Durante nuestro recorrido a lo largo de esta década prodigiosa de los 60, hemos visto, de pasada, detalles de la actividad artística de algunos de los más influyentes actores del mundo de la música y la literatura. Entre ellos, el Sr. Robert Allen Zimmerman, o lo que es lo mismo: Bob Dylan.
Talkin’ New York, una de las dos canciones propias de su primer disco titulado Bob Dylan.
Sus composiciones más celebres datan de la década de 1960, en la que se dio a conocer como cantautor folk con composiciones como «Blowin’ in the Wind» y otras, todas ellas con un importante contenido de protesta social.
Blowin’ in the Wind» fue publicada en el álbum de estudio The Freewheelin’ Bob Dylan en 1963. Aunque ha sido descrita como una canción protesta, posee una serie de preguntas retóricas sobre temas como la paz, la guerra y la libertad. El verso «The answer, my friend, is blowin’ in the wind» —en español: «La respuesta, amigo mío, está soplando en el viento»— ha sido descrito como «impenetrable y ambiguo: o bien la respuesta es tan obvia que está justo en tu cara, o la respuesta es tan intangible como el viento».
Tras dejar atrás la música folk, Dylan modificó la música popular en 1965 con el álbum Highway 61 Revisited, uno de los trabajos musicales más influyentes del siglo XX, en el que combinó la música rock con composiciones complejas y literarias influidas por imaginería surrealista. Su primer sencillo, «Like a Rolling Stone», fue elegido como la mejor canción de todos los tiempos por la revista Rolling Stone y alcanzó el segundo puesto en la lista estadounidense Billboard Hot 100.
Tras Highway 61 Revisited, Bob Dylan consolidó su interés por el rock y el blues con trabajos como Blonde on Blonde. Este disco es el séptimo álbum de estudio del músico, publicado por Columbia Records en mayo de 1966. Las sesiones de grabación del álbum comenzaron en Nueva York en 1965, con el respaldo de un elevado número de músicos, entre los que se incluyeron miembros de la banda The Hawks, que cuatro años después se convirtió en The Band. La grabación continuó hasta enero de 1966, pero solo pudieron cerrar una canción. Por sugerencia de los músicos, y con la compañía del teclista Al Kooper y el guitarrista Robbie Robertson, Dylan se trasladó a los CBS Studios de Nashville, Tennessee para continuar con la grabación. Estas sesiones, que contaron con la participación de músicos de sesión locales, fueron más fructíferas en comparación con las de Nueva York, y en dos meses se grabó el resto de las canciones. Ente ellas, ésta: Just Like a Woman.
El álbum, uno de los primeros discos dobles en la historia de la música moderna, completó la trilogía de rock que Dylan comenzó con Bringing It All Back Home en 1965 y continuó con Highway 61 Revisited un año después, y gran parte de la crítica musical lo consideró de forma casi unánime como uno de los mejores álbumes de rock de todos los tiempos. Combinando la experiencia de los músicos de sesión de Nashville con la sensibilidad literaria modernista de Dylan, las canciones del álbum fueron descritas como una operación a gran escala musical, mientras que la lírica fue descrita como «una mezcla única entre lo visionario y lo coloquial».
En términos comerciales, Blonde on Blonde alcanzó el puesto nueve en la lista estadounidense Billboard 200, y la RIAA lo certificó como doble disco de platino, mientras que en el Reino Unido entró en la posición tres de las listas UK. A lo largo de la década de 1970, después de sufrir un accidente de motocicleta en 1966 y no salir de gira durante ocho años, obtuvo un mayor éxito comercial con discos como Planet Waves, Blood on the Tracks y Desire, todos números uno en EEUU. Del primero de estos discos, extraemos el corte Forever young
A finales de la década, abrió una nueva etapa musical con la publicación de Slow Train Coming, con una profunda temática religiosa. Aunque el trasfondo religioso y su interés por la Biblia se mantuvo a lo largo de los años, después de Infidels comenzó a grabar discos con un mayor peso de temas seculares como Knocked Out Loaded y Down in the Groove, que obtuvieron peores resultados comerciales y de crítica.
La carrera musical de Dylan resurgió a finales de la década de 1980 con el lanzamiento de Oh Mercy, producido por Daniel Lanois calificado por la prensa como el «regreso a la formalidad musical». De este álbum es Everything is Broken, que ya estamos escuchando.
