“Sólo un sentimiento me mueve, sólo deseo que la luz se haga, y lo imploro en nombre de la humanidad, que ha sufrido tanto y que tiene derecho a ser feliz. Mi ardiente protesta no es más que un grito de mi alma. Que se atrevan a llevarme a los Tribunales y que me juzguen públicamente. Así lo espero.”
(Párrafo final del alegato en favor del capitán Alfred Dreyfus, dirigido por Émile Zola mediante una carta abierta al presidente de Francia, Félix Faure, y publicado por el diario L´Aurore el 13 de enero de 1.898 en su primera plana).
Émile Zola nació en París el 2 de Abril de 1.840. Considerado el líder del naturalismo que era un estilo literario, ligado al realismo, basado en reproducir la realidad con la mayor crudeza en todos sus aspectos, sobre todo con los relacionados con las clases más desfavorecidas. Nacido en el seno de una familia de pocos recursos, abandonó los estudios para ponerse a trabajar como administrativo, pero no tardó en empezar a colaborar con artículos en diversos medios. Conectado en un principio con el romanticismo, sus primeras obras fueron relatos que se publicaron bajo el título de “Cuentos a Ninon” de 1.864, y una novela autobiográfica de tintes románticos llamada “La confesión de Claude” de 1.865. También trabajó la crítica pictórica, interesándose en la pintura impresionista, contrayendo amistad con los nuevos artistas de la época. Interesado en la obra de Balzac, desarrolló un concepto de novela diferente, donde reflejaba con gran detalle la vida de una familia a lo largo de varias generaciones. Llevó este concepto a la práctica con la serie de “Los Rougon-Macquart, que se extendió a lo largo de veinte novelas como “Naná”, “La obra”, “Thérèse Raquin”, “La taberna” o “Germinal”. Comenzó a implicarse en política con el famoso artículo “Yo acuso” en el que se involucra en el famoso “Caso Dreyfus”, lo que le costó un proceso por difamación y su retiro a Londres. Tras regresar a París, siguió publicando artículos sobre el caso, falleciendo el 29 de Septiembre de 1.902, asfixiado en su casa, debido a la inhalación del humo provocado por una estufa atascada. Su muerte, según muchos, no fue accidental sino obra de ciertos antisemitas opuestos a la rehabilitación de Dreyfus, a la que contribuyó Zola de manera fundamental.
El Naturalismo fue un movimiento literario surgido en Francia en el último cuarto del siglo XIX como reacción a la imaginación sentimental del Romanticismo. En lugar de representar un mundo idealizado, el Naturalismo se concentró en las duras vidas de las personas de los estratos sociales más bajos. Tenía mucho en común con el Realismo, que aspiraba a presentar una evocación fiel de la vida ordinaria, como hizo Flaubert en “Madame Bovary”. El Naturalismo tenía ambiciones literarias similares y recurrió a un detallado realismo, pero se inspiraba en la teoría de que los seres humanos son incapaces de escapar a la influencia de su entorno. Así los autores naturalistas aplicaron principios cuasicientíficos de objetividad y observación para examinar cómo reaccionaban los personajes cuando se los colocaba en condiciones adversas. Por tanto, se puede decir que toda la narrativa naturalista es también realista, pero no necesariamente al revés.
La figura principal del movimiento naturalista fue Émile Zola. “Germinal” es la treceava novela de la serie de veinte de los Rougon-Macquart, subtitulada “Historia natural y social de una familia bajo el Segundo Imperio”, en la que Zola estudió los efectos de la herencia y el entorno sobre distintos personajes dentro de una misma familia muy extensa. En el nuevo calendario revolucionario francés, era el nombre del primer mes de primavera, en el que empiezan a brotar las plantas: el título, pues, constituye una referencia optimista a la posibilidad de un futuro mejor. “Germinal” describe la vida de una comunidad minera del norte de Francia, plasmando la tensión entre capital y mano de obra, así como el inexorable efecto del entorno y la herencia sobre sus a menudo desafortunados personajes. Zola investigó minuciosamente el escenario de su relato, inspirado en parte por las huelgas mineras de 1.869 y 1.884, y desplegó un realismo forense para evocar la mina, que se convierte casi en un personaje más de la trama. El uso de imágenes y metáforas enfatiza su realidad; es un ogro, un monstruo voraz, que absorbe y devora a los trabajadores como insectos.
El protagonista de la novela es el educado pero voluble Étienne Lantier, hijo de un alcohólico que pierde su trabajo por agredir a su jefe. Étienne llega a Montsou, donde encuentra trabajo en la mina. Cauteloso por su propensión heredada a la violencia intenta evitar el alcohol. Su posición de forastero le permite valorar el sufrimiento y la injusticia que ve y compadecerse de la penosa situación de la gente. A medida que avanza la novela, la pobreza y las condiciones de trabajo empeoran hasta tal punto que los trabajadores van a la huelga, con el idealista Étienne a la cabeza; y cuando llegan los disturbios y la represión violenta, los mineros le culpan a él. Pero a pesar de la brutalidad y la desolación, Étienne conserva su esperanza en la posibilidad de la germinación de una sociedad mejor.
En 1.894, el honor nacional francés fue puesto en juego en una investigación de espionaje alemán. Alfred Dreyfus, un capitán de ascendencia judía es condenado a prisión y degradado en un proceso absolutamente irregular. La condena del consejo de guerra basada en pruebas falsas, se originó en una serie de encubrimientos en los altos mandos del ejército. El verdadero responsable fue absuelto y gran parte de la opinión pública alimentada por el fanatismo antisemita, ratifica el veredicto. En 1.898 Émile Zola toma partido desde el diario Le Figaro, convencido de la inocencia de Dreyfus, lo que le enfrenta a la Francia antisemita, y el diario le cierra sus puertas. Zola asume los riesgos y afirma “la verdad está en marcha y nada ni nadie podrá detenerla”. Zola dirige una carta abierta al presidente de Francia, que se publica en el diario “L´aurore”, bajo el título “Yo acuso” cuyos fulminantes efectos dividirán a Francia durante décadas. Para dar una idea del impacto de la carta, el diario tuvo una tirada de 300.000 ejemplares, agotando su edición en pocas horas.
Zola fue procesado por difamación y condenado a un año de prisión en medio de un clima amenazador y descontrolado, enturbiado por la acción de la prensa amarilla. El escritor, amenazado, perseguido y difamado, se fuga a Londres. El escándalo trasciende las fronteras y su causa movilizará durante su destierro forzoso crecientes adhesiones en Francia y en todo el mundo. La verdad, finalmente, no se detendrá; Dreyfus será nuevamente juzgado y condenado a una pena menor en medio de nuevos desórdenes. Las evidencias de la conspiración comienzan a salir a la luz y uno de los conjurados de suicida. En 1.902 muere Émile Zola, en sospechosas circunstancias, y en sus exequias resuena el reconocimiento de Francia. En su entierro y en representación de sus amigos, Anatole France, quién recibirá el Nobel de Literatura en 1.921, pronuncia un emotivo discurso. La indoblegable lucha tras la verdad y la justicia de Zola en defensa de Alfred Dreyfus, le han valido los mayores ultrajes que hayan producido jamás la estupidez, la ignorancia y la maldad, por lo cual será recordado por muchos como un monumento de la conciencia humana. Zola, sin embargo, no pudo ver consumada la justicia en el caso: en 1.906, el proceso será anulado reintegrando al capitán Dreyfus al ejército, con restitución de grado y con honores militares.