ELISA BERNA MARTÍNEZ. (Zaragoza, 1978) – PRIMERA ENTREGA
La poesía de Elisa Berna nos ha impresionado por la profundidad de sus reflexiones, de las preguntas que su voz poética plantea en su particular y enigmática búsqueda de sí misma, de la verdad, de lo real. Un yo poético que, a menudo desde lo cotidiano o familiar, siempre de un modo especial e inteligente, nos deja entrever grietas de realidad.
En fin, una poeta de extraordinario talento y vitalidad de la que esperamos grandes cosas, y a la que agradecemos de verdad que nos haya permitido grabar una selección de sus poemas, lo hemos hecho en dos entregas. Ahí va la primera que incluye tres de ellos con su propia voz.¡No os la perdáis!
CRÉDITOS – 1 (Poema / Voz / Música)
- Casi mil mujeres – I y III / Elisa Berna / Philip Glass (BSO the hours)
- Casi mil mujeres – IV / Elena Parra / Philip Glass (BSO the hours)
- Casi mil mujeres – VIII / María José Sampietro / Philip Glass (BSO the hours)
- Casi mil mujeres – XVI / Lola Orti / Philip Glass (BSO the hours)
- Casi mil mujeres – XVIII / Elena Parra / Philip Glass (BSO the hours)
- Casi mil mujeres – XIX / Mingo España / Philip Glass (BSO the hours)
- Casi mil mujeres – XXIX / Ika Ventura / Philip Glass (BSO the hours)
- Epílogo Casi mil mujeres – VI / Elisa Berna / Philip Glass (BSO the hours)
- Epílogo Casi mil mujeres – XI / Manuel Alcaine / Philip Glass (BSO the hours)
- Epílogo Casi mil mujeres – XVI / María José Sampietro / Philip Glass (BSO the hours)
- El camino de los solos – II / Lola Orti / Philip Glass (BSO the hours)
- El camino de los solos – III / José Luis Hernández / Philip Glass (BSO the hours)
- El camino de los solos – VII / Elena Parra / Philip Glass (BSO the hours)
- El camino de los solos – VII (parte II) / Lola Orti / Philip Glass (BSO the hours)
- El camino de los solos – X – Mingo España / Philip Glass (BSO the hours)
- El camino de los solos – XV / José Luis Hernández / Philip Glass (BSO the hours)
- El camino de los solos – XVI / Manuel Alcaine / Philip Glass (BSO the hours)
- El camino de los solos – XVII / Elena Parra / Philip Glass (BSO the hours)
Presentación de la autora:
He publicado varios poemarios y plaquettes, como Poeta en Niu Yol, de Los Libros del Imperdible, 2019, El camino de los solos, de la editorial Olifante (colección Papeles de Trasmoz, 2017), o Casi mil mujeres (coedición Amordemisamores & Los Libros del Imperdible, 2016).
Mis poemas han sido incluidos en diversas revistas y obras colectivas como AntiaéreA (Pregunta Ediciones), Las tentaciones de San Juan del río Huecha (Olifante, Ibérico) o «Altercado poético» (ed. Estrellas Fugaces).
He participado en diferentes proyectos poéticos como Hermanas del Hambre, Los guapos y la experiencia artística y medioambiental Fantasía de la Alameda de Naxho Arantegui y organicé junto a David Giménez “Liquen” los primeros slams poéticos en Zaragoza.
Mis últimos trabajos experimentales han sido:
• Colaboración con Las Traidoras (grupo de spoken word).
• El Oeste de Gettysburg, junto a Javier Escudero Tellechea, un recital poético musical ambientado en el fin de la guerra de secesión en los E.E.U.U.
• Videopoema Silencio, de Paula Blesa y Jesús Bosqued
• Proyecto Audiovisual Poemas de Dora Maar, de Marta L. Lázaro, prestando voz e imagen.