Entre los años 1988 y 1990, Bob Dylan formó parte de una super- banda, The Traveling Wilburys (Los Wilbury viajeros) integrada por el propio Bob Dylan, George Harrison, Jeff Lynne, Roy Orbison y Tom Petty, junto con el acompañamiento a la batería de Jim Keltner. Solo sacaron dos discos al mercado: Traveling Wilburys Vol. 1 y Traveling Wilburys Vol. 3.
Los músicos había disfrutaron mucho trabajando juntos en otros proyectos y decidieron grabar un álbum completo. Bajo el título de Traveling Wilburys Vol. 1 y compuesto entre los cinco miembros del grupo, el álbum fue grabado en un periodo de diez días en mayo de 1988 en el jardín y la casa del miembro de Eurythmics Dave Stewart.
Traveling Wilburys Vol. 1 fue un éxito comercial y de crítica que alcanzó el estatus de triple disco de platino en Estados Unidos y fue nominado a los premios Grammy en la categoría de mejor interpretación rock.
El 6 de diciembre de 1988, apenas dos meses después de la publicación de Traveling Wilburys Vol. 1, Roy Orbison falleció de un ataque al corazón. En su homenaje, el videoclip de «End of the Line» incluyó la guitarra eléctrica de Orbison balanceándose sobre una mecedora mientras el resto del grupo tocaba la canción. Esta canción.
Las letras de Dylan incorporan una variedad de temas sociales, políticos, filosóficos y literarios que desafiaron la música pop convencional existente y apelaron generalmente a la contracultura emergente en la época. Influido por gente como Woody Guthrie, Robert Johnson y Hank Williams, Dylan amplió y personalizó géneros musicales a lo largo de cinco décadas de carrera musical, en las que exploró la tradición musical estadounidense con el folk, el blues, el country, el gospel, el rock and roll y el rockabilly, así como la música folk inglesa, escocesa e irlandesa, pasando por el jazz y el swing. Dylan toca la guitarra, la armónica y los teclados, y respaldado por una alineación de músicos cambiante, ha salido de gira anualmente desde finales de la década de 1980, en lo que se conoce como Never Ending Tour, en español: La gira interminable.
A lo largo de su carrera, Dylan ha sido reconocido y honrado por sus composiciones, interpretaciones y grabaciones. Sus discos le han valido varios Grammys, Globos de Oro y premios de la Academia, y su nombre se halla en el Salón de la Fama del Rock and Roll, el Salón de la Fama de Compositores de Nashville y el Salón de la Fama de los Compositores. En enero de 1990, fue investido Caballero de la Orden de las Artes y las Letras por el Ministro de Cultura de Francia Jack Lang. En 1999, fue incluido en la lista de las cien personas más influyentes del siglo XX elaborada por la revista Time. En el año 2000, ganó el Premio de Música Popular de la Real Academia Sueca de Música, y en 2004 alcanzó el segundo puesto en la lista de los cien mejores artistas de todos los tiempos elaborada por la revista Rolling Stone, después de The Beatles. El 13 de junio de 2007 fue premiado con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, y un año después recibió un reconocimiento honorario del Premio Pulitzer por su «profundo impacto en la música popular y en la cultura norteamericana, marcado por sus composiciones líricas de extraordinario poder poético». Por último, el 13 de octubre de 2016, la Academia Sueca le otorgó el Premio Nobel de Literatura por «haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición de la canción estadounidense». Que más se puede decir de este artista? Larga vida a Bob Dylan.
Y otro mito de la música en los 60, nada más y nada menos que Jimi Hendrix
James Marshall «Jimi» Hendrix nació el 27 de noviembre de 1942. A pesar de que su carrera profesional solo duró cuatro años, es considerado uno de los guitarristas más influyentes de la historia del rock. El Salón de la Fama del Rock and Roll lo describe como «Indiscutiblemente uno de los músicos más grandes de la historia del rock». A finales del 66 se trasladó a Inglaterra. Alli conoció a Chas Chandler, bajista de The Animals que se convirtió en su mánager. En cuestión de meses, Hendrix ya había obtenido tres sencillos Top 10 en el Reino Unido con su banda The Jimi Hendrix Experience: «Hey Joe», «Purple Haze» y «The Wind Cries Mary».
