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Nada más que libros – Ulises – (James Joyce)

27 noviembre, 2020 - Literatura
Nada más que libros – Ulises – (James Joyce)

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“Toda vida consiste en muchos días, día tras día, caminamos a través de nosotros mismos encontrando ladrones, fantasmas, gigantes, viejos, jóvenes, esposas, viudas…”

Fragmento de ‘Ulises’, de James Joyce.

 

 

 

 

 

CARTEL NMQL - ULISES

Nacido en 1.882 en un suburbio de Dublín, James Joyce creció en la pobreza desde que su padre perdió su trabajo como recaudador de impuestos. En la Universidad de esta ciudad estudió inglés, francés e italiano; luego se trasladó a París con la intención de estudiar medicina. Regresó a Dublín al morir su madre, y malvivió como reseñista y maestro. En 1.904 se fugó a Zurich con Nora Barnacle. Más tarde obtendría un puesto de maestro en Triestre. Su libro de relatos “Dublineses”, se publicó en 1.914, y en 1.916 la novela “Retrato del artista adolescente”. ”Ulises” salió a la luz en 1.922. Cuando la revista estadounidense “The little Review”publicó fragmentos de la novela, fue demandada por obscenidad. En 1.920 Joyce se trasladó a París, donde vivió veinte años. Allí escribió su obra maestra final, “Finnegans Wake”. En 1.940, huyendo de la invasión nazi, regresó a Zurich, donde falleció en 1.941.

La acción de “Ulises” tiene lugar en Dublín y sus alrededores el 16 de Junio de 1.904, y son tres los principales personajes: Stephen Dedalus, de 22 años, maestro y aspirante a escritor; Leopold Bloom, agente de publicidad, medio judío húngaro y medio irlandés, de 38 años; y su esposa Molly, una cantante de 34 años de la que Leopold sospecha, acertadamente, que le es infiel con un vividor conocido como Blazes Boylan. La novela presenta otros muchos personajes, y de la vida interior de Stephen, Bloom y Molly surge un Dublín caleidoscópico, condensado en un cuarto de millón de palabras de inventiva microscópicamente detallada. Al desnudar la multiplicidad de pensamientos, emociones y acciones, incluidas las fisiológicas, de los tres personajes a lo largo de un día y su noche, “Ulises” hace público lo privado a una escala nunca vista antes en la narrativa. Además de las calles de Dublín los escenarios principales de la obra son una torre defensiva habitable, un colegio, una playa, una casa, una carnicería, un cementerio, la redacción de un periódico, una biblioteca, una funeraria, una sala de conciertos, una taberna, un hospital, un burdel y el llamado Refugio del Cochero. Los primeros capítulos tienden un puente con la novela previa, autobiográfica, “Retrato del artista adolescente”, que narra como Stephen Dedalus adquiere la confianza necesaria para liberar su talento de las presiones conformistas de la Iglesia católica, de su formación y de su país. En “Ulises”, Stephen reaparece por la mañana enfrascado en un duelo verbal con su cínico amigo Buck Mulligan en la torre donde viven, en Sandycove. Recuerda a su madre en su lecho de muerte y, sintiéndose culpable, reflexiona sobre su rechazo a rezar por ella, basado en sus principios ateos. Luego imparte una lección de historia y camina por la playa. La narración retrocede a las ocho de la mañana y adopta por completo el estilo del flujo de conciencia mientras el lector sigue a Leopold Bloom planeando el desayuno en casa, comprándolo en la carnicería, preparándolo y subiéndolo en una bandeja a Molly. Joice utiliza el monologo interior en grados diversos para relatar las experiencias de Stephen, Boom y Molly; pero para hacer avanzar la acción, entrelaza hábilmente el monólogo interior y la narración en tercera persona.

Ulises - libro

Leopold Bloom es uno de los personajes más conseguidos de la literatura. Es un hombre corriente con los apetitos normales, inteligente pero lejos de ser un intelectual. Tiene un carácter afable, muestra gusto por la comodidad y procura evitar la confrontación. En su presentación, la sencilla relación que mantiene con sus funciones corporales y con algunas personas de su entorno lo distinguen claramente del cerebral y susceptible Stephen. El último episodio de “Ulises” es una obra maestra del monólogo interior. Revela los pensamientos más íntimos de Molly por la noche, tumbada en la cama al borde del sueño. Hasta ese momento, hemos visto a Molly a través de los ojos de su celoso marido, Leopold Bloom. El cambio de punto de vista, o sea de masculino a femenino, que aquí se produce es uno de las más brillantes de la literatura moderna. Tras haber descrito la cultura patriarcal de la ciudad, en la que las mujeres tienen un papel clave como esposas, madres y prostitutas, fuentes de sustento emocional y de satisfacción física, sin que su voz sea escuchada, Joyce restaura el equilibrio dando a Molly una voz propia. Permitir que su protagonista femenina tenga la última palabra es un testimonio de la imaginación omnímoda de Joyce. Con todo algunas críticas feministas ven a Molly, en su pasividad, como una criatura hecha de malas interpretaciones masculinas. Mientras Molly yace en la cama, el monólogo interior puede alcanzar su forma más pura, sin interrupciones narrativas. La puntuación desaparece. Los recuerdos se empujan entre sí. El lenguaje franco, con vulgares coloquialismos, cede el paso a un recuerdo de juventud en Gibraltar y del cortejo posterior por parte de Bloom, expresado en el estilo de la narración romántica. Este estilo no es un mero recurso literario: forma parte del lenguaje interior de la sensibilidad romántica, si bien carnal, de Molly.

