ELISA BERNA MARTÍNEZ. (Zaragoza, 1978) – II
Con esta segunda entrega completamos la selección de poemas realizada por su autora. La grabación, a cargo de Trafulla Teatro, la realizamos el pasado mes de marzo-2023 en los locales de la Asociación Vecinal de San José (Zaragoza).
CRÉDITOS – 2 (Poema / Voz / Música)
1. Poeta en Niu Yol – Isla de Ellis / Elena Parra / Arvo Pärt (Fratres)
2. Poeta en Niu Yol – Seguir la norma / Lola Orti / Arvo Pärt (Fratres)
3. Poeta en Niu Yol – Chelsea Hotel / Manuel Alcaine / Arvo Pärt (Fratres)
4. Canción lenta para huérfanos / José Luis Hernández /Arvo Pärt (Spiegel Im Spiegel)
5. Los tiempos paralelos – La cuna / Elena Parra / Arvo Pärt (Spiegel Im Spiegel)
6. Los tiempos paralelos – Ruido / José Luis Hernández / Arvo Pärt (Spiegel Im Spiegel)
7. Los tiempos paralelos – La cuna (2) / Mª José Sampietro / Arvo Pärt (Spiegel Im Spiegel)
8. Los espacios continentes – Horror Vacui / Ika Ventura / Arvo Pärt (Tabula Rasa)
9. Los espacios continentes II / Elena Parra / Arvo Pärt (Tabula Rasa)
10. Los espacios continentes III / Lola Orti / Arvo Pärt (Tabula Rasa)
11. Los espacios continentes VII / María José Sampietro / Arvo Pärt (Tabula Rasa)
12. Inédito I / Mingo España / Arvo Pärt (Für Alina)
13. Inédito II / José Luis Hernández / Arvo Pärt (Für Alina)
14. Inédito III – Canción / Ika Ventura / Arvo Pärt (Für Alina)
15. Inédito IV / Mingo España / Arvo Pärt (Für Alina)
16. Inédito V / Lola Orti / Arvo Pärt (Für Alina)
17. Inédito VI /Manuel Alcaine / Arvo Pärt (Für Alina)
Selección poemas – II
3_POETA EN NIU YOL
(Los libros de la Imperdible, 2019)
ISLA DE ELLIS
A veces se hacen mis brazos como un barco en medio de la nada. Recojo a un náufrago, lo dejo en tierra y después me vuelvo náufrago.
SEGUIR LA NORMA
Doscientos setenta cisnes
negros llenan de plumas las
aceras.
El óxido
extiende su mantel desde las
rejas. Tapa la música.
Las piernas de sus mujeres.
Las cabezas que
acusan el peso de
dios.
Escrito está:
cuando duerma la carne,
el corazón de los
creyentes permanecerá
despierto.
CHELSEA HOTEL
Acérquense. Ojeen. Pasen sin miedo. Aquí les recibe la manzana reluciente. Con una gran sonrisa y todo el silencio que necesitan para no sentirse atravesados.. En el portal de al lado, El Quijote se deshoja por falta de uso, mientras ustedes dudan y dejan, como todos, transcurrir el tiempo. Abran la puerta antes de que caigan dieciocho fragmentos de un poema desde la fachada. Esto va a venirse abajo. Dense prisa. Lleguen al menos hasta el destartalado ascensor y no cuenten después lo que ofrezcan dentro. Aquí les recibe la manzana reluciente. Los gusanos ciegos de la podredumbre, como aquellos nichos, acaban de ser blanqueados.
4_CANCIÓN LENTA PARA HUÉRFANOS
(tercer premio internacional de poesía Yolanda Sáez de Tejada)
Aplasto con furia su esfera.
Me cuelgo a la estaca del sol.
Puedo matar un reloj pero al costado
del tiempo no le caben sus saetas.
La infinitud es un día violento
que termina perforando la ciudad
para que irrumpa septiembre en su cama
llena de serpientes.
Yo no puedo ver la sombra
empequeñeciendo su cuerpo
y me empeño en matar al reloj.
En la llaga
compruebo que el tiempo se ha ido de él,
infinito,
hacia el mundo que no deja de correr.
5_LOS TIEMPOS PARALELOS
(Inédito)
LA CUNA
Recortar el volumen del
cuerpo: un escueto amasijo
de hueso y
llanto, de carne
y mañana, de
entraña y miedo.