Saltó a la fama en Estados Unidos después de su actuación en el Monterrey Pop Festival de 1967. Al año siguiente, en 1968, su tercer disco de estudio, «Electric Ladyland», llegó al primer puesto de la lista estadounidense de éxitos; fue su éxito comercial más grande y único número uno en su país. En su momento fue el artista mejor pagado por su concierto en el Festival de Woodstock (1969) y el Festival de la Isla de Wight (1970).,
Las influencias musicales de Hendrix se inspiraron en el rock and roll y blues eléctrico de Estados Unidos. Es conocido por usar amplificadores con distorsión, alto volumen y ganancia, además de que fue un innovador en aprovecharse de los acoples generados por la guitarra. También ayudó a popularizar el uso del pedal con wah-wah y fue el primero en utilizar efectos phaser estereofónicos en sus grabaciones. Holly George-Warren de la revista Rolling Stone comentó: «Hendrix fue pionero en el uso del instrumento como una fuente de sonido electrónico. Los guitarristas anteriores a él habían experimentado con acoples y distorsión, pero Hendrix convirtió esos efectos y otros en un vocabulario controlado y fluido igual de personal que el blues con el que comenzó».
Su imagen también dio que hablar: plumas de colores, sombreros, ropa de fantasía, sedas, pañuelos, chaquetas con chorerras (a la moda de 1967). No solo fue su música, también el componente sexual y provocador que Hendrix daba a su vida pública. Fue el primer artista negro que se metió de lleno en la Inglaterra multiétnica. Vivió cinco años en la cima, Quemó su guitarra en el Festival de Monterrey y tocó un dramático himno americano en el de Woodstock.
Recibió varios premios durante su vida y también de forma póstuma. En 1967, los lectores de Melody Maker le votaron como el mejor músico popular del año, en 1968, Rolling Stone lo nombró músico del año, Disc and Music Echo le distinguió con el título de mejor músico de 1969, mientras que, en 1970 Guitar Player le otorgó el voto de mejor guitarrista del año.
Murió el 18 de septiembre de 1970, ahogado en su propio vómito, a los 27 años de edad. Una nueva alta en el desdichado club de los 27.
The Doors, otro grupo genial y maldito en las mismas proporciones. Esta banda se formó en Los Ángeles (California), en julio del año 1965 y se disolvió el año 1973. Junto a Jefferson Airplane, Grateful Dead y Pink Floyd, se convirtió en uno de los exponentes de la psicodelia de los años 60.
Su trayectoria empezó en 1965, cuando Jim Morrison se encontraba en la playa de Venice, California, y se encontró a un viejo compañero de la UCLA, Ray Manzarek. Hablando, hablando, Morrison aprovechó para leerle a su viejo amigo la letra de «Moonlight Drive», un poema que acababa de escribir. Impresionado por la calidad de estos versos, allí mismo decidieron formar un grupo.
La banda quedo configurada definitivamente por cuatro músicos, los ya citados Morrison y Manzarek, voz y teclados respectivamente y Krieger, a la guitarra y Densmore a la batería. La banda tomó su nombre de un verso del poeta William Blake: (Si las puertas de la percepción fueran depuradas, todo aparecería ante el hombre tal cual es: infinito.)
The Doors se diferenciaba de muchos grupos de rock de la época, porque no usaban un bajo en concierto, en vez de esto, Manzarek tocaba las melodías del bajo con la mano izquierda en su piano Fender, y las melodías del órgano con la mano derecha.
Muchas de las canciones originales las hicieron en conjunto. Morrison aportaba las letras y parte de la melodía, y el resto contribuía con el ritmo y el sentimiento de la canción. Una de ellas fue la que acabamos de oir, Hello, I Love You y lo cierto es que, en este caso, la composición les dio unos buenos quebraderos de cabeza. La canción en cuestión es igualita a otra de The Kinks. Y claro, los demandaron.
