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Nada más que libros – Ficciones (Jorge Luis Borges)

21 junio, 2019 - Literatura
Nada más que libros – Ficciones (Jorge Luis Borges)

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“…Ciego a las culpas, el destino puede ser despiadado con las mínimas distracciones. Dahlmann había conseguido, esa tarde, un ejemplar descabalado de las Mil y Una Noches, de Weil; ávido de examinar ese hallazgo, no esperó que bajara el ascensor y subió con apuros las escaleras; algo en la oscuridad de rozó la frente ¿un murciélago, un pájaro? En la cara de la mujer que le abrió la puerta vio grabado el horror, y la mano que se pasó por la frente salió roja de sangre. La arista de un batiente recién pintado que alguien se olvidó de cerrar le había hecho esa herida. Dahlmann logró dormir, pero a la madrugada estaba despierto y desde aquella hora el sabor de todas las cosas fue atroz. La fiebre lo gastó y las ilustraciones de las Mil y Una Noches sirvieron para decorar pesadillas. Amigos y parientes lo visitaban y con exagerada sonrisa le repetían que lo hallaban muy bien. Dahlmann los oía con una especie de débil estupor y le maravillaba que no supieran que estaba en el infierno…”

 

FICCIONES – Jorge Luis Borges

 

 

 

Vamos a comentar una obra del genial Jorge Luis Borges. Se trata de “Ficciones”, libro de relatos cortos que convirtieron a su autor en, posiblemente, el mejor creador de cuentos de los últimos tiempos.

Jorge Luis Borges nació en Buenos Aires en 1.899. Procedía de una familia de próceres que contribuyeron a la independencia de Argentina, pero fue su padre Jorge Borges Haslam, quien rompiendo con la tradición familiar nutrida de militares, se empleó como profesor de psicología e inglés. Su madre, Leonor Acevedo Suárez, era una mujer delicada amante del arte. En su casa del barrio porteño de Palermo, Borges aprendió inglés y desde niño, con apenas seis años, confesó a sus padres su vocación de escritor e, inspirándose en un pasaje de El Quijote, redactó su primera fábula en el año 1.907: la tituló “La visera fatal”. A los diez años publicó una brillante traducción al castellano de “El príncipe feliz” de Oscar Wilde. Poco antes del inicio de la 1ª Guerra Mundial, la familia recorrió los inminentes escenarios bélicos europeos, guiados por su padre que ciego y pobre, tuvo que renunciar a su trabajo como profesor y arrastró a los suyos a París, a Milán y a Venecia hasta radicarse definitivamente en la neutral Ginebra cuando estalló el conflicto.

Borges era entonces un adolescente que devoraba la obra de los escritores franceses, desde los clásicos (Voltaire o Víctor Hugo) hasta los simbolistas (Baudelaire, Verlaine o Mallermé), al mismo tiempo que descubría el expresionismo alemán; aprendió el idioma descifrando por su cuenta la inquietante novela de Gustav Meyrink, “El golem”. Hacía 1.918, la familia se traslada a España, donde residen en Barcelona y Mallorca, y el autor lee a autores españoles y escribe versos que nunca llegaron a publicarse. En Madrid trabará amistad con el notable políglota y traductor español Rafael Cansinos Assens, a quien proclamó como su maestro. También conoció a intelectuales y artistas de la talla de Valle Inclán, Juan Ramón Jiménez, Ortega y Gasset, Gómez de la Serna o Gerardo Diego. Gracias a sus traducciones fueron descubiertos en España los poetas expresionistas alemanes.

De regreso en Buenos Aires, en 1.921, Fundó con otros jóvenes intelectuales la revista “Prismas” y, más tarde, la revista “Proa; firmó el primer manifiesto ultraísta argentino y tras un segundo viaje a Europa, publicó su primer libro de versos “Fervor de Buenos Aires”, 1.923. Seguirán entonces numerosas publicaciones, algunos libros de poemas y otros de ensayos como “Inquisiciones”, “El tamaño de mi esperanza” y “El idioma de los argentinos”. Durante los años treinta su fama creció en Argentina y su actividad intelectual se vinculó a Victoria Ocampo y Silvina Ocampo que le presentaron a Adolfo Bioy Casares, con quién colabora asiduamente. Ejerce la crítica literaria y continua con sus traducciones (Virginia Woolf, Faulkner, etc.) y publica antologías con sus amigos. En 1.931 colabora en la fundación de la emblemática revista “El Sur”, en torno a la cual se moverá lo mejor de letras argentinas de esos años. En 1.938 comienza a trabajar como bibliotecario en las afueras de Buenos Aires y durante las navidades de ese año sufre un grave accidente, provocado por su progresiva falta de visión, que a punto estuvo a punto de costarle la vida; al agudizarse su ceguera, Borges deberá dictar sus escritos a su madre, a sus amigos. En 1.940 publica junto a Bioy Casares y Silvina Ocampo, ahora casados, la espléndida “Antología de la literatura fantástica” y una “Antología poética argentina”.

