Hola, hola, yo soy Antonio Giménez y esto es… NADA MÁS QUE MÚSICA
Cuando dos grandes genios de la música se juntan, todo puede pasar, y todo va a ser bueno por supuesto. Ella Fitzgerald y Louis Armstrong lo hicieron en varias ocasiones y de tres de ellas quedaron constancia discográfica. Ella & Louis en 1956, Ella and Louis Again en 1957 y Porgy and Bess en 1959. Hoy nos ocuparemos de ese primer LP, Ella & Louis.
Es difícil decir algo nuevo de estas dos estrellas. Ambos se han convertido a lo largo de la historia en iconos de la música.
Ella Fizgerald o la “Reina del Jazz” como se le denominaba, destacaba sobre el resto de cantantes de la época por la pureza de su voz y por su elegante dicción. Es especialmente relevante su habilidad para la improvisación instrumental con el recurso inigualable y exclusivo de su voz, una característica que le hizo muy popular entre los aficionados.
Sobre el cantante, compositor y trompetista Louis Armstrong bastará decir que fue una de las figuras más importantes e influyentes no solo en el jazz, sino también en toda la música popular. Como su compañera Fitzgerald, también se granjeó varios apodos: “Pops” o el más conocido “Satchmo”.
Vamos con la música. Primer corte del disco, “Can’t We Be Friends?”, es la canción que vamos a escuchar ahora. Fue compuesta en 1929 por Kay Swift y la letra es de Paul James. Se escuchó por primera vez en el Little Show, una revista musical de Broadway.
Este trabajo se grabó cuando las dos estrellas estaban en lo más alto de su carrera. Seguramente por este motivo, se buscaron la compañía musical del no menos famoso Cuarteto Oscar Peterson. Herb Ellis a la guitarra, Ray Brown al bajo, Buddy Rich a la batería y el citado Peterson al piano. Las sesiones se iniciaron en el mes de agosto de 1956 bajo la atenta mirada de Norman Granz, productor, en los Capitol Studios de Hollywood. Por cierto, el Sr. Granz tampoco se quedó atrás en prestigio. Para que nos hagamos una idea de quien era el tipo, tenemos que saber que de él se decía que era “uno de los no músicos más poderosos en la historia del jazz”.
La grabación está compuesta enteramente por duetos como este “They can’t take that away from me”, una canción de 1937 de los hermanos Gershwin, que se escuchó por primera vez en la película Shall we dance protagonizada por Fred Astaire y Ginger Rogers. La canción ha tenido innumerables versiones, pero ésta es la de Ella & Louis.
Norman Granz seleccionó una vez baladas para que fueran interpretadas en un tempo lento, muy apropiadas para los dos artistas y, aunque la selección fue de Granz, Armstrong tuvo en todo momento la última palabra musical sobre el repertorio.
El disco tuvo una muy buena acogida y la crítica se volcó con el LP. AllMusic dijo: “Ella y Louis hacen un equipo extraordinario… forman un conjunto vocal insuperable interpretando baladas de buen gusto”. Por su parte The Penguin to Jazz decía que “si bien los registros de Armstrong y Fitzgerald pueden no haber sido del todos compatibles, el resultado es difícil de resistir. Un gran trabajo”.
Otra de las canciones de este disco es “Cheek to Cheek”, escrita por Irvin Berlin en 1934. La canción fue escrita expresamente para que fuera interpretada por Fred Astaire en la película Top Hat. Ginger Rogers, coprotagonista de la película, y el propio Astaire firmaron una escena inolvidable que ha quedado grabada en piedra en la historia de la música y del cine.
Esta es la impecable versión de Ella & Louis.
Ella Fitzgerald había comenzado su carrera como cantante profesional en un concurso de talentos de Harlem. Curiosamente, cuando se presentó a este concurso, no había cantado nunca con una orquesta y sin embargo, ganó el primer premio. Tampoco tenía ninguna preparación musical ni recibió clases de canto. Todo lo que aprendió escuchando discos, desarrolló un estilo propio y emulando a sus artistas favoritos.
Llegó a grabar más de 200 álbumes a lo largo de su carrera. Lo hizo todo, cantó con grandes orquestas como las de Duke Ellington o Count Basie, duetos como el que nos ocupa, o en solitario, en fin, su discografía abarca una enorme cantidad de estilos, desde el jazz tradicional hasta el swing o el bebop. .