Aunque, ciertamente, este tipo de demandas, por lo menos a Morrison, les traían al fresco. Eran tantos los problemas que generaban a su paso que los escándalos pasaron a ser cotidianos. Como ejemplo, y para no regodearnos en el asunto, en 1966, el grupo tocaba en el club Whisky a Go Go. El 21 de agosto este año, el club despidió a la banda por un incidente en una presentación de «The End», que vendría a anunciar toda la controversia que seguiría al grupo en sus años de historia. Morrison, gritó, en la parte «edípica» de la canción: «Father? Yes son?, I want to kill you», «Mother? I want to fuck you» («¿Padre? Sí hijo?, Quiero matarte», «¿Madre? Quiero follarte»). Y no sentó bien. Bueno, esta es esa canción The End en una versión especialmente editada para la película Apocalypse Now.
El LP homónimo de The Doors, lanzado en enero de 1967, causó sensación en los círculos musicales. En este disco aparecían muchas de las grandes canciones de su repertorio, incluyendo el famoso «The End».
Su segundo single, de este LP, «Light My Fire», puso al grupo junto con Jefferson Airplane y The Grateful Dead entre los mejores nuevos grupos estadounidenses de 1967.
Rápidamente la banda ganó reputación. Con su buena pinta, presencia magnética y sus pantalones de cuero, Jim Morrison se volvió un ídolo del rock y un «sex symbol», aunque se veía limitado con las restricciones morales del estrellato. Antes de su presentación en el «Show de Ed Sullivan» , 15 minutos antes de empezar el programa, los censores de la CBS exigieron a Morrison que cambiara la letra de Light My Fire, en la línea (Nena, no podríamos habernos elevado más), por la posible referencia a las drogas. Morrison les preguntó qué es lo que debería decir , y le contestaron que él era el poeta y que algo se le ocurriría.
Bueno, pues como cabía esperar, Morrison cantó la línea original y se presentó en la televisión en vivo, con una CBS sin capacidad de pararlo. Ed Sullivan, furioso, se negó a estrechar las manos a los miembros de la banda, y nunca más fueron invitados.
Morrison siguió fomentando su fama de rebelde cuando fue arrestado en New Haven, por hablar mal sobre la policía al público. Morrison dijo que un celoso oficial le había lanzado gas lacrimógeno al sorprenderlo con una chica en los bastidores.
En 1971, después de la grabación de L.A. Woman, Morrison decidió tomarse un tiempo libre y se mudó a París con su novia, Pamela Courson, en marzo. Lo había visitado el verano pasado y, por un tiempo, pareció contento con escribir y explorar la ciudad. Pero luego volvió al alcohol y hasta se cayó de un segundo piso en una ocasión.
Morrison falleció en confusas circunstancias el 3 de julio; su cuerpo fue encontrado en la bañera. La conclusión fue que murió por un ataque al corazón, aunque se reveló que no se le había hecho la autopsia antes de ser enterrado en el Cementerio Père-Lachaise el 7 de julio. Una versión bastante difundida menciona que el deceso de Morrison se produjo por sobredosis en un bar Parisino llamado «Rock n’ Roll Circus», concretamente en los baños del bar después de encerrarse para ingerir cocaína, y que su cuerpo había sido trasladado por algunos amigos a la bañera de su casa.
Por añadidura, el forense, en su informe oficial, describió el cadáver del cantante como el de «alguien de más de 50 años y 1.90 m. de altura» (Jim en realidad tenía 27 años y su talla oscilaba entre 1.78 m. y 1.75 m, sin sus botas tejanas puestas), lo que nos plantea la duda de la capacidad profesional del forense.
Jim Morrison murió a los 27 años. Otro a la lista. Por cierto, En 1974, tres años más tarde, la novia de Morrison, Pamela Courson, también murió a la edad de 27 años.
Bueno, hoy si que hemos conocido un poco mejor a tres grandes estrellas. Sin ellos, y a pesar del poco tiempo que algunos estuvieron en el negocio de la música, los derroteros del rock and roll hubieran sido otros. Lo malo del asunto es que el talento no siempre viene unido al equilibrio mental, deberían ajustárnoslo de serie. A mi me hubiera venido muy bien, sobre todo en lo tocante al talento. En fin, gracias a todos por vuestra atención, espero os hayáis divertido oyendo el programa tanto como nosotros haciéndolo.
Volvemos la próxima semana, con que haced lo que sea pero estad ahí, al otro lado del receptor. Hasta entonces… BUENAS VIBRACIONES.