Muy buenas tardes amigos. Si os digo que, indiscutiblemente, Aretha Franklin fue una de las artistas más grandes de la historia del música, no os estoy descubriendo nada. Estuvo dotada de una potente y hermosa voz, con un registro vocal maravilloso y con un enorme talento como interprete y compositora. Ha dejado para la posteridad canciones tan importantes como “Respect”, “Think”, “Chain of fool” y tantas otras. Todas ellas estarán para siempre en nuestra memoria.
Respect, la canción que acabamos de escuchar fue lanzada inicialmente por Otis Redding en 1965 pero fue en 1967, con la versión de Aretha Franklin, cuando llegó al éxito. Las dos versiones difieren bastante una de la otra en las historias que cuentan. La de Otis Redding nos presenta a un hombre que pide respeto a su mujer cuando llega a casa cansado del trabajo y sabiendo que es él quien lleva el dinero a casa. La de Aretha dibuja a una mujer, segura de si misma, que cumple con su parte del trato y que pide respeto por ello. La renovada visión feminista llegó al número 1. La canción se convirtió en un himno feminista y es que, con la versión de Redding, parece que, efectivamente, hay alguna diferencia.
Chain of fools es una canción de Don Covay que Aretha Franklin lanzó como sencillo en 1967. La historia nos cuenta que una chica ha estado con su novio durante cinco años pero que, al fin, ha descubierto que ella no es más que un eslabón en la “cadena de tontas” a las que este personaje ha estado engañando durante todo el tiempo.
Aretha Franklin nació en 1942 en Menphis, Tennessee. Sus padres fueron Clarence Franklin, un predicador, y Barbara Franklin, cantante de gospel. La pareja se separó debido a las constantes infidelidades y violencia por parte del padre.
La pequeña Aretha, también sufrió abusos sexuales. Como consecuencia de estos abusos, fue madre por primera vez a los 12 años. Su segundo hijo nació cuando solo tenía 14 años.
Su madre murió debido a un ataque al corazón en 1952, aunque ya había abandonado el hogar, y a su hija, unos años antes. Su padre, una celebridad en el mundillo del gospel, ya había detectado el talento de la pequeña y se empeñó en que tomara lecciones de piano en el conservatorio. Aretha se negó a ir a clases pero aprendió a tocar el piano por si misma escuchando discos en su casa.
Debido a la influencia artística de su padre y de grandes artistas del género que habían pasado por su casa como Clara Ward, James Cleveland y la mismísima Mahalia Jackson, el gospel fue su primera opción artística. Junto a dos de sus hermanas, empezó a cantar en el coro de la iglesia de su barrio.
En 1960, nuevamente empujada por su padre, se fue a Nueva York para recibir clases de técnica vocal. Durante este tiempo hizo numerosas presentaciones consiguiendo una notoriedad que le permitió fichar por Columbia Records, la compañía de nuestro viejo conocido John Hammond, a pesar del interés que también había mostrado la poderosa Motown, .
La canción (You make me feel like) a natural woman, compuesta por Carole King en 1967, es una de las más emblemáticas de la artista.
Aretha Franklin cantó esta canción en el Kennedy Center en 2015 durante un homenaje a Carole King. La interpretación debió de llegar al corazón de su buen amigo Obama, presente en el acto. En las imágenes del evento se ve al expresidente con lagrimas en los ojos. Todo muy emotivo.
La compañía Columbia había estado incluyendo los trabajos de Aretha en su catálogo de jazz, algo con lo que la artista no estaba en absoluto de acuerdo. Cuando dejó esta compañía para fichar por Atlantic Records, su productor Jerry Wexler se empeñó en que Aretha desarrollara todo el potencia SOUL que atesoraba. Dicho y hecho. Su primer sencillo para la compañía fue I never loved a man (the way i love you). La crítica ha dicho maravillas de esta canción y siempre se ha tendido como una de las mejores canciones de soul. La revista Rollins Stone escribió: “Franklin ha grabado su versión de la maravilla soul, un lamento sobre que-mal-me-has-tratado. Soul en estado puro y una Aretha en estado de gracia.”.
El sencillo irrumpió en todas las emisoras de radio y arrasó en las listas.
Al año siguiente se editó el álbum homónimo que contenía los dos sencillo anteriores, además de versiones de éxitos de Ray Charles y de Cam Cooke y canciones propias. Ese año también recibió dos premios Grammy, siendo la segunda mujer que lo hacía.
En 1970 grabó un álbum cargado de versiones, This girl’s in love with you.
“Me gusta todo tipo de música”, había declarado la artista en una entrevista. “No tiene que empezar como una canción soul o gospel, puede ser rock o jazz, es lo mismo. Si escucho algo que me gusta y creo que puedo hacerlo, lo intentaré”. El músico Michael Walden, que había trabajado con ella en las décadas de los 80 y 90, manifestó a su muerte: “No tenía límites, nada estaba fuera de su alcance. Tenía un fuego dentro que aportaba grandeza a todo lo que hacía.”