Fue la primera mujer en ganar un Grammy. Esto pasó en 1959 en la categoría de “Mejor interpretación vocal de jazz”. Claro que luego siguieron más, 13 en total. Todo un récord.
Como hemos visto, tenía debilidad por el Gran Cancionero Americano, el Great American Songbook. Con este material grabó una serie de álbumes que se consideran hoy como los mejores de su carrera, canciones de Cole Porter, Irving Berlin o George Gershwin.
Una de ellas es Abril en Paris, escrita por Vernon Duke en 1932. Esta canción estaba incluida en el musical de Broadway “Walk a little fast”. Versión de Ella y Louis.
Louis Armstrong nación en Nueva Orleans, no sabemos sin en 1900 o en 1901. Hay dudas al respecto. Abandonado por su padre al poco de nacer pasó la mayor parte de su infancia con su abuela y arropado también por una familia judía que le dio de comer, le dio trabajo en su negocio y le prestó el dinero para su primera trompeta.
Con una vez años fue arrestado por disparar al aire una pistola el día de Noche Vieja. Paradójicamente por suerte para él, le condenaron a 18 meses de estancia en un hogar para niños negros. Y allí fue donde conoció al profesor que le dio las primeras lecciones de corneta.
No fue ésta la única vez que estuvo en chirona. En 1930 fue detenido junto a la batería Vic Berton por fumar marihuana cerca del Cotton Club. Les costó nueve días de encierro. A pesar de todo, el músico siempre defendió su consumo frente al alcohol. Y es que, a pesar de su fama, sufrió como todos los rigores del segregacionismo. En 1956 el estado de Luisiana, su estado, prohibió las bandas integradas. “Me trata mejor en todo el mundo que en mi ciudad natal”, dijo indignado. No pudo volver a tocar hasta 1965.
Volvemos a la música. “The nearness of you”, una canción compuesta por Hoagy Carmichael en 1937. La canción estaba destinada a ser la banda sonora de una película pero nunca llegó a las pantallas. En la versión de Ella y Louis es Ella la que lleva el peso de la canción dejando a Louis un papel secundario en la voz y el protagonismo en la trompeta.
Louis Armstrong nos dejó un legado que sigue teniendo vigencia a través de varias generaciones. Revolucionó la forma de tocar la trompeta, su técnica y su peculiar estilo vocal removieron las entretelas del mundo del jazz dejando una marca imborrable.
Su carismática presencia en escena y su gran personalidad enamoraron a públicos de todo el mundo y prepararon el camino a futuros músicos animándoles a romper barreras y explorar nuevos horizontes.
En lo personal, su compromiso siempre fue el de la abolición de las barreras raciales y la lucha por la igualdad. Francamente, un gran tipo.
Como su música. Tiernamente, una canción de Walter Gross publicada en 1946 y que hoy es un reconocible estándar del jazz.
La contribución de Ella Fitzgerald a la música siempre ha sido reconocida, afortunadamente también en la vida. Siempre disfrutó del respeto y la admiración de sus colegas, críticos y de un amplísimo sector del público repartido por todo el mundo.
A lo largo de su carrera tuvo que hacer frente a numerosos problemas, tanto personales como profesionales. La discriminación racial era una constante en sus giras y el hecho de ser mujer afroamericana no ayudaba a nada. Solo el apoyo de algunos amigos, como Marilyn Monroe por ejemplo, permitió que pudiera actuar en algunos clubes exclusivos.
El artista siempre trató de evitar las controversias y centrarse en la música. Seguramente que este aspecto de su personalidad le haría ser una mujer solitaria. Se casó en dos ocasiones y ambos acabaron en divorcio. Adoptó un niño pero las exigencias de su carrera, las giras o las grabaciones, o lo que fuera, no le permitió mantener con él una relación estable. Esto también le provocó una profunda tristeza.
Los últimos años de su vida estuvieron marcados por su mala salud. A pesar de todo, estuvo cantando hasta el último momento. Su legado y su recuerdo hablan por si solos.
Moonlight in Vermont, una canción escrita por Karl Suessdorf en 1944. Una preciosa balada en manos de este irrepetible dúo.
Nos vamos. Solo me queda emplazaros para una nueva entrega de Nada más que música en la que podréis encontrar más música, más músicos y más historias. Os espero a todos.