POEMAS – I
1_CASI MIL MUJERES
(coedición Amordemisamores & Los Libros del Imperdible, 2016)
I
A veces agarro vuestras vidas, las revuelvo, las vulnero y me las quedo finalmente. No pido permiso. Ni nada. Puedo decir, literalmente, que mi vida está llena de hermosos momentos que no he vivido.
“El poema que no digo,
el que no merezco.
Miedo de ser dos
camino del espejo:
alguien en mí dormido
me come y me bebe.”
– Alejandra Pizarnik-
III
He sufrido una gran decepción al observarme
en el espejo blanco del papel
que es el cristal de las palabras.
Una sonrisa vale más que mil errores,
lo entiendo.
Así las imágenes terminan incorrectas
envueltas en papel de celofán,
desenfocadas.
Lo de dentro y lo de fuera es al fin la misma cosa
mentirosa, reflejada cada cual
en su espejo correspondiente.
IV
Soy una más en la familia
de mujeres amarradas a este mástil
que tengo apuntalado a las espaldas.
Una más en la familia
observándose en la sopa
pestilente donde hierve la madera.
Millones de mujeres
hurgándome encendidas las costillas
lanzándome tizones contra el pecho
buscando una venganza que no quema.
Somos ya una gran familia
de mujeres apresadas, haciendo
del grillete su compás de la distancia.
Sueñan despiertas. Tararean.
Todas se compadecen.
Todas
odian aman oran.
Todas con su herida diferente
y creyéndose poetas.
VIII
Alguien que se me parece
frota ropa sucia en el lavabo.
Frota, frota y de reojo
se mira en el espejo repitiendo:
“no hay poetas”.
Piensa
para qué esta tarde roja
que prende con su chispa la carcoma
o para qué la insistencia
de un insecto en la bombilla
si para esta poesía no hay poetas.
Esa mujer que se me parece
borra las manchas de la ropa,
de los suelos,
de los muros que amanecen con pintadas.
Se mira de nuevo en el espejo
repitiendo como un mantra
“no hay poetas”.
Se hace el silencio en el lavabo.
Todos sabemos lo que ocurre
si le dices tres veces a un espejo
alguna frase maldita.
XVI
De la vida
me separa solamente un cristal.
Es la distancia entre el vacío y el bullicio,
la sala de estar y el mundo de ser.
Algo tan frágil
y cruelmente concluyente
como una alambrada en tierra de nadie
ofreciéndole al viento el dolor de la frontera .
XVIII
Por fin a solas,
pero te han atravesado tantos trenes
que jamás eres silencio y te golpean
todos los ecos pasajeros acogiéndose,
palabras que se dicen como adiós,
las voces de los hombres que te hicieron
novecientas noventa y nueve mujeres diferentes.
Hoy recoges tus pedazos de las vías
calientes todavía bajo el último vagón
para hilvanarte los restos a otro cuerpo
mientras la tarde a solas que creíste
se llena de susurros.
XIX
No sé qué pie apoyar primero.
Cómo se concibe un paso hacia la lumbre.
Y es que tampoco tengo claro
con qué mano es mejor que me despida
o cómo se amasa esta suerte
de arena de playa
si no asoman los barcos en tus ojos.
Me llaman Dido o Elisa de Tiro
y no he decidido aún
con qué pie entraré en la hoguera.
XXIX
Me recomienda el doctor
que lea, que escriba, que no me duerma en los laureles.
La última noticia sobre caricias
después de hacer el amor
es sumamente esperanzadora.
El consumo de semillas antiguas
potencia por mil la belleza de tu piel.
Leonardo Dicaprio ama la mar
salada y da
generoso parte de su fortuna.
Todo bonito
mientras esa mujer del turbante rosa
atraviesa San Miguel y ríe
como si reír fuese una mesa
donde se amasa el pan para mañana.
EPÍLOGO CASI MIL MUJERES
VII
Estiro la piel del poema.
Es una pena que la pienses frágil
si podría ser río,
seda,
hilo de fe infinita.
