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En nuestro programa especial «Día de la Mujer-2019» hemos tenido la suerte de contar con la presencia de una gran mujer: Marisancho Menjón Ruiz. Nuestra compañera Elena Parra ha hablado con ella. No os perdáis la entrevista porque nos ha contado muchas, muchas cosas interesantes.

 

Nacida en Tauste en 1965, Marisancho es editora y licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad de Zaragoza. Desde 1997 dirige Alcaraván Ediciones. Ha coordinado las colecciones CAI 100 y Órbitas y fue redactora-jefe del Apéndice IV de la Gran Enciclopedia Aragonesa. Es autora de una docena de libros de divulgación, que en su mayor parte tratan temas relacionados con la historia, la cultura y el arte aragoneses, entre ellos Evolución. Una retrospectiva del producto industrial y la empresa en Aragón (2001), El retablo de la catedral de Huesca (1999), La Navidad (1999), San Jorge (2000), La Semana Santa en Aragón (2000) y Salvamento y expolio. Las pinturas murales del Monasterio de Sijena en el siglo XX (2017).

 

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Hoy nos acompaña Marisancho Menjón, que es una estupendísima mujer, además de amiga hace mucho tiempo. Marisancho es historiadora, trabajadora infatigable, intensa y culta, madre de dos hijos y compañera de su compañero, ama de casa y no sé, un sinfín de cosas más, como tantas y tantas de nosotras. Intentaremos, en virtud del poco tiempo para hablar con ella largo y tendido, que nos resuma su trayectoria, desde el punto de vista de su sexo y género, y nos cuente algo de lo que sabe, un poco, Marisancho, que si no tendríamos que estar toda la noche. Sabemos que ha sido editora -de publicaciones de mujeres, además- y que ha llevado a cabo proyectos muy interesantes, además de los propios de su profesión. Acaba de coordinar o comisariar una exposición que todavía se puede ver en el Edificio Pignatelli, Panteones reales. Yo la visité con ella y, de verdad, la visita merece la pena. Sobre todo, si ella te guía y te la explica, resulta una visita con muchos pluses añadidos. Me llamó la atención la historia de los panteones femeninos, que es de lo que queremos que nos cuente un poco más, cosa que enlaza además con el monasterio femenino de Sijena, ya que este monasterio, del que se ha recuperado parte de su patrimonio y se está en vías de recuperar el resto, se ha convertido, ya no sé si para bien o para mal, en su especialidad. Seguro que para bien, aunque le ha dado muchísimos dolores de cabeza.

Es difícil imaginar esta historia desde la perspectiva actual. Ahora hablamos de igualdad de derechos, de igualdad de salario, de una convivencia que para muchas de nosotras debe ser pacífica, consensuada, lógica, venir desde la educación, y no militante ni extrema. Que deje sitio para todos, que cultive la diferencia pero también sea capaz de asumir la pluralidad. Pero todas estas mujeres que se entrevén entre los panteones, tanto las religiosas como las aristócratas que se refugiaban en los conventos, o las mujeres de reyes o de nobles que están enterradas, algunas en sepulcros en los que hay mucha más gente que ellas –aunque esto debía ser normal en la época: eficacia de medios-, todas estas mujeres que a veces parece que no han existido. Me has contado estos días cosas acerca de la situación de la mujer en la Edad Media y de la mujer a principio del XX incluso en el XIX: mucho más opaca, o totalmente opaca, mejor dicho.

 

 

Hemos hablado de Sijena como panteón femenino, y nos has contado cosas muy interesantes. También te he oído contar algo acerca de que las monjas de Sijena fueron muy libres de pensamiento, y de que no se sometían a la regla de la clausura, que querían entrar y salir del monasterio a su elección… ¿Qué nos puedes contar sobre ello?

De hecho, estos días he leído acerca de la exposición sobre Sijena que se acaba de inaugurar en Palermo…
Y, quizá, hablando de mujeres invisibles, qué te parece la historia también aparecida en la prensa hace pocos días que planteaba la posibilidad de que una monja recluida en un monasterio de la que ha aparecido su enterramiento y aparecen en sus dientes lo que parecen restos de lapislázuli. Los estudiosos relacionan este hecho con la posibilidad de que las mujeres, como ella, también fueran pintoras anónimas de códices miniados, ya que este mineral era con el que se fabricaban los colores azules….