En 1.944 sale su libro “Ficciones”; es la obra con la que se inicia su madurez literaria y el pleno reconocimiento en su país, y en todo el mundo. En 1.945 llega a la Argentina el peronismo y Borges tuvo problemas al ser crítico con el nuevo régimen. Al caer, en 1.955, el peronismo, el nuevo gobierno lo designará director de la Biblioteca Nacional e ingresa en la Academia Argentina de las Letras; anteriormente, había publicado “El Aleph”, nuevas antologías de cuentos y numerosos ensayos. A partir de entonces, Borges recibe múltiples premios, doctorados honoris causa y su celebridad ya es universal. En 1.974 el peronismo vuelve a trunfar en Argentina y, dos años después, Borges, cuya autorizada voz resonaba internacionalmente, saludó el derrocamiento del Partido Peronista por la Junta Militar Argentina, aunque se arrepintió enseguida cuando la implacable represión de Jorge Videla comenzó a cobrarse numerosas víctimas y empezaron a proliferar los desaparecidos entre los escritores. El propio Borges, en compañía de Ernesto Sábato y otros, se entrevisto con el dictador para interesarse por el paradero de sus colegas “desaparecidos. De todos modos el mal estaba hecho; su actitud inicial le granjeó firmes enemistades en Europa y un académico sueco manifestó públicamente que jamás recibiría el Premio Nobel por razones políticas. Sin embargo se alzaron voces, cada vez más numerosas, denunciando esa actitud y pidiendo ese preciado premio para Borges, merecedor, sin duda del mismo.

Pocos años antes de su muerte, ya octogenario, Borges contrae matrimonio con María Kodama, una mujer mucho más joven que él, y que fue su secretaría y lazarillo y a la que nombraría su heredera universal.

“Ficciones” es un libro de relatos compuesto de dos parte: “El jardín de los senderos que se bifurcan” y “Artificios”. En la primera, siete cuentos: “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius”: Borges junto a su amigo Bioy Casares discuten una noche sobre literatura cuando, al observar un espejo al fondo de un corredor, este recuerda una frase memorable de un heresiarca de Uqbar sobre lo abominable de los espejos y de la paternidad; esto los lleva a investigar sobre ese antiguo reino y descubrir un terrible secreto.”Pierre Menard, autor del Quijote”: Borges narra el intento, por parte de Pierre Menard, de reproducir la obra de Miguel de Cervantes. “Las ruinas circulares”: relato de los acontecimientos disparados por el desembarco de un anciano en una isla que posee unas ruinas circulares dañadas por el fuego. “La lotería en Babilonia”: en la antigüa Babilonia existe una lotería que comienza premiando determinados números, y que luego, debido a la nula moral de esos sorteos, instituye las suertes adversas para así enfrentar a los compradores de los números al doble albur de ganar una suma o sufrir alguna multa. Al multiplicarse los fraudes contra la Compañía, institución encargada de los sorteos, esta cambia las multas por día de cárcel, y así comienza a ganar poder hasta llegar a ser omnipotene y ubicua. “Examen de la obra de Herbert Quain”: este cuento empieza con la mención de la muerte de Herbert Quain, y continua con el análisis crítico de su obra. “La biblioteca de Babel”: Borges analiza las posibilidades de esta biblioteca, compuesta de galerías hexagonales que poseen, cada una, un pozo en su centro, cuatro paredes recubiertas de veinte anaqueles distribuidos a razón de cinco por cada una de ellas. Cada galería conecta con otra idéntica; cada anaquel alberga 32 libros compuestos por 410 páginas que contienen 40 renglones con ochenta letras cada uno. Los libros son uniformes y el alfabeto consta de 25 caracteres…”El jardín de los senderos que se bifurcan”: se trata de un relato policial que cuenta el hallazgo por parte del doctor Yu Tsun, de un laberinto infinito, mientras escapa de un hombre que está dispuesto a matarlo. En “Artificios” 2ª parte de la obra: “Funes el memorioso”: trata de la historia de Ireneo Funes, un muchacho que, tras un accidente con un caballo, queda tullido y sufre una modificación de su memoria. “La forma de la espada”: se narra la historia de la cicatriz de un hombre que constituye, según confiesa, la seña de una traición y de una cobardía. “Tema del traidor y del héroe”: Irlanda, 1.824, Fergus Kilpatrick relata su traición en una conspiración para derrocar a los ingleses. “La muerte y la brújula”: relato policial en el que la investigación de tres crímenes entrelazados entre sí acaban en uno último, cuya víctima será el detective protagonista. “El milagro secreto”: tras el arresto y posterior condena a muerte por la Gestapo de un intelectual judío, ocurre un milagro instantes antes de su ejecución. “Tres versiones de Judas”: Un miembro de la Unión Evangélica Nacional realiza una apología de Judas Iscariote, una vindicación de sus actos. “El fin”: Recabarren miró en el horizonte que un jinete llega a la pulpería; era a quien llevaba esperando 7 años….”La secta del fénix”: Borgen narra la historia y los secretos de una secta que es ubicua y cuyos miembros son insospechados. Su único rito consiste en una acción juzgada como penosa, vergonzante. “El Sur”: se narra la desventura de Juan Dahlmann, iniciada una tarde de Febrero cuando, por un descuido, la arista de un batiente en las escaleras de su casa le produce una herida en la frente y cae enfermo. Su suerte quedaría sellada por ese hecho y por el viaje posterior, al sur, para convalecer en una estancia de su propiedad.

 

 

 

Un pensamiento sobre “Nada más que libros – Ficciones (Jorge Luis Borges)

FERNANDO

Como él mismo dijo de Quevedo (en Inquisiciones), más que un hombre es una dilatada y compleja Literatura. Imprescindible el conversador, el conferenciante, el cuentista y el poeta.

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