Me tiendo
y entre el cielo y yo tiembla la piel del poema
Los planetas rugen distorsionados,
las canciones no dicen lo mismo
y tú
que estás aquí,
que te lo he contado todo,
ciego,
mudo,
sordo,
arañas la carne
y por pura impotencia
se le escurre el rímel a las palabras.
XI
Agujero.
Se araña la piel de la luz.
La luz es un gusano
que trina estampado en un espejo
y dice cárcel
o laberinto
para aguantar el vuelo de la lluvia.
Un vaso levita bajo el viento
y lo lleno de plumas.
El mundo es ligero y su losa
huye de mí hacia el cuello en vertical.
Qué difícil explicarlo.
En cualquier momento entra o sale
esta ventana por mi cuerpo.
XVI
Esperar nunca más.
Agotarme primero.
Despedazar lo dormido
mío y entero hasta ahora
y permitirle a otro minuto
atravesar mi tiempo.
Girar con él o maltratarlo
pero esperar nunca más.
No dejar mañana en manos de nadie.
2_EL CAMINO DE LOS SOLOS
(Editorial Olifante –Colección Papeles de Trasmoz, 2017)
II
El camino hacia los demás
por la línea recta:
corto.
Tan cerca zumba la manada.
Tan cerca que se levanta
polvo del enjambre.
Y soy un manojo de dudas en cruz
equilibrando
distancia, grado, impulso.
Una mujer que es un grano
dando un salto
y otro
sobre la suerte cambiante
que la acerca o la arroja del racimo.
III
Me encuentro
en la curva del interrogante
y al fondo la respuesta:
el fin
por fin
de la carrera.
Llegar a punto
al punto.
Esa luz.
Certeza.
No ser
la chica
de la curva.
VII
Pisar la baldosa
que es todas las baldosas que pisé,
como dar este paso
que ya di y que dimos:
pasar por delante
de nosotros mismos de nuevo.
Ahora vengo a dejarte
el mejor de los regalos.
Me desprendo y creo
que creé algo hermoso.
Irá partiendo de mí
poco a poco
tantas veces.
PARTE II
II
No fui solamente hielo
aunque el cráneo en sus cábalas
mantenga cercadas algunas visiones.
Imagino cayendo sobre el mar del norte
la dura cabeza de los icebergs.
X
La vuelta a las viejas costumbres.
Error.
La piel del poema
domada.
La palabra
trizas.
Ser nueva o dar el salto
al punto anterior.
Otra.
Tenía un verso en el centro de la memoria.
Tenía un puente transoceánico.
He caído rota desde la cabeza
hasta el vaso roto al otro lado.
¿Quién va a recitar esto de madrugada
o a caminar conmigo por la acera?
Otra.
Otra
busca en la oquedad del vientre
un mapa.
Estancia abandonada donde alguna vez
deslizó su mano.
XV
Quiero hablar de los aburridos
listados de nombres,
números,
direcciones y teléfonos.
Aquí la biblia del ratón
que duerme la siesta toda su vida.
Aquí el manual de instrucciones
para permanecer dormido
toda la vida.
Conozco la biblia y conozco el manual
sin haber aprendido
ni un solo verso de este poema.
Lógica del bostezo:
después de recitar
el 189, rompe la garganta
un 190.
Quiero hablar de los aburridos
listados de todo.
Quiero hablar de esta habitación
y de lo que yo soy dentro de ella.
VI
Nunca dije una primera palabra.
Cogí el alfiler y expliqué la ira
en el vientre arrugado de mi madre.
Arranqué patas de insecto
(ay, agosto)
y las lancé a la boca del verano.
Supe que hay que llorar
para caer con dolor
viva
sobre el mundo.
El mundo,
esa cartulina negra
antes de que yo dijera
«mariposa».
XVII
Digo que el pájaro pasa por el aro.
Ya no es pájaro.
Busquemos otro nombre
para llamar al duelo,
al aire,
al nido.
Digo que un aro
es al fin y al cabo un agujero.
Ya no puedo
confiar mi vuelo a la suerte.
Ya no puedo llegar a pájaro
partiendo de salvaje.