió que Mulligan tocara a lo largo de su carrera con los mejores: Thelonious Monk, Chet Baker, Stan Getz, Ben Webster o Johnny Hodges.
Gerry Mulligan falleció en 1996 a los 68 años, dejando un enorme legado musical. Tras su muerte, la biblioteca del Congreso de los Estados Unidos creó la Colección Gerry Mulligan que cuenta con un gran archivo documental, fotográfico, sonoro y digital donado por la viuda del músico.
Lo que escucharemos ahora es de Mulligan. “Mujer inacabada”, algo así como “Mujer inacabada”
Los dos componentes del quinteto de los que no hemos hablado todavía no tienen el relumbrón popular de los ya citados pero, desde luego, atesoran una calidad y un estilo envidiables.
Con el contrabajo estuvo Jack Six, un incipiente trompetista que se pasó al bajo con buen criterio. Música de big band, tocó en las mejores orquestas de su época como la de Tommy Dorsey en la que, por cierto, coincidió con Glenn Miller. Con Dave Brubeck comenzó a tocar en 1968 y no lo dejaría hasta 1974. Más tarde, a finales de la década de 1980 volvió con Brubeck y siguieron juntos hasta su retiro en 1995.
Y por último, a la batería, estuvo el Sr. Alan Dawson. Nacido en Pensilvania, fue batería de jazz y profesor de percusión en el Berklee College of Music de Boston.
Mientras enseñaba, también desarrolló una prolífica carrera como intérprete, tocando con gente importante hasta que en 1968 sustityó a Joe Morello en la banda de Brubeck en la que estuvo hasta 1972.
Escucharemos ahora otro corte del disco. Rotterdam Blues, compuesta por Brubeck es, obviamente, un blues en toda regla, con sus doce compases de rigor, un gustazo.
La historia de cada uno de estos músicos daría para un montón de programas y es posible que volvamos a ellos en alguna otra ocasión. Por ahora, vamos a despedirnos con la reseña de prensa sobre un concierto que el quinteto dio en la Filarmónica de Berlín: “Brubeck está inspiradísimo, el barítono de Mulligan sensacional, de Desmond que podemos decir, pues que, pecando de simplista, estuvo genial, y el bajista Jack Six y el batería Alan Dawson, además de sus solos, están siempre alertas y empujando las voces principales. bises”. Pues eso.
Amigas, amigos me despido de todos hasta la próxima entrega de un nuevo capítulo de Nada más que música. Hasta entonces… hizod lo que podais.
Perdón, se me olvidaba, esto que estamos escuchando ahora es “Koto Song”, otra composición de Brubeck. Adiós.