Su versatilidad, sus gustos varios y una mentalidad abierta le permitieron hacer suyas innumerables canciones de otros. Vamos a ver varios ejemplos.
Eleanor Rigby, de los Beatles. Olvidaos del cuarteto de cuerdas con el que los Beatles sorprendieron al mundo entero. En esta versión el contrapunto del Soul y su voz incandescente se apoderan del ambiente para dejarnos con la boca abierta. Una vez más.
Si todavía no habéis cerrado la boca, no lo hagáis. Al fin y al cabo a Simon y Garfunkel les pasó lo mismo. La versión Puente sobre aguas turbulentas que hace Aretha Franklin, inspirada en el gospel, alcanzó el número uno en la lista de R&B de EEUU y ganó el Grammy de 1972 a la mejor interpretación vocal de R&B femenina. Es esta.
Una última versión, Border Song (Holy moses), una canción que Elton John había publicado en 1970 y que estaba incluida en su segundo álbum que llevaba el nombre del artista. Al equipo no le costó nada acoplar el sencillo arreglo de piano para la voz de Aretha. Según sus propias palabras, Elton John estaba atónito con el resultado. Este, que había hecho un dueto con Aretha en 1988, comentó a su muerte: “la quería mucho, siempre le llamaba para su cumpleaños, no solo para felicitarla, si no para agradecerle todas y cada una de sus canciones”.
Ya hemos comentado algunos detalles de su vida privada que, aunque ella trataba de no hablar de ellos, no pudo conseguir ocultarlos a la opinión pública. Cuando se publicó su biografía, comentó que: “Hay por ahí un libro basura lleno de mentiras y más mentiras sobre mí”.
La diva, que lo era, no tenía un carácter fácil. Ella era la primera mujer que había entrado en el Salón de la Fama y detestaba que otras cantantes vendieran más que ella.
En 2018, durante la gala de los premios Grammy, protagonizó un pequeño “desencuentro” con los guionistas porque, Beyoncé, que ejercía de presentadora del acto, nombró a Tina Turner como “La reina”, y allí, la única reina que había era ella con sus 75 millones de discos vendidos. Como siempre decimos, cosas de divos.
Think, “Piensa”, un sencillo editado en 1968, que se convirtió en un himno feminista.
Su letra dice… Piensa, piensa en lo que tratas de hacerme… piensa, piensa…
Aretha Franklin la interpreta en la película The Blues Brothers de 1980. Tenéis el vídeo en youtube.
Como habéis podido comprobar, Aretha Franklin tenía una personalidad compleja. Los que la conocieron cuentan de ella que era tozuda, visceral y muy difícil en el trato. Despedía a sus empleados por cualquier tontería y los volvía a contratar al día siguiente. Competitiva hasta la saciedad, sobre todo con las mujeres, si no que se lo pregunten a Roberta Flack o a Barbra Streisand.
Pero, al mismo tiempo, era una persona generosa, colaborando en muchas causas benéficas de manera anónima. Era capaz de suspender un concierto por no subirse a un avión, tenía terror a volar, pero también lo era de cantar gratis a beneficio de cualquier causa.
Tuvo problemas con algunas adicciones. Pudo dejar el tabaco, fumaba tres paquetes diarios, y también el alcohol, que fue un serio problema a lo largo de su vida. Lo que no pudo dejar nunca fue su adicción a la comida. Subía y bajaba de peso continuamente aunque, según ella, mantenía a raya la báscula a base de “sobres dietéticos y hombres jóvenes”.
También fue muy desconfiada, no se fiaba ni de su sombra. Llegó a cantar en algún espectáculo con su bolso bajo el brazo porque, en él, llevaba el dinero para pagar a sus músicos.
Pero… todo se le perdonaba. Su voz, inigualable, tenía subyugado ala público.
Para hacernos una idea, solo tenemos que detenernos a escuchar esta balada, Ain’t no way, escrita por su hermana Carolyn Franklin y apoyada en los coros, extraordinariamente por cierto, por The Sweet Inspirations.
Nadie ha llegado donde llegó Aretha Franklin. La pureza de su voz nos lleva, hoy y para siempre, a otra dimensión. En una ocasión le preguntó a Billie Holiday como podía cantar el blues como ella. Holiday le respondió: “¿Eres madre?, ¿No puedes llegar a fin de mes?, ¿te han cortado el gas?… canta lo que quieras, será un blues.” Y lo hizo.
Al final, la diva se quedó sola. Se encerraba en casa y no quería saber nada de nadie. Poco a poco se fue apagando y murió en 2018 a los 76 años.
Nos vamos. Y vamos a hacerlo con una canción compuesta por la propia Aretha en 1969. La idea se le ocurrió cuando, accidentalmente, escuchó a una pareja enfrascada en una amorosa conversación. Antes de separarse, les escuchó decirse el uno al otro: “Te amo… llámame”. Una frase que a ella, de verdad, no le dijeron nunca.
Call me.