La experimentación lingüística no es el único recurso literario que apuntala esta obra multidimensional. El título, “Ulises”, es la pista de una elaborada subestructura simbólica. Ulises es el nombre latino de Odiseo, el rey griego de Ítaca protagonista de la “Odisea” de Homero, que pasó los diez años posteriores a la guerra de Troya como aventurero errante antes de regresar a su hogar. Joyce identifica a Leopold Bloom con Odiseo y a Stephen con su hijo, Telémaco, que en los cuatro primeros libros de la Odisea busca en vano a su padre perdido; y asocia a Molly con Penélope, esposa de Odiseo, quién cree que su marido aún vive y que regresará. Cada uno de los dieciocho episodios o capítulos de la novela se corresponde con una aventura de la epopeya homérica. Los tres primeros se centran en Stephen y siguen una estructura que recuerda a la de la “Odisea”. En el tercer episodio, Stephen cuestiona la institución de la paternidad mientras piensa en una discusión en una biblioteca. El pasaje traduce los aprietos de Telémaco como hijo sin padre en un debate abstracto sobre la noción moderna de la relación padre-hijo. En el episodio doce, el Cíclope de la “Odisea” toma la forma de un patriota agresivamente xenófobo que discute a gritos con Bloom. El estrecho chovinismo de este ciudadano es un reflejo de la limitada vista del Cíclope. Más tarde, el narrador sin nombre hace referencia a un deshollinador que casi le metió la herramienta en un ojo, lo que trae a la memoria el ataque de Odiseo al Cíclope. El valor temático del paralelismo homérico es más fuerte en los roles míticos adjudicados a Stephen y a Bloom. Stephen busca de forma inconsciente el apoyo de una figura paterna para poder convertirse él mismo en padre, tanto literal como artísticamente. Los pasajes sobre la Santísima Trinidad, que contiene la más compleja de todas las relaciones paterno-filiales, y sobre el Hamlet de Shakespeare, desgarrado por los pensamientos de venganza contra el asesino de su padre, que ahora es su propio padrastro, suman capas de significado a la búsqueda de Stephen. Recíprocamente, Bloom (cuyo hijo Rudy murió once años atrás) tiene la profunda necesidad psicológica de un hijo. Esto añade patetismo a la dinámica Odiseo-Telémaco.

Bloom y Stephen se encuentran por casualidad en el hospital de maternidad de la calle Holles; la asociación del lugar con el nacimiento y la paternidad no es accidental. A su debido tiempo, Bloom salva a Stephen de ser arrestado tras una reyerta en el barrio rojo. Cuando, más tarde esa misma noche, se sientan a beber cacao en la cocina de Bloom, Stephen vislumbra el pasado en Bloom, mientras que este ve el futuro en Stephen. De acuerdo con la sutileza narrativa propia de Joyce, este reconocimiento mutuo es una insinuación fugaz, más que un clímax evidente. Además de proporcionar un juego de correspondencias simbólicas, el marco homérico permitió a Joyce insinuar que Bloom, el hombre corriente, podía tener una dimensión heroica. Se trata de un heroísmo, o antiheroísmo, de lo cotidiano, que se demuestra principalmente en el interior de la mente, palestra de los miedos y anhelos del individuo. Es aquí donde uno combate los celos, la ira, la vergüenza y la culpa, y donde abriga la esperanza y el amor que dan a la vida su significado.

J.Joyce-2

 

Tras el punto final de la novela, James Joyce dejó un recordatorio de su propio viaje odiseico como autor: “Triestre-Zúrich-París, 1.914-1.921”. Pese a su talante cosmopolita, el autor sentía el tirón del exilio. Pero vivir en el extranjero le permitió recrear Dublín, en toda su vulgaridad y vitalidad, como el hogar de su imaginación. En 1.904, año en que se sitúa la obra, los sentimientos políticos estaban exaltados tras el fracaso de la Home Rule, un intento de dotar de autogobierno a Irlanda. En 1.922, el año en que se publicó “Ulises”, y tras una sangrienta guerra civil, se formó el Estado Libre Irlandés. Como reflejo de esta realidad política, los personajes del Dublín ficticio de Joyce están llenos de inquietud en su relación con las instituciones y movimientos: el Imperio británico, la Iglesia católica, el nacionalismo irlandés y el renacimiento céltico. Así, a la vez que “Ulises” presenta los detalles de la experiencia individual con una franqueza sin precedentes, también traza un resuelto retrato del agitado microcosmos de la sociedad irlandesa. Sin embargo, todos los temas de la novela están subordinados a la viva riqueza de su mundo ficticio. La verdadera fuerza de la obra procede de la vida vertida en ella, más aún que de sus elaborados artificios literarios. En el corazón de “Ulises” están las vidas y los amores de los dublineses, plasmados con una verosimilitud asombrosa. Los muchos recursos que Joyce se atrevió a poner en juego en esta obra constituyeron un revulsivo para la novela burguesa convencional. Sus atrevimientos fueron tantos que la censura existentes en los países anglosajones la emprendió con “Ulises”; el sentido puritano de la moral protestante consideró obscenas muchas de las referencias sensuales que llenan la novela. A la moral imperante le molestaron no ya sólo las escenas sexuales, que no son pocas, sino todo aquello que sonase a sensorial. Y, en “Ulises”, todo suena; toda palabra tiene en ella una sensorialidad muy acusada: tanto, que su lectura puede llegar a saturar los sentidos y, en determinadas escenas, a enardecerlos o desagradarlos. Pero, desde luego, como no puede quedar el lector es indiferente: había nacido una nueva forma de novelar.

 

VIDEOS:

1 – Ulises (Joseph Strik-1967). Película completa. Subtítulos en español 

 

2 – Monólogo final de la película «Dublineses» (John Huston-1987, basada en el relato «Los muertos», de James Joyce)

 

 

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2 pensamientos sobre “Nada más que libros – Ulises – (James Joyce)

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