“El vientre de los espejos” es el título de un poemario escrito por Fernando Alcaine, cuyos poemas nunca fueron publicados en papel pero que vamos a ir dando a conocer, uno a uno, en nuestro programa.
(1)MARDUK
Recuerdo que lo distinguían
el claro entendimiento y los señalados bríos de su padre.
Pero fue él quien se ganó la gloria:
supo reconocer la hora decisiva
y convertirla en punto
donde comienza el trazo vigoroso del universo.
La formidable fuerza de la enemiga de la luz
anunciaba un combate monstruoso
contra la magia del destino.
La misma recompensa que en caso de victoria
Marduk exige y la asamblea otorga
-ser el dios de los dioses-
sirve para medir
las proporciones de una lucha descomunal
y la necesidad extrema de un vengador.
No son, pues, de extrañar los iniciales reparos
ante la determinación de Marduk:
la asamblea de dioses
se exige máximo rigor frente a las trampas del deseo.
Así, la ceremonia de la prueba
se convierte más bien en filo agudo
que podría rasgar
la delicada tela de la confianza.
En medio de un silencio rotundo y numeroso
colocan a Marduk frente a una simple túnica.
Éste, con mirada deicida,
la pulverizó.
Pero los dioses
reconocieron y acataron
únicamente
cuando con sus groseras manos
regresó
del polvo mísero
la túnica intacta,
blanca y menesterosa.
Voz: Carlos Sangüesa
Música: Mozart – Adagio [Piano Concerto No.23 in A, K.488]