
Con Walt Whitman (West Hills, Nueva York, 1819-Camden, Nueva Jersey, 1892) la poesía cambió de ritmo y sonido. Con él, el verso se acercó a la prosa; el lenguaje adquirió proximidad y libertad de forma revolucionando la poesía en lengua inglesa. Es considerado el gran representante del verso libre y del canon norteamericano. Su poesía ha sido fuente de inspiración para autores posteriores.
Cantó al amor, al erotismo, a la homosexualidad, a la naturaleza, a la individualidad, a su país. Persiguió una nueva épica que –como indica su traductor, Eduardo Moga, en la introducción de Hojas de hierba publicada en versión bilingüe por Galaxia Gutenberg. Círculo de lectores– solo tenía sentido si utilizaba un nuevo lenguaje, un lenguaje que puede considerarse como su mayor aportación a la poética. “Whitman reivindica con frecuencia en sus poemas la necesidad de incorporarlo todo al lenguaje y a la vida, porque todo, incluyendo lo sucio y lo feo, forma parte del milagro incomprensible de existir”.
En la obra de Whitman está la humanidad en su totalidad, y está también su individualidad, visible por el uso de la primera persona y las frecuentes preguntas que nos animan a identificarnos con lo que leemos. Ve la naturaleza como una manifestación divina y una fuente de sabiduría. Hay una armonía entre el hombre y el entorno natural, con una visión casi panteísta.
En tono apasionado y afirmativo, su voz poética es vitalista, entusiasta y celebratoria. Aborda temas como el cuerpo, la sexualidad, la muerte y el alma con franqueza y profundidad. Su poesía busca revelar verdades profundas a través de la experiencia personal.
Leemos a continuación una selección de diez poemas de su obra central: ‘Hojas de hierba’, publicada por primera vez en 1855, que fue revisada y ampliada durante toda su vida..
CRÉDITOS: Poema / voz
1. No te detengas / Elena Parra
2. Oh, capitán, mi capitán / Mingo España
3. Para ti, oh democracia / José Luis Hernández
4. En las sendas no holladas / Pilar Julián
5. Hacia el jardín del mundo / Lola Orti
6. Cuando oí al final del día / Manuel Alcaine
7. Una hoja de hierba / Elena Parra
8. Una araña paciente y silenciosa / Mingo españa
9. Canto a mi mismo / José Luis Hernández
10. Con estrépitos de músicas vengo / María José Sampietro
Ambientación musical
• April rain – Christian Petermann (Jamendo.Creative Commons-nc)
• Facial – Solxis (Jamendo.Creative Commons-nc)
• Ambient Harp – Raw Vibrations (Jamendo.Creative Commons-nc)
• Woody Guthrie-This Land is Your Land
Selección poemas:
1 – NO TE DETENGAS
No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,
que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y las poesías
sí pueden cambiar el mundo.
Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.
Somos seres llenos de pasión.
La vida es desierto y oasis.
Nos derriba, nos lastima,
nos enseña,
nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia.
Aunque el viento sople en contra,
la poderosa obra continúa:
Tu puedes aportar una estrofa.
No dejes nunca de soñar,
porque en sueños es libre el hombre.
No caigas en el peor de los errores:
el silencio.
La mayoría vive en un silencio espantoso.
No te resignes.
Huye.
“Emito mis alaridos por los techos de este mundo”,
dice el poeta.
Valora la belleza de las cosas simples.
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas,
pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta del pánico que te provoca
tener la vida por delante.
Vívela intensamente,
sin mediocridad.
Piensa que en ti está el futuro
y encara la tarea con orgullo y sin miedo.
Aprende de quienes puedan enseñarte.
Las experiencias de quienes nos precedieron
de nuestros “poetas muertos”,
te ayudan a caminar por la vida
La sociedad de hoy somos nosotros:
Los “poetas vivos”.
No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas …
(Estos versos son un llamamiento al Carpe Diem)
2 – OH, CAPITÁN, MI CAPITÁN
¡Oh, capitán! ¡Mi capitán! Nuestro espantoso viaje ha concluido,
El barco ha sorteado todos los escollos, el precio que pedimos lo hemos ganado,
El puerto está a la vista, escucho las campanas, todo el mundo se exulta,
Mientras que las miradas siguen la firme carena, el valiente y audaz navío.
Pero, ¡oh corazón, corazón!
¡Oh, las sangrientas gotas rojas,
Allí sobre el puente donde yace mi capitán,
Tendido, helado y muerto.
¡Oh, capitán! ¡Mi capitán! Levántate y escucha las campanas;
Levántate; para ti la bandera se ha izado;
para ti el clarín resuena,
Para ti los ramos y las coronas encintadas,
para ti los muelles colmados de gente,
Es a ti al que aclama la multitud movediza, volviendo
hacia ti sus rostros encendidos:
¡Mira, capitán! ¡Padre querido!
¡Yo paso mi brazo debajo de tu cabeza!
Es como una pesadilla que sobre el puente
Tú permanezcas helado y muerto.
Mi capitán ya no responde; sus labios están pálidos e inmóviles,
Mi padre no siente más mi brazo, no tiene pulso ni energía.
El barco está anclado, sano y salvo, su viaje ha concluido, terminado.
De la espantosa travesía el barco regresa vencedor; cumplida su misión;
Exultad, ¡Oh, riberas!, y sonad, ¡oh, campanas!,
Pero yo, con paso vacilante,
Abandono el puente donde descansa mi Capitán,
Yacente, muerto y helado.
(en homenaje a Abraham Lincoln, después de su asesinato)
3 – PARA TI, ¡OH DEMOCRACIA!
Sí, yo quiero hacer indisoluble el continente,
Yo quiero forjar la raza más espléndida que haya brillado bajo el sol,
Yo quiero crear divinas tierras magnéticas,
Con el amor de los camaradas,
Con el amor de toda la vida de los camaradas.
Yo quiero implantar la camaradería tan frondosa como la arboleda a lo largo de los ríos de América,
al borde de los grandes lagos, y por toda la superficie de las praderas,
Yo quiero hacer inseparables a las ciudades, cada una pasando su brazo alrededor del cuello de la otra,
Por el amor de los camaradas,
Por el amor viril de los camaradas,
Para ti este canto mío, ¡oh, Democracia!, para servirte, ma femme!
Para ti, para ti yo he trinado estos cantos.
4 – EN LAS SENDAS NO HOLLADAS
En las sendas no holladas.
En los sembrados al margen de las represas,
Huyendo de la vida vana,
De todas las normas hasta hoy proclamadas, de los placeres
beneficios, conformidades,
De todo cuanto ofrendé para salvar mi alma,
Diáfanas ahora para mí las normas no proclamadas aún,
tan diáfanas como mi alma,
Cual el alma del hombre, yo hablo para regocijo de los camaradas,
Aquí estoy solo, frente a la estridencia del mundo,
Altisonante y hablando aquí con aromáticas palabras,
Sin rubor alguno (pues que en este lugar apartado puedo
dar respuestas que nadie osaría),
Fortalecido por la vida que en mí a manifestarse no se
atreve y que, sin embargo, palpita,
Resuelto hoy a no cantar otros cantos que los del másculo afecto,
Proyectándolos a lo largo de esta vida sustancial,
Legando desde aquí tipos de atlético amor,
En el atardecer de este delicioso setiembre, en mis cuarenta y un años,
Procedo para todos los que son o han sido jóvenes,
Confío el secreto de mis noches y días,
Celebro la necesidad de los camaradas.
5 – HACIA EL JARDÍN DEL MUNDO
Hacia el jardín el mundo de nuevo asciende,
Potentes machos, hijas, hijos, presagiando
El amor, la vida de sus cuerpos, pensamiento y esencia.
Curioso contemplo allí mi resurrección luego del sueño,
Girando de nuevo en el límpido espacio,
Amoroso, maduro, todo para mí hermoso, todo pasmoso,
Mis extremidades y el fuego palpitante de que es motivo el portentoso juego.
Éxito pues, asomo y penetrante destilo,
Satisfecho con el presente, satisfecho con el pasado,
Por mi lugar, o atrás de mí, Eva siguiéndome,
O al frente, y yo, lo mismo, de ella en pos.
6 – CUANDO OÍ AL FINAL DEL DÍA
Cuando al final del día oí cómo mi nombre había sido recibido con aplausos en el capitolio, aún así no fue una noche feliz la que siguió,
Y también cuando brindé, o cuando mis planes se cumplieron, aún así no fui feliz,
Pero el día que me levanté al amanecer de la cama con perfecta salud, refrescado, cantando, inhalando el aliento maduro del otoño,
Cuando vi a la luna llena en el oeste palidecer y desaparecer en la luz de la mañana,
Cuando deambulé solo por la playa, y desvestido me bañé, riendo con las aguas frescas, y vi salir el sol,
Y cuando pensé que mi querido amigo, mi amante, venía de camino, ¡Oh, entonces fui feliz!,
¡Oh, entonces cada aliento sabía más dulce, y todo ese día mi comida me nutrió más, y el hermoso día pasó bien!,
Y el siguiente llegó con igual alegría, y con el siguiente, al atardecer, llegó mi amigo,
Y esa noche, mientras todo estaba quieto, oí las olas rodar lentamente y continuamente por las orillas,
Oí el silbido y el susurro del líquido y las arenas como dirigidas a mí, susurrando para felicitarme,
Porque el que más amo dormía a mi lado bajo la misma manta en la fresca noche,
En el silencio, a la luz de la luna de otoño, su rostro estaba inclinado hacia mí,
Y su brazo reposaba ligeramente sobre mi pecho – y esa noche fui feliz.
