“El vientre de los espejos” es el título de un poemario escrito por Fernando Alcaine, cuyos poemas nunca fueron publicados en papel pero que vamos a ir dando a conocer, uno a uno, en nuestro programa.
(4) [LA RESPUESTA INESPERADA]
El conocido cuadro de Magritte se titula La respuesta inesperada. En principio, no deja de tener su punto divertido: lo esperable sería que quien ha traspasado su umbral lo hubiera hecho abriendo, sin más, la puerta. Lo normal, vaya. Uno se encuentra una puerta y trata de abrirla. En principio, pues, lo inesperado es el hecho de atravesarla sin abrirla, rompiendo la hoja para pasar de un sitio a otro.
La cosa se complica cuando paramos cuenta en algo: quien la ha atravesado… ¿lo ha hecho de fuera a dentro? ¿O ha sido de dentro hacia fuera? Pueden suponerse ambas cosas. Pero es interesante elegir la segunda: nuestro desconocido personaje ha tratado de salir, pasar de dentro a fuera.
El agujero de la puerta permite intuir el misterio de una habitación a oscuras. El mismo agujero, visto desde esta perspectiva, se llena de dramatismo. Gracia ya, ninguna. Intuimos la desesperación de alguien por…salir de ese habitáculo tenebroso. Tan agobiado estaba, tan desesperado, que no ha sabido encontrar la manija que hubiera podido abrirle la puerta. Acaso ni siquiera había manija…por mucho que desde fuera la veamos…
Se trataba de salir, salir, salir… ¿adónde? Salir a la luz. ¿No es ésa la máxima aspiración del ser humano, el salir de las tinieblas de la inconsciencia a la luz? Goethe lo expresó de manera memorable: “Yo me confieso del linaje de esos / que de lo oscuro hacia lo claro aspiran”.
Ahora bien, el noble optimismo de Goethe se ha matizado a la altura del siglo XX. Magritte, saca a la luz a nuestro desconocido personaje…pero a la luz…de otra habitación. Goethe aspiraba a salir a la luz de la Naturaleza, del universo. Magritte saca a su personaje a la luz de otra humilde habitación… ¿No es eso también inesperado? ¿No es una respuesta inesperada? ¿No quedará también a oscuras esta nueva habitación y deberá buscar nuestro invisible personaje una nueva puerta por donde…salir? ¿Hallará la manija? ¿O le volverá a suceder lo mismo? ¿Acaso retrocederá y volverá al territorio desconocido y oscuro de la primera habitación, como un animal acosado y cobarde?
¡Ah! Entonces comprendemos…No era desconocido el personaje que ha destrozado la puerta. No era invisible, no. El protagonista del cuadro soy yo, que lo observo. El que contempla desde la frágil luz de la segunda habitación el cuarto dejado atrás. ¡Esto sí que es inesperado! Y resulta que la segunda habitación…no es otra que mi mente. Mi pobre mente esforzándose por salir de las tinieblas.
Voz: Manuel Alcaine
Música: José Travieso (De luces y de sombras –Eclecticism-)