“ ¡Peste de churruchaos”, casta de locos! Por fin Pueblanueva del Conde se ha visto libre de ellos. Fueron muchos siglos de soportarlos – siete según se dice -, sin esperanza. El mundo daba vueltas, las cosas iban cambiando, costumbres y gobiernos, y ellos seguían ahí, en sus Pazos, con sus narices y sus pecas, como si no hubiera más en la tierra que sus líos, y sus caprichos, y sus disparates, y Pueblanueva para aguantarlos. Un año y otro, un siglo y otro, el tiempo eterno. La muerte no prevalecía contra ellos. Cuando nacía uno de nosotros, se le podía profetizar “tendrás sarampión, vivirás del sudor de tu frente, y un día u otro tropezarás con algún Churruchao, que están ahí, esperando, y el tropiezo te hará la puñeta para el resto de tu vida”…Fragmento del epílogo de ‘La Pascua triste’, de la trilogía ‘Los gozos y las sombras’, de Gonzalo Torrente Ballester.
Gonzalo Torrente Ballester nació en Ferrol (A Coruña) en 1910. Cursa Derecho y Letras y enseña sucesivamente en la Universidad de Santiago, en institutos de la misma ciudad y Madrid y en varias universidades norteamericanas. Durante la Guerra Civil es militante falangista y comienza sus inicios literarios interesándose por el teatro, con un texto teórico aparecido en la revista “Jerarquía”, titulado “Razón de ser de la dramática futura” de 1937 y varios dramas simbólicos: “El casamiento engañoso” de 1938, “Lope de Aguirre” (1941) y “República Barataria” de 1942. Ciertos aspectos de su primera novela, “Javier Mariño” de 1943, muestran todavía su vinculación al falangismo, a pesar de verse modificada por la censura franquista. Posteriormente escribe “El golpe de Estado de Guadalupe Limón” en 1946, “Ifigenia” de 1950, la trilogía “Los Gozos y las sombras” y “Don Juan” (1963) y “Off-side” de 1969.
La publicación en 1972 de “La saga/fuga de J.B.”, que recibe los premios Ciudad de Barcelona y de la Crítica, es acogida con gran entusiasmo por la crítica y el público. Convertido en un escritor de éxito, publica “La isla de los jacintos cortados” en 1982, “Filomeno, a mi pesar” (1988, Premio Planeta) y “Crónica del rey pasmado”, de 1989. De su labor como ensayista destacan “Panorama de la literatura española contemporánea” de 1956, “Teatro español contemporáneo” (1957), “Siete ensayos” de 1972 y “El Quijote como juego”, de 1975. En ese mismo año es elegido miembro de la Real Academia Española. Recibe el Premio Nacional de Literatura en 1981, el Premio Principe de Asturias en 1982 y el Cervantes en 1985. Entre sus últimas obras se encuentran “La boda de Chon Recalde”, de 1994 y “Los años indecisos”, de 1996, así como su primer libro infantil, “Doménica”, publicado el año de su muerte, en Salamanca, el 27 de Enero de 1999.
La trilogía “Los gozos y las sombras” destaca por la ambición de los propósitos de Gonzalo Torrente Ballester de escribir una gran obra. Está compuesta por “El señor llega”, de 1957, “Donde da la vuelta el aire” (1960) y “La Pascua triste”, de 1962, que integran la trilogía “Los gozos y las sombras”. Esta obra, a modo de las sagas decimonónicas, pero con un lenguaje nuevo y fresco, constituye uno de los empeños novelescos más importantes de los tiempos modernos. A pesar de ciertas reiteraciones, provenientes, sin duda, de la gran capacidad imaginativa de Torrente y de su afición a contar historias laterales, que producen una inevitable morosidad, por lo que en algunos momentos llega a fatigar al lector, es una obra muy conseguida.
Lo individual y lo social se entremezclan a lo largo de toda la trilogía, en la que el eje de la acción, situada en un pueblo gallego, está en el enfrentamiento de un médico, Carlos Deza, y un acaudalado industrial, Cayetano Salgado, que indican dos concepciones de la vida: el prestigio personal frente al poder del dinero; sin embargo, ambos coinciden en el afán de posesión y de dominio, desde las gentes del pueblo hasta el logro de una mujer que es para los dos el símbolo de esa posesión. Pero “Los gozos y las sombras”, llena de otros varios incidentes, va mucho más allá de ese anecdótico argumento en cuanto que refleja todo un retrato de algunos aspectos de esa sociedad española más o menos moderna de la época, o sea, modos de entender la vida, posiciones políticas, valor de la cultura tradicional, significado de una cierta industrialización paternalista…
Por otra parte, la obra proporciona una logradísima gama de personajes de los que destacan los variados caracteres femeninos, aparte el recio temperamento de la protagonista; también resalta el retrato del fraile amigo del médico, con su profusa problemática, que, si bien resulta algo marginal, sin embargo constituye un extraordinario tipo con el que Torrente Ballester muestra su enorme capacidad para la invención y desarrollo de personajes. “Los gozos y las sombras” posee un estilo narrativo de gran altura, potencia creadora e intencionalidad confusa o ambigua, centrado todo ello en torno a las figuras de un señor gallego semifeudal y un capitalista plebeyo y vulgar. Se trata, en el fondo, del juego de relaciones humanas engarzado en esa lucha más que personal por algo que, sin duda, no es otra cosa que el poder.
La acción de la novela, o de las novelas, en la Galicia de la República, tiene, con todo, abundantes connotaciones más recientes, de la posguerra. Los idealismos, en efecto, han desaparecido; todo se mueve ahora en un tono menor y – a pesar de ocasionales escapadas – en un ambiente cerrado, en una Galicia que recuerda también la reflejada en el siglo XIX por la Pardo Bazán. Gonzalo Torrente Ballester puede situarse entre los autores más innovadores de la literatura española contemporánea. Aparte de la trilogía de la que hemos hablado, el autor aborda con cada nuevo libro una problemática diferente. Por ejemplo, con su “Don Juan” de 1963, la mitología del personaje se actualiza con una interpretación del autor más intelectualizada.
Sin embargo, el reconocimiento de Torrente Ballester como escritor exigente y original le llega con “La saga/fuga de J.B.” publicada en 1972, título que sobresale en nuestra novelística reciente no sólo por su valor intrínseco, sino por el hallazgo de una fórmula para salir del realismo chato en el que tanto ha abundado la última literatura española de la época. Libro intelectual, de corte fantástico, concebido con notable imaginación y con una prosa sugestiva y rica, ofrece una amplia, divertida y variada fábula situada en un imaginario pueblo gallego en la que mito y realidad caminan a la par. El trasfondo céltico, los elementos mágicos, no impiden una reconstrucción sugestiva y potenciadora de la realidad cotidiana. Todo ello la convierte en una novela en verdad sobresaliente.