Recortar el
ancho y el
largo
y el alto
para entrarse en la cuna
sabiendo que la amplitud de
ese hueco
ya no es tuya.
RUIDO
Pienso en la
sal, el
vinagre,
cosas que escuecen en aberturas.
Cuando cierro los ojos
es la anchura abisal del olvido
marino la que llena de ruido todo
este silencio.
Mi silencio es quizá el de una caja de
grillos donde gana el insecto que calla
más fuerte.
LA CUNA (2)
La madre es arcilla que
recorre todos los moldes
del hijo.
La madre vuelve al hueco de la
cuna y cabe.
La madre hace una
amapola del tamaño de
la mano.
Crece.
La madre lo sostiene
cuarenta y tres años
después en el rito de
quererse.
Capaz de expandir espacios
cambiantes recoge de nuevo la
horma
de un hijo que va y viene.
La madre en el
miedo, en el amor,
en la prisa.
Sus brazos de arcilla
ensanchan el hueco de la
cuna.
Ella abre las
medidas. Ella cabe
en los dolores. El hijo
no tiene un tiempo
pero regresa al lugar.
6_LOS ESPACIOS CONTINENTES
(inédito)
I – HORROR VACUI
Afrontar el espacio
desde su punto más alto.
Llenarlo todo
de nombres y licores.
Abrir los ojos en el fragor de algo
y que golpee en la cara
la inmensidad.
Tener miedo y hambre.
Tenderse al raso.
El valor del ánfora.
Su cavidad.
II
Querer es querer.
Y punto.
En el borde del riesgo
aguanto.
Contengo la respiración
y me retengo.
Pensar es crear
tu propiedad privada.
No llega el milagro.
Siempre es demasiado tarde
para los otros.
III
Debe entrar todo en esa botella.
Debe ser cerrada con esmero.
Exijo entrar yo en esa botella.
Los restos de la cena, el artefacto
oscuro de la repisa, mi radar
herido de animal en sombra.
Todo material intangible
que dé forma a los espacios
debe entrar de golpe en la botella
para después abandonarla
sin más sobre la tierra.
Recomponer el mensaje.
Arrojar mi cuerpo al mar.
VII
Tengo que contener por una vez
a los pájaros de la cabeza.
Hacerme el cuerpo tejado
y airear la paja, apilar
pequeñas ramas de acacia.
Robar, si acaso, algunos dulces metálicos.
Yo no quiero ser jaula
así que me hago cubierta
y dejo que brinques mi arquitectura
o que se cuele la boca por el aire.
Tengo que contener el trino
en el nido de las aves alocadas
para que no usen jamás diminutivos
ni fabulen plumas en tu ausencia.
Contener el vacío con un muro
de puertas entreabiertas
porque parece inmensa la ciudad
pero la casa es pequeña.
Bajo el alerón imaginado de mi cuerpo
contengo al mal agüero y a la lágrima,
No sé si soy o no la que se guarda
vuelos de pájaro en la cabeza,
o si soy árbol agujereado.
Abrevadero.
Nube.
Bandada.
La noche debe cambiar
de nombre. De vestidura.
Cambiar.
Cerrar las piernas y parir
en las bóvedas del techo
hijos sonrientes,
sofisticados edificios de piel y hueso.
La noche debe cambiar su marca
de somníferos para abrir una ventana
al mundo imaginario
y que algunos cierren la nevera
y otros su ánfora de lamentos
y pueda yo desmembrar la almohada
de forma natural: recogerme
sin miedo sobre mí. Dejar de oír
al ratón de los conductos
y olisquear con él
los objetos abandonados.
Hacer crujir mi deseo, por fin,
como si el único propósito a esa hora
fuese caer en una trampa.
6_VARIOS
INÉDITO I
La chimenea humea.
En el algún lugar del subconsciente
ya se ha hecho un invierno
y estoy fumando directamente de tu boca
viento negro que apena mis pulmones.
¿De qué se hacen las estaciones en mi cabeza?
Esa mujer desnuda
trepa por la fachada de un edificio
y el vacío llama al vacío. Consuelo
de la distancia al suelo, la vida
y sus metros son el cosmos en miniatura.
Yo fumo directamente de tu boca y miro
-rojo sobre fondo gris-
esas formas caprichosas
componiendo remolinos allá abajo.
Arriba agujeros.
Dentro de mi cabeza
arden en deseos los minerales
y hacen un invierno
con cualquier tipo de energía.
INÉDITO II
(Colaboración en ‘Cualquiercosario’)
No tengas espejos. Haz como yo.