7 – UNA HOJA DE HIERBA
Creo que una hoja de hierba, no es menos
que el día de trabajo de las estrellas,
y que una hormiga es perfecta,
y un grano de arena,
y el huevo del régulo,
son igualmente perfectos,
y que la rana es una obra maestra,
digna de los señalados,
y que la zarzamora podría adornar,
los salones del paraíso,
y que la articulación más pequeña de mi mano,
avergüenza a las máquinas,
y que la vaca que pasta, con su cabeza gacha,
supera todas las estatuas,
y que un ratón es milagro suficiente,
como para hacer dudar,
a seis trillones de infieles.
Descubro que en mí,
se incorporaron, el gneiss y el carbón,
el musgo de largos filamentos, frutas, granos y raíces.
Que estoy estucado totalmente
con los cuadrúpedos y los pájaros,
que hubo motivos para lo que he dejado allá lejos
y que puedo hacerlo volver atrás,
y hacia mí, cuando quiera.
Es vano acelerar la vergüenza,
es vano que las plutónicas rocas,
me envíen su calor al acercarme,
es vano que el mastodonte se retrase,
y se oculte detrás del polvo de sus huesos,
es vano que se alejen los objetos muchas leguas
y asuman formas multitudinales,
es vano que el océano esculpa calaveras
y se oculten en ellas los monstruos marinos,
es vano que el aguilucho
use de morada el cielo,
es vano que la serpiente se deslice
entre lianas y troncos,
es vano que el reno huya
refugiándose en lo recóndito del bosque,
es vano que las morsas se dirijan al norte
al Labrador.
Yo les sigo velozmente, yo asciendo hasta el nido
en la fisura del peñasco.
8 – UNA ARAÑA PACIENTE Y SILENCIOSA
Una araña paciente y silenciosa,
vi en el pequeño promontorio en que
sola se hallaba,
vi cómo para explorar el vasto
espacio vacío circundante,
lanzaba, uno tras otro, filamentos,
filamentos, filamentos de sí misma.
Y tú, alma mía, allí donde te encuentras,
circundada, apartada,
en inmensurables océanos de espacio,
meditando, aventurándote, arrojándote,
buscando si cesar las esferas
para conectarlas,
hasta que se tienda el puente que precisas,
hasta que el ancla dúctil quede asida,
hasta que la telaraña que tú emites
prenda en algún sitio, oh alma mía.
9 – CANTO A MI MISMO (Fragmento)
Yo me celebro y me canto,
y cuanto hago mío será tuyo también,
porque no hay átomo en mí que no te pertenezca.
Holgazaneo, e invito a mi alma.
Holgazaneo, a mi antojo, y me paro a observar una brizna de
hierba estival
Mi lengua, y hasta el último átomo de mi sangre, están formados
por esta tierra, por este aire;
nacido aquí, de padres nacidos aquí, lo mismo que sus padres, y
lo mismo que los padres de éstos,
yo, de treinta y siete años de edad, en perfecto estado de salud,
empiezo ahora,
y espero no acabar hasta la muerte.
Dejo en suspenso credos y doctrinas;
me aparto un trecho: los conozco bien, y no los olvidaré,
Acojo el bien y el mal, y me permito hablar, sin preocuparme
por los riesgos,
naturaleza sin freno, con su energía primigenia.
…
10 – CON ESTRÉPITOS DE MÚSICAS VENGO
Con estrépitos de músicas vengo,
con cornetas y tambores.
Mis marchas no suenan solo para los victoriosos,
sino para los derrotados y los muertos también.
Todos dicen: es glorioso ganar una batalla.
Pues yo digo que es tan glorioso perderla.
¡Las batallas se pierden con el mismo espíritu que se ganan!
¡Hurra por los muertos!
Dejadme soplar en las trompas, recio y alegre, por ellos.
¡Hurra por los que cayeron,
por los barcos que se hundieron el la mar,
y por los que perecieron ahogados!
¡Hurra por los generales que perdieron el combate y por todos los héroes
vencidos!
Los infinitos héroes desconocidos valen tanto como los héroes mas
grandes de la Historia.