Olvida alisarte el pelo
y sal a la tarde con el león lascivo
que le gruñe a tu oído sordo de sortilegios.
Ya no es tan fácil enamorarse
y habrá más verdad de la que escuece
en las respuestas, en los ojos evitables,
en el hambre que te aguarda
cocinando un sol entre la niebla.
Habrá más verdad de la que escuece,
la que no cesa en su punzada, la que no deja
dormir algunas noches entre cábalas
que reptan viperinas por las sábanas fingiéndose.
Eres feliz pero…
no eres feliz algunos ratos.
Habrá más verdad.
De la que sea.
Se abrirá de zarpas el león de tu cabeza
pero ya no es sencillo enamorarse:
sólo hay heridos en los parques
o frutas cadavéricas que ofrecen
su carne acartonada de intemperies.
Ya no es cualquier cosa enamorarse.
Que me bese con espina o sin careta,
me ruja como rugen los leones
para no perfeccionarme en mis mentiras.
quebrar el espejo y salir a la tarde:
que me escueza todo lo que escuece.
INÉDITO III
CANCIÓN
(Para proyecto Las Traidoras)
Pan duro de anteayer,
oliva negra.
Jugo de calabaza
para la pena.
Invierno, tú que humeas
los tendederos
aparta de los nuestros
el mal agüero.
Ave de oscuras plumas,
no sobrevueles
el hambre de la gente
que aún te cree.
Haz que les crezcan fuerzas
para mañana,
por si creciera un sol
tras la Atalaya.
Mira, los hombres sueñan
la primavera,
y hay flores congeladas
en sus cabezas.
Pan duro de anteayer,
oliva negra.
Ya está puesta la mesa
para la pena.
INÉDITO IV
Invítame a decir las palabras que nadie escribió.
Invítame
a eso que guardas en el bolso por las noches.
Hay un hombre maldiciendo el panorama,
memorizando en vano los nombres de dios.
Luego nos pedirá silencio
o nos pedirá un brazo
para cruzar el agujero que se abre
entre sus pasos y la madrugada.
Invítame a tomar de este poema
los versos más caóticos.
Invítame
a tomar café los domingos en familia.
Después podemos darnos cabezazos
y llorar la emoción de las paredes.
Después podemos llenarnos de algo
que parezca una última cena
y guarecer de la tarde desplomada
al menos un pensamiento.
Uno.
Único camino que empuja
hacia la visión opuesta de las cosas.
INÉDITO V
La tarde transcurre en otra ciudad.
La arquitectura del beso sostiene
un deseo extranjero.
Mi reflejo se asombra sobre el agua
porque esta tarde discurre
por otra mujer
y otro hombre se detiene en los ojos
que ocupan mis ojos.
La tarde atraviesa un tiempo distinto.
Doy cuerda a la arena del reloj, dejo
a la caricia completar su vuelta
y pasan por la tarde ella y él.
Ella y él,
tomando todo de nosotros,
haciendo en la cúpula gris su espejo.
Es momento de acabar el momento
para volver aquí, a mí, al ahora
tremendamente incapaces de bastarnos,
tan insuficiente el mundo,
tan escaso el alcance de un vaso tras otro,
de la palabra viajando en su mismo eco,
tan imperfecta
la repetición sobrevenida de un cuerpo
sobre un cuerpo sobre un cuerpo.
No llego.
Falto.
Mi poco exprime con grandeza su ignorancia.
Declaro inconclusa la tarde que transcurre
y así quizá volvamos infinitos.
INÉDITO VI
Este tiempo no nos pertenece
así como nosotros
ya no seremos de nadie.
Este tiempo que paso en la cocina,
que abandona el fregadero y tira de mí
hacia la garganta de las cosas
puede caber en la boca por un rato
y luego será un sabor impreciso
o un pensar en aquello
desde el lenguaje extranjero de la memoria.
Este tiempo transcurre
mirándonos de frente, abriéndonos
las cajas de galletas
o creyendo que tú,
que yo,
que lo que hemos sido
y todo lo que vamos a ser ahora,
que es una mentira más o menos
piadosa. Lo sabemos
pero para sentirnos dueños de algo
cruzamos el poema aquí,
por ejemplo, en esta calle
a un paso de la lluvia
y dejamos un verso de ti
y de mí,
de lo que hemos sido.
Un verso
que en cualquier otro momento
parezca